Borrar
Teresa López Ortega sale de la cueva original de Altamira, veintiún años después de que su madre lo hubiera solicitado. daniel pedriza
Visitar la Cueva de Altamira, un privilegio con 21 años de espera

Visitar la Cueva de Altamira, un privilegio con 21 años de espera

Altamira recupera la lista de inscritos entre 1999 y 2002 para visitar las pinturas en la cueva original. Después de tanto tiempo, los que por fin consiguen ver la cueva lo consideran «un regalo» que ya no esperaban

Rosa Ruiz

Santander

Domingo, 18 de abril 2021

Hace algo más de quince días Estrella Ortega García recibió un mail en su trabajo que le pareció bastante sospechoso. Llegaba del Museo Nacional ... y Centro de Investigación de Altamira y la citaban para visitar la cueva original atendiendo a una solicitud que envió hace... 21 años. «Estaba convencida de que era un timo. Hasta el novio de una mis hijas me dijo que si me pedían un número de cuenta no se me ocurriese darlo por si acaso». Dos semanas después, ella, sus dos hijas y sus respectivas parejas, incluido el más suspicaz, se ataviaban con botas y mono blanco esterilizados, para entrar a contemplar durante 35 minutos la considerada capilla sixtina del arte cuaternario y disfrutar de una visita personalizada que ya casi ni recordaba haber solicitado. «Todavía no nos lo podemos creer», comentaba el grupo a su llegada al Museo. Hasta el año 2002, que se decidió cerrar las visitas al público ante la degradación de las pinturas, para poder contemplarlas había que inscribirse en una lista. Una larga relación de nombres de todo el mundo que se seguía por riguroso orden. Diez años después se abrió de nuevo. «Entre los años 2012 y 2014 se llevó a cabo el Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso a la cueva. Uno de sus objetivos era la medición del impacto de la presencia humana y por eso en 2013 se iniciaron una serie de visitas experimentales con público. Una visita de cinco personas, una vez a la semana, durante 37 minutos, de los cuales sólo 8 son bajo el techo de polícromos, y cuyo acceso se realiza con un protocolo de indumentaria e iluminación específico. Tras ese periodo, en marzo de 2015 el Patronato del Museo aprobó este sistema de visitas limitado y controlado y, desde entonces, se han venido repitiendo todos los viernes siguiendo este mismo modelo, lo que supone un acceso de entre 250 y 255 personas al año», recuerda la directora de Altamira, Pilar Fatás. Entonces se acordó elegir a esos cinco privilegiados por sorteo entre los visitantes que llegaran al Centro de Investigación los viernes, un plus que cada semana reunía cientos de interesados que depositaban su nombre en una urna con la esperanza de ser uno de los afortunados. Con este sistema, desde el 17 de abril de 2015 hasta el 6 de marzo de 2020 accedieron a la cueva un total de 1.235 personas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Visitar la Cueva de Altamira, un privilegio con 21 años de espera