Secciones
Servicios
Destacamos
César Pérez Gellida, que lleva catorce novelas matando a gente, reconoce que no podría escribir otra cosa que no sea novela negra. Sus últimos crímenes literarios, los que Antonia Matarrosa cometió a principios del siglo XX en Zafra, uno de los pueblos «más bellos» de ... Extremadura, le sirvieron para recoger la noche de Reyes el Premio Nadal, un reconocimiento del que aseguró este jueves, en el Ateneo de Santander, que «si hay un premio que cualquier escritor quiere ganar es ese». Fue el único momento en el que se puso serio durante la presentación de esa novela, 'Bajo tierra seca' (Destino), en un acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario Montañés. Un libro que surge de un personaje real, «la más sangrienta de las asesinas en serie que ha habido en Estados Unidos», que en un principio estaba planteado para ser un guion, y que de alguna forma le ha obligado a salir de su zona de confort pues sus libros están ambientados en su Valladolid natal y siempre en épocas contemporáneas. También le ha servido para entrar en una lista, la de ganadores del premio Nadal, «de la que ya nunca nadie podrá sacarme», según explicó orgulloso.
Acompañado por Manuel Ángel Castañeda, presidente del Ateneo, y por el escritor y crítico literario de El Diario Montañés, Javier Menéndez Llamazares, Pérez Gellida derrochó humor y complicidad con los asistentes a la presentación, muchos de ellos 'gellidistas' confesos. Y es que, tal y como reconoció, antes de publicar libros trabajaba en marketing comercial por lo que tiene bien claro que para vender libros, debe tener un estilo propio que le diferencie del resto de autores. «Nosotros somos nuestra propia marca y tenemos que tener algo que nos distinga de los demás. Un estilo propio y, a partir de ahí, explotarlo en redes sociales», aseguró cuando se le preguntó por su relación con los lectores. Por eso es de los que considera que en esas redes «no se puede estar a medias».
Además, los lectores, según dijo, han sido esenciales para que la novela negra sea ahora el género más leído y demandado en las librerías, incluso para que ganen premios como el Nadal, del que aseguró «en ochenta años de historia solo tres novelas de este género se han alzado con el galardón». Para él, que insistió que lo que más le divierte es este tipo de literatura, ha pasado algo parecido como con los aguacates. «Cuando yo era pequeño no se conocían y ahora no hay una sola frutería en toda España en la que no se vendan. Y si esto es así es porque se compran. Pues lo mismo pasa con este género, que hay una hornada excelente de autores y que el público lo consume. No hay que darlo más vueltas».
Tal y como contó, personalmente lo que más le gustaría es que aquellos que leen sus libros, «pierdan la noción de que eso que están leyendo es una ficción», que le acompañen en esa «aventura» y que «la vivan de la forma más intensa posible». Por ello necesita «un anclaje de realidad». Así sitúa siempre sus historias y sus personajes en lugares que existen, y que no son inventados, de tal forma que hagan que el lector vea la realidad de lo que cuenta, aunque para ello como escritor necesite documentarse abundantemente.
Compagina su labor de autor de novelas con la de guionista, un formato que encuentra «más encorsetado, pues no ha cambiando desde 1947, en el que abunda la economía de la palabra y que me proporciona poco margen de creación» y por eso necesita escribir novelas que le permitan expresar lo que no puede en esos textos. Si bien, también reconoció que «cuando escribo hago un proceso inverso al del lector, a mí me viene primero la imagen a la cabeza y luego busco palabras para describirla, mientras que a ellos les pasa la revés». Y eso ha hecho que a muchos de esos seguidores, según contó, no les haya satisfecho la adaptación de su saga 'Memento mori', que fue durante meses la más vista en la plataforma Prime Video, «porque ya tenían sus propios personajes en la cabeza». Pero aún así está más que satisfecho con esa adaptación de la que, por el momento, no le dejan decir si habrá continuación.
Para venir a Santander, Pérez Gellida, que hoy cumple 50 años, y que además luce una espléndida calva que este jueves tapaba con una gorra deportiva, no olvidó meter su secador de pelo en la maleta. «Es más fácil que me deje la ropa interior», bromeó, porque como ya se sabe el ruido de este aparato no solo le inspira para escribir sino que le calma y relaja. Eso hace que cada ocho meses tenga que comprarse uno nuevo, después de tenerlos encendidos unas diez horas al día, pero también que de su pluma hayan salido algunos de los personajes más inquietantes de la novela negra española.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.