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El Brujo interpreta un texto de Lope de 1607 en que plantea al Senado quién es el monstruo fiero Sergio Parra
«Los políticos actuales no tienen la grandeza de los cómicos del Siglo de Oro»

Rafael Álvarez, El Brujo

Dramaturgo
«Los políticos actuales no tienen la grandeza de los cómicos del Siglo de Oro»

El veterano actor regresa mañana al Festival de Invierno de Torrelavega con 'El viaje del monstruo fiero', basado en textos de Lope de Vega

Viernes, 7 de febrero 2025, 07:21

Conoce de sobra el sonido de las tablas del Teatro Municipal Concha Espina. Su presencia es una constante en las tres décadas de trayectoria del Festival de Invierno de Torrelavega, al que Rafael Álvarez, El Brujo (Lucena, 1950), regresa con su maestría mañana (20.00 horas) con 'El viaje del monstruo fiero', basado en los textos de Lope de Vega.

– «El público está abrumado por el exceso de información», decía cuando visitó Casyc el verano pasado. ¿Cómo dosifica la información sobre las tablas?

–Cuando estoy en el escenario estoy muy receptivo. Es como los pilotos de Fórmula 1, que entran en un estado de alerta, muy atentos, con los reflejos muy despiertos. Eso te coloca en un estado de conciencia de relajación al mismo tiempo. No estás pendiente de cosas accesorias. He ido viendo que este estado se desarrollaba por sí solo en el escenario a medida que han pasado los años.

–¿Ese estado de alerta permite disfrutar al mismo tiempo?

–Mucho más. Estás más consciente, altamente creativo. La creatividad despierta muchas cosas. Dicen que las mujeres embarazadas, a los cinco meses, tienen una explosión de hormonas muy potente y están muy receptivas, se convierten en magas, en diosas. Eso es porque están muy conectadas y la naturaleza es explosiva. En los estados creativos, también hay una fuerte explosión de endorfinas.

–¿Se produce una doble visión de la realidad en ese estado entre lo que ocurre en el escenario y lo que ocurre fuera?

–La realidad solo es una. O es realidad o no lo es. Hay muchas percepciones subjetivas o formas diferentes de percibir es única realidad. Muchos puntos de vista y ángulos, pero lo que no hay, no es real. Es sencillo.

–En esa realidad única, y atendiendo al título de la obra, ¿el actor es un monstruo fiero?

–Es el nombre que le da Lope de Vega al actor de su época. Es un personaje con mucha fuerza, un superviviente. Donde estaba el teatro Rojas de Toledo había un corral que se llamaba De la Fruta, porque allí vendían fruta por las mañanas y los actores tenían que recitar los versos compitiendo con quienes pregonaban a voces para vender su producto. Tenían que tener más fuerza en la voz y capacidad de atracción con los versos de Lope que el que estaba allí en una esquina ofreciendo naranjas a 25 maravedíes. Es un monstruo fiero que tuvo que echar dos pelotas a la vida. Pasaban hambre. Víctor Manuel les hizo una canción a todos los cómicos, como dioses de barro.

Balance

«La vida me ha regalado mucho más de lo que podría esperar en cien reencarnaciones»

–Esa práctica de batirse en voces para sacar un rédito, ¿sería comparable a lo que hacen hoy los políticos desde sus tribunas públicas?

–No admito esa comparación, porque los políticos actuales no tienen la grandeza que tenían los cómicos de entonces. Eran héroes del hambre que vivían completamente desprotegidos en una época donde era difícil sobrevivir. Los políticos actuales están todos viviendo del Estado. Es mucho más parecido un autónomo que tiene un pequeño negocio. Un político tiene sueldo fijo, como un funcionario. Estoy muy desencantado con la política actual, de todos los partidos.

–¿Con el ruido constante?

–Con ese ruido repetitivo y obsceno, poco inteligente, hipócrita y absurdo. Si a los políticos les dijeran que cada día repiten las mismas cosas del anterior y les despidieran por ello, se las ingeniarían mucho más, como aquellos actores que debían convencer al cliente. Son unos discursos tan pesados, de tan bajo nivel cultural y de una reiteración de frases hechas, tópicos y palabras manoseadas, con un lenguaje sutilmente excluyente de por sí, del que si te sales, te llaman facha o rojo. Incluso cuando aparenta ser integrador es burocrático, como de sermón.

–¿En cierto modo porque se le ha perdido el respeto a la palabra como tal y su valor?

–Sí, es una cuestión de respeto al lenguaje y de respeto a uno mismo. Cuando tú sales diciendo ciertas cosas de tu adversario ya te estás retratando tú por cómo las dices.

Monstruos fieros

«Los actores de Lope eran héroes del hambre, supervivientes en una época difícil»

–¿Admira tanto a los clásicos por el buen uso que hacían del lenguaje?

–Los clásicos del Siglo de Oro tienen una grandeza porque eran unos poetas que amaban la vida con todas sus luces y sombras. Eran muy religiosos en el sentido místico de la palabra. Sabían que la vida es breve, pasajera, pero grande y mágica. Lope de Vega tiene esa fuerza, la tiene Quevedo y Cervantes ya no te digo. La vida era muy miserable políticamente; todo eran chanchullos y los escritores eran secretarios de los duques porque no vivían de las comedias.

–¿Diría que esa visión de la vida es una de las lecciones que ha aprendido?

–Eso y haber vivido yo también mi parte, en mi época, al dedicarme al teatro, que es una elección completamente heterodoxa. Mi padre me decía: «¿A dónde vas con esto, hijo?» Y mi madre me decía: «Vete a la Caixa, que tendrás un sueldo». Una vez que eliges esto, la incertidumbre te acompaña toda la vida.

–¿Y qué le diría hoy a su padre? ¿A dónde le llevo su viaje?

–Bueno, he ido a una vida que me ha regalado mucho más de lo que yo podía imaginar en cien encarnaciones. Mucho más de lo que podía imaginar a todos los niveles; satisfacción, creatividad, vocación. Económicamente también; yo no pensaba que iba a ganar dinero con ello. Solo sobrevivir con este oficio, ya es un éxito. El fracaso era tener que poner la corbata e irte a un ministerio, a la Caixa o de director de un centro cultural. A mí me gustaba la aventura de no saber dónde iba a estar ni cómo iba a vivir al mes siguiente.

–Muchos años de aventura.

–Y sigue… Y tengo una empresa que trabaja para que yo salga al escenario, soy solo el que actúa pero hay siete personas alrededor para que eso ocurra.

–Eso impone

–Uf, que si impone. Sobre todo cuando viene el covid y cierran el teatro.

–Si, como dice, la cultura es el reflejo de la vida; qué tal nos va la vida hoy en día?

–La vida está maravillosa. Estamos viviendo un momento dentro de la historia de la humanidad en el que vamos hacia la globalización y la intercomunicación de todos los países, las razas, las culturas. A lo mejor los del Siglo de Oro vivieron algo así con la conquista de América. Es un momento increíble el que estamos viviendo, lo que está produciendo en la mente humana internet y la comunicación inmediata.

–¿Habrá una inteligencia artificial que pueda ocupar el lugar de El Brujo?

–No. La inteligencia artificial es para los que no tienen otra y en cuarenta años esto será de ciencia ficción. Hay algo que nunca podrá reproducir.

–¿El qué?

–La creatividad, la conciencia, la capacidad para equivocarte y de la equivocación sacar un acierto. Por mucho que se reproduzca su sistema de aprendizaje de forma exponencial, aprende una función de la mente humana, que tiene otras superiores. No puede ser un espíritu. Puede hacer maravillosas falsificaciones en el estilo Picasso, más rápido y con más perfección, pero no puede crear un estilo Picasso.

–¿Con qué autores clásicos compartiría una sobremesa?

–A Miguel de Cervantes. Seguro. Le amo. Era un talento y una bondad impresionante. Elegiría también a un místico, para compensar; San Juan de la Cruz, pero hablaría muy poco, así que a Quevedo, que tendría demasiada retranca.

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