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El objetivo es claro: «Redescubrir al genial artista, Pablo Picasso, a través del arte ancestral que contribuyó a revolucionar su obra». A finales del pasado año, entre los altibajos de la pandemia y con una temporada mermada, impedida de grandes producciones, el Centro Botín anunciaba ... su próximo y ambicioso proyecto expositivo, 'Picasso Ibero', que se postula como su «gran apuesta» en este 2021.
Una oportunidad para reflexionar sobre las posibles influencias del arte ibero en la obra de Picasso, y sobre «cómo el descubrimiento de un arte autóctono y 'primitivo', que coincide con un momento crucial de cuestionamiento del academicismo, contribuyó a la formación de una identidad y un lenguaje artístico excepcionales». Una «oportunidad única que pretende abrir el debate sobre las influencias y prácticas de uno de los mayores artistas del siglo XX, al tiempo que revela la belleza e importancia del arte ibero».
La puesta de largo, los detalles y su configuración definitiva, era comunicada ayer por la Fundación Botín. Una cita que se concibe como «la primera muestra de esta importancia que explora la influencia del arte ibero en la obra de Pablo Picasso. Podrá visitarse en la segunda planta del Centro Botín de mayo a septiembre. Formada por obras iberas y de Picasso, procedentes de diferentes colecciones públicas y privadas, caso de las 14 piezas de la importante colección del Museo del Louvre, está comisariada por Cécile Godefroy, y con Roberto Ontañón, director del Mupac, como comisario asociado. En 'Picasso Ibero' «participan los mayores expertos en arte ibero del mundo y promete ser una exposición irrepetible», con más de 200 piezas y 22 prestadores.
El proyecto es posible gracias a la colaboración del Musée national Picasso-París y el apoyo de la familia del artista, y cuenta con un comité científico formado por los mayores expertos en arte ibero a nivel internacional –Teresa Chapa Brunet, Hélène Le Meaux, Alicia Rodero Riaza y Rubí Sanz Gamo–, coordinado por Pierre Rouillard. Las piezas proceden de diferentes colecciones: museos como las 41 piezas del Arqueológico Nacional de Madrid, o de Jaén, Albacete, Elche, Valencia, Córdoba, Teruel, Alcudia, Alcoy, Alicante o Carmona; también de la Universidad Bordeaux Montaigne y del Museo della Civiltà Romana de Roma.
Picasso Ibero. En la segunda planta del Centro Botín del 1 de mayo al 12 de septiembre. Muestra «irrepetible» con más de 200 piezas y 22 prestadores.
Contenido. Obras procedentes de diferentes colecciones públicas y privadas, como las 14 piezas de la Colección de arte ibero del Louvre.
Producción. Comisariada por Cécile Godefroy, con Roberto Ontañón como comisario asociado, en colaboración con el Musée national Picasso-París.
Esta exposición también cuenta con importantes préstamos de obras de Picasso procedentes del Musée national Picasso-Paris, de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte (FABA), del Museo Picasso Málaga, del Thyssen-Bornemisza, del Reina Sofía, de la Fundación Juan March, del Pompidou y de prestadores privados.
Pablo Picasso se familiarizó con el arte ibero a principios de 1906 en el Louvre, donde por aquel entonces se exhibía una importante muestra de esculturas y artefactos recientemente excavados. Este descubrimiento «marcó un punto de inflexión en su investigación formal y le llevó desde una obra más clásica hasta el salto que representó el cubismo en su trabajo».
Esta exposición de Santander aporta un panorama completo de las obras del artista desde su periodo protocubista hasta sus últimos años, «al tiempo que examina el fértil diálogo que va desde el período «ibero», del que seguimos los desarrollos determinantes que llevaron a Picasso del período rosa a una selección de obras del año 1908, hasta las obras en las que resuenan –formal o conceptualmente–, los grandes temas, características y prácticas del arte ibero, siendo estas últimas las que nos llevan hacia sus últimos años de creación y que incluyen una inmensa variedad de técnicas y gestos artísticos».
Uno de los principales objetivos radica en estudiar el impacto del arte ibero sobre todos los periodos del malagueño. Por ejemplo, «parece que Picasso volvió a mirar al arte ibero a principios de los años treinta en la excepcional escultura de 'El Beso' o en los relieves 'Acróbata' y 'Guerrero'».
Cécile Godefroy califica a la muestra como una experiencia visual muy enriquecedora, que permite divulgar a un mayor número de personas la diversidad y el estilo artístico del pueblo ibero». Por su parte, Fátima Sánchez, directora ejecutiva del Centro Botín, apunta que «con esta muestra mantenemos nuestra apuesta decidida por investigar y profundizar en aspectos menos conocidos del proceso creativo de un gran maestro del arte moderno, como ya hicimos con las exposiciones anteriores de Joan Miró o Alexander Calder».
Publicación
Completa esta exposición un catálogo coeditado por la Fundación Botín y La Fábrica. Además, se profundiza en la importancia que el conocimiento de este arte tuvo en el proceso de experimentación artística y su huella innegable en el nacimiento del periodo cubista y de la obra posterior de Picasso.
La publicación incluye textos relativos a las obras iberas y a la situación de sus yacimientos, junto a otros sobre el arte de Picasso, todos ellos escritos por los más reconocidos expertos nacionales e internacionales en la materia, tales como Carmen Aranegui Gascó, Helena Bonet, Teresa Chapa Brunet, Carmen Giménez, Malén Gual, Francisca Hornos Mata, Rémi Labrusse, Silvia Loreti, Manuel Olcina Domenech, Emilia Philippot, Lourdes Prados Torreira, Claustre Rafart, Sebastián F. Ramallo Asensio, Alicia Rodero Riaza, entre otros.
Tres secciones
La museografía, diseñada especialmente por Jasmin Oezcebi, gira en torno al inédito diálogo entre las obras de Picasso y la escultura ibera, dispuesto todo ello a lo largo de un recorrido itinerante y diáfano, articulado en tres secciones.
Una presentación de lo ibero, donde recorre los senderos de esta antigua civilización, descubriendo su cultura, sus rituales y diferentes tipos y estilos de esculturas y cerámicas policromadas. Le sigue una segunda sección dedicada al 'iberismo de Picasso', que abarca los años que van de 1906 a 1908, que es cuando el artista descubre el arte ibero en el Louvre, viéndose muy influido por las cabezas votivas del Cerro de Los Santos.
En la tercera y última sección, el visitante conocerá la colección de exvotos de Picasso y descubrirá los vínculos -hasta ahora desconocidos- entre los singulares relieves iberos hallados en Osuna con obras del artista posteriores a 1908 y fechadas hasta sus últimos años.
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