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Cuatro sedes en cuatro ediciones dan una idea del carácter singular de El Temporal. En 2021, cinco artistas iniciaron un proyecto con el que fomentar ... la creación, la reflexión y el encuentro. Para Carlos Mora, Anna Berkhof, Palo Pez, Miriam Mora y Pablo López, Uno de los desafíos del proyecto es, cada año, encontrar un local adecuado para la programación. «No es sencillo, en ocasiones la ciudad parece ofrecer alguna resistencia ante proyectos efímeros». En 2024 estuvieron presentes en el centro y también en Entrehuertas. Su propuesta se consolida, manteniendo un concepto claro: «Es esencial fomentar el diálogo y la formación, la única manera de generar nuevos espectadores, con espíritu crítico, para que lo que llamamos cultura sea más que un pasatiempo o una excusa para que los turistas viajen».El objetivo, para este año es «que El Temporal continúe siendo un espacio de encuentro, si bien cada año nos hacemos preguntas sobre su sentido y sus posibilidades». En 2025 cumplen cinco ediciones y «ya estamos pensando en una programación que tenga que ver con un ciclo que se completa».
Hace más de veinte años que Alicia Oceja y Giuliano Camilleri se conocieron. Tras unos años en Italia trabajando en el ámbito de la restauración y la encuadernación, en 2008 se mudaron a Cantabria. Es entonces cuando en un pequeño taller en Santillana del Mar nace Artpapel. Como marca registrada ha cumplido ya diez años. Una década trabajando en el ocio creativo enfocado siempre al mundo del libro. El año pasado crearon en Santander Artpapel Book Studio, una escuela de encuadernación con cursos monográficos y talleres trimestrales «para adentrarse en ese mundo». Basándose en los datos, Camilleri razona: «Somos pioneros, en Santander, pero también fuera». Sus propuestas «siempre han tenido un punto diferente» que busca redescubrir y actualizar las encuadernaciones históricas. Para ello; «hemos tenido que educar al público a partir de crear un mercado». Una labor que lleva tiempo «porque no somos una institución, sino que creemos en lo que hacemos». De cara a 2025, festivales, talleres, y una serie de iniciativas expositivas en su Espacio Libro están en su agenda.
Luisa Díaz lleva muchos años en el sector inmobiliario. 30, exactamente. Tras un cambio de local apostó por una renovación a todos los niveles. «Algo que le diera vida y mejorara la imagen del sector», expone. Vio el local, le encantó y supo lo que quería hacer: «exponer». En sus casi 300 metros cuadrados puede combinar su trabajo con «casi de todo». Quería «darle visibilidad a gente que no estaba exponiendo». Abrieron la noche de San Juan de 2016. «Enseguida la gente empezó a venir». Sus inauguraciones «tienen vida», para que los invitados puedan socializar, conocerse, hablar. Han tenido éxito «a nivel de reconocimiento» y han dado plena libertad a los artistas «para que hagan lo que crean y sienten».
El resto de galerías no les recibió con los brazos abiertos; «Decían que no éramos profesionales». Algo que Díaz esperaba. El tiempo y el hecho de «haber puesto cosas de moda en la ciudad» ha dulcificado esa relación y «ha empezado la etapa del respeto».
Para este año, tras «una experiencia muy bonita en danza» combinada con las artes plásticas, repetirá «para darle riqueza» a las propuestas.
Desde niño, Raúl Alegría soñaba con un espacio dedicado a la magia. Que combinara la tecnología y la técnica que requiere esa disciplina, con la fantasía propia del género. El año pasado llegó el momento de hacerlo realidad y creó el teatro de un mago.
«Todo lo que hay en mi teatro es la tecnología que hace falta para desarrollar un espectáculo mágico», incide. El espacio se ha ido abriendo a otros campos, como actos de empresa, convenciones, entregas de premios…Basculando siempre «en torno a mis mundos: magia, circo y cabaret».
En todas las propuestas que ha habido en su primer año han resgitrado, al menos, un 70% de ocupación. Reivindica que «cuando los espectáculos son de calidad, hay público que responde». En su caso, ninguno de esos espectáculos, muchos de ellos referentes internacionales, llegan a la programación sin pasar el filtro de haberlo visto en directo. «Esto es totalmente original en Santander, no había un espacio así».
Para 2025 tienen previstos «grandes nombres» y quieren «seguir sembrando de este mundo que es el nuestro».
Casi por casualidad, el lugar y sus ideólogos se encontraron. Alberto Suárez y Alvar Espejo se declaran enamorados del Cabildo. «Creemos en el potencial del barrio». Contribuir a su transformación a través de la cultura fue su elección. «Que se convirtiese en un punto de encuentro para colectividades que existen en Santander, pero no tienen un lugar». El proyecto «va muy rápido». Se han sentido respaldados por el Ayuntamiento desde que abrieron en el mes de abril. El alquiler profesional del recinto les permite programar eventos culturales gratuitos, asumiendo los costes de las presentaciones y actividades. Han formado una asociación de artistas residentes en Santander y preparan una muestra colectiva. «Damos facilidad a emprendedores y artesanos que necesiten un espacio efímero como carta de presentación». La respuesta ha sido «muy positiva». Alta afluencia de gente a todas las propuestas y vecinos contentos. Como meta quieren permanecer y que el espacio «forme parte de la sociedad y que el ruido de la calle sea de gente divirtiéndose y no de maletas ocupando pisos turísticos».
Desde su origen, hace unos 15 años, Carmen Quijano Studio tiene «un carácter mutable». «Cuando trabajas en el ámbito de la cultura, de manera independiente, buscas generar alianzas con otros proyectos o profesionales por el enriquecimiento que ello conlleva», explica la gestora. Fruto de esa concepción, en un ecosistema «complicado» ha desarrollado muchos proyectos colaborativos, que le han aportado «una visión más amplia y un aprendizaje continuo».
Desde su ubicación actual, en el centro, que comparte con Nocapaper Books & More, su meta es desarrollar proyectos fomentando lo social, cultural o didáctico, relacionando a los profesionales de la cultura y la ciudadanía, «facilitando la cercanía de ésta con la creación artística y la cultura contemporánea», a través de actividades que fomenten nuevas maneras de contemplar el arte y profesionalizar a los agentes culturales.
A su juicio, cada vez hay mayor interés en posicionar a la cultura como un bien de primera necesidad, pero el camino es largo ynecesitaría de un cambio estructural a nivel nacional».
AJurate Sodeikiene, su trabajo en Lituania la situó «en un mundo de artistas». Cuando por una serie de casualidades decidió instalarse en Santander pensó que «una galería de arte con vocación internacional podía tener futuro en esta ciudad cuya actividad cultural está creciendo». Las obras de artistas lituanos, franceses y holandeses, además de españoles y especialmente cántabros que pueden verse en Balta Gallery «son una declaración de principios», expone. Considera que «la realidad cultural de Santander está cambiando para bien, con una importante oferta cultural en todos los ámbitos, el púbico y el privado». En 2025 espera consolidar un proyecto «en el que he puesto mucha ilusión». Así seguirá presentando artistas, apostando por la pintura. «No voy a adelantar nombres, pero la idea es hacer algunas individuales, algunos diálogos, que son tendencia en todo el mundo, y naturalmente, alguna colectiva». Con ello, se irá plasmando y concretando esa idea de galería con la que ha montado Balta Gallery, «y creando ese lugar de encuentro que espero que llegue a ser».
Hace apenas un año nació una de las propuestas más recientes, Mecha Estudio. Una galería concebida como «un lugar abierto al público donde se pueden descubrir nuevas propuestas», combinada con una zona privada de trabajo donde Casilda Pérez del Molino, su fundadora, realiza sus proyectos de ilustración y pintura.
Pérez del Molino regresó a Santander tras ocho años en Madrid «explorando y conociendo propuestas similares» que le resultaron inspiradoras. Contaba con una ventaja importante: el local que ocupa Mecha, en la calle Magallanes 48, es propiedad de su madre. Lo restauraron y se transformó en lo que es hoy.
La gestora y artista considera que «el ecosistema cultural en Santander está evolucionando bastante rápido estos últimos años, y eso está genial, pero aún enfrenta ciertos desafíos». Entre ellos, la carencia de espacios accesibles para artistas más jóvenes y emergentes en una ciudad pequeña y cómoda. «Sería ideal contar con más apoyo, tanto económico como institucional, para fortalecer el tejido cultural y garantizar una sostenibilidad a largo plazo»
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