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Viernes, 20 de noviembre 2020, 18:31
Susanna Martín será este sábado una de las ponentes de las IV Jornadas 'Astillero en Cómic', una participación que dará por videoconferencia a las 19.30 horas. La autora barcelonesa es responsable de las novelas gráficas 'Alicia en el mundo real', 'Sonrisas de Bombay', 'Sansamba', ' ... Annemarie', 'Residencia de estudiantes' y 'Ofensiva final', con guiones ajenos y propios, además de participar en numerosos proyectos colectivos, prensa, publicidad e ilustración, sin olvidar una importante trayectoria dentro del cómic infantil.
-El universo de la mujer tiene una presencia fundamental en su obra. Pero ello no debe confundirse con la manida etiqueta de 'cómic femenino'. ¿Es hora ya de desligar esos dos conceptos?
-Nunca tendría que haber existido esa horrible etiqueta en la que se nos ha metido a casi todas las autoras y que hace que, hagamos lo que hagamos, se considerará un 'subgénero' o de segunda categoría. Creo que, entrando ya en 2021, el público comiquero debería haber visto que seas quien seas y tengas lo que tengas entre las piernas, dibujas historietas. Que se siga usando esa etiqueta es preocupante y síntoma de que todavía no hay una igualdad en el oficio.
-La mayoría de sus títulos se decantan por el compromiso humano y social ¿Cree que es más necesario que nunca?
-Desde mi experiencia, en estos últimos diez años muchas ONG se han abierto al cómic porque han visto su potencial como material para sensibilizar y llegar a más gente. Que mis obras casi todas tengan una connotación social o de denuncia es porque yo soy así.
-La ironía y el humor abundan en su obra. ¿Le resultan eficaces como herramienta expresiva?
-Fue algo que aprendí de Isabel Franc. Cuando narras una historia dura y quieres mantener el interés y el ritmo de lectura, un buen recurso es usar gag o alguna escena irónica; así quitas drama y generas una sacudida narrativa en mitad de la lectura.
-Ha trabajado sobre todo con dos guionistas, Isabel Franc y María Castrejón ¿Qué tiene en común y en qué se diferencian?
-Tienen bastante en común. Las dos no venían del cómic sino de la literatura, aunque una fuera novelista y la otra poeta. Así, el tipo de guion que escribieron era bastante parecido, aunque Castrejón es mucho más visual por venir precisamente de la poesía.
-¿Cómo fue la colaboración con Jaume Sanllorente para el best-seller 'Sonrisas de Bombay'?
-Fue muy fácil. Nos conocimos en Bombay y él me contó cómo le gustaría que le retratara. Como había que actualizar su novela, tuve que ficcionar escenas y metí muchas anécdotas mías durante mi viaje a Bombay. Él estuvo encantado con el resultado final. Solo me hizo quitar los cigarrillos que le había dibujado, ya que había dejado de fumar hacía tiempo y no le gustaba la imagen que daba.
-'Annemarie' ha sido su novela gráfica más ambiciosa y la que ha le ha llevado más tiempo, ¿no?
-¡Uf, sí! Casi ocho años de producción. Y estudiando el personaje unos dieciocho años. A 'Annemarie' la defino como mi tesis doctoral, (ríe). De todas formas en ese tiempo hubo muchos parones. Al ser un proyecto personal y tan costoso en el tiempo, daba prioridad a otros trabajos para poder mantenerme económicamente.
-Para su primera novela gráfica en solitario ha elegido la 'Residencia de estudiantes' donde convivieron en los años 20 Lorca, Dalí, Buñuel y otros intelectuales de la época ¿Por qué?
-Fue un encargo de Bruguera, la editorial. Hasta entonces yo de Lorca solo había leído lo obligatorio en el instituto y poco más. Era una absoluta ignorante de ese grupúsculo. Y fue un flechazo, me enamoré perdidamente de Federico. Mis editoras además me dieron bastante libertad para poder darle la perspectiva que quise. Vi que había muchos cómic sobre Lorca, así que yo intenté contar ese período suyo desde otro ángulo y forma narrativa.
-Coordinó la antología de autoras 'Enjambre'. ¿Se ha normalizado ya la presencia de la mujer en el cómic español?
-Por desgracia no se ha normalizado. Nos siguen invitando a mesas redondas sobre 'ser mujer en el mundo del cómic' y eso hace que sigamos sin romper esa barrera. Sí creo que el camino es más duro por todo lo que aún arrastramos como tener que cuidar y criar, no tener el mismo apoyo familiar o profesional que un chico, aguantar babosadas de colegas... y el esfuerzo será siempre doble o triple, depende de la situación de la que vengas.
-¿Piensa que las dibujantes y guionistas actuales juegan un papel más transgresor?
-No creo que queramos jugar diferente ni ser transgresoras, solo queremos dibujar tebeos, como el resto de nuestros colegas hombres, y que nos dejen de clasificar o mirar con una lupa. Es lo que quisimos transmitir en 'Enjambre'.
-La temática LGTB es otro elemento esencial ¿El mundo del cómic le presta la atención suficiente?
-Sí. Actualmente hay un montón de obras con protagonistas LGTBI. Hay que seguir creando todos los referentes posibles y romper con el héroe o protagonista hegemónico blanco, heterosexual y convergente, porque nuestra realidad es ultra diversa y es genial verte reflejada en un personaje de ficción molón.
-'Ofensiva final', con guion de Miguel Ángel Giner Bou, es su última obra y aún no se ha publicado. ¿Qué nos puede adelantar de ella?
-¡Pues que os va a gustar mucho! Es una obra de ficción situada en un futuro próximo, con un fondo de denuncia sobre la tremenda relación entre los países del cono Sur y los del cono Norte. Hay mucha acción, tensión, drogas, sexo y romance... Saldrá a finales de este mes.
-¿Cuáles son sus proyectos actuales?
-Estoy realizando una novela gráfica para CEAR Euskadi sobre personas LGTB de El Salvador y Honduras refugiadas en el País Vasco y para UNRWA dos cómics de grapa sobre la situación de las mujeres palestinas en Cisjordania y el Líbano.
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