«La provocación hace más falta que nunca en esta era del Tik Tok»

-Terminó siendo parte de la obra que veía como espectador. ?¿Cómo recuerda los inicios?

-Recuerdo que el principio fue, como casi todas las cosas que hacemos en España, que al final te toca currar a contrarreloj para poder hacer las cosas. Fue como un curro de cierta presión, pero a mí me va muy bien esa forma de trabajo. En The Hole cantas, bailas, hay stand up comedy, monólogos más actorales… Tuve unos grandes maestros que son parte de mis propios compañeros, que viene de disciplinas circenses o de danza, y el aliciente de crear al maestro de ceremonias que interpreto, para lo que me ayudó Alex O´Dogherty, que fue a quien vi hace diez años haciendo ese papel y quien me conquistó con su trabajo. Poder crear de cero un personaje con su ayuda, con tintes de El Sombrerero Loco o La Máscara, y con parte de cada maestro, ha sido un gran proceso que estalló como una botella de champán. Eso es The Hole; una fiesta.

-En ese proceso creativo ha podido añadir elementos según iba descubriendo a su personaje

-Sí, de hecho, The Hole es un espectáculo muy vivo, muy actual, que seguimos renovando para cada ciudad, del que seguimos sacando coñas a partir de las noticias, por ejemplo. Siempre vamos aportando cosas nuestras y nos vamos sorprendiendo. Cada The Hole acaba siendo diferente porque una parte importante es el espectador y de lo que ellos nos dan, sacamos algo.

-Esa atención constante a la actualidad, implica estar pendiente del día a día

-En mi caso soy de nacimiento curioso y me gusta estar al tanto de las noticias. Y hay noticias que nos salen por todos lados constantemente. Me gusta estar actualizado y reseteo la base de datos casi a diario.

-¿Actualizado sí, pero esclavo de las redes sociales y la exposición mediática?

-Hay un poco de todo. AL final yo mismo me veo frenándome cuando voy a publicar algo. Parece que si no colgamos no existimos y creo que es una lucha también de sentirme parte de esta generación que ha venido con las redes sociales. Me ha ayudado a valorar el momento y no estar pegado a un móvil, como cuando vas a un concierto y te preocupa más grabarlo para contar que has estado en lugar de vivirlo.

-Si no colgamos cosas no existimos, y si no representamos determinadas cosas, como su personaje de Alba o de Jhony Chico.

-Creo que sí, además en el caso de Chico es algo que escogí contar y en el de 'La que se avecina' es algo para lo que me escogieron y creo que en ambos proyectos ha sido guay poder dar voz a personajes que no la tenían y generar un debate al respecto. Estoy muy orgulloso con mi trabajo.

-¿Ha sentido responsabilidad en esa labor?

-Sí, cuando de alguna manera representas a una minoría que necesita un extra de cariño, de protección o de defensa, es inevitable preguntarse si lo estás haciendo bien, cómo podría hacerse mejor y evolucionar con ello.

-Ha utilizado el verbo elegir con 'Johnny Chico' porque ha sido quien ha aplicado su criterio para desarrollar el proyecto. ¿Cómo cambia la forma de trabajar?

-Elegir es todo un privilegio y sobre todo porque elegí a quien quería que lo dirigiese, que fue mi profesor de teatro de cuando yo tenía 14 años en mi pueblo de Castellón. Más allá de maestro de teatro ha sido maestro vital en muchos aspectos y creo que desarrollarlo junto a alguien con quien tengo tanta amistad, ha permitido personalizar mucho más el proyecto, que ya de por sí estaba escrito, en Australia, en los 90, por Stephen House, pero poder darle una vertiente un tanto diferente en la traducción, el espacio escénico o lo que nos apetecía contar, ha sido muy especial.

-Este año ha recibido el premio a Mejor Actor de Teatro en los Premios Cinemagavia, el año pasado fue finalista de los Premios Max y de la Unión de Actores. ¿Es una meta o un aliciente?

-Creo que un aliciente y que la meta es el infinito. Soy bastante ambicioso y siempre tengo sed de más. Es una profesión que, como se ha dicho mil veces, es de fondo y siempre encuentro cosas que me motivan a seguir. Estos alicientes me ponen, claro que sí.

-Parte del argumento de The Hole consiste en contar una peculiar historia de amor. ¿El amor sigue siendo el eje de las mejores historias?

-Sí, es universal. Si hasta en las historias de Marvel que parece que van a acabar pegándose, aparecen historias de amor. Creo que está presente en todo y es lo que moviliza al ser humano, ya sea por una persona o por tu profesión. En el caso de The Hole, estamos hablando del amor por una rata, si vamos un poco más allá, se lee entre líneas el ama a quien te de la gana, que es The Hole, ese canto a la vida y el amor libre.

-¿Sigue haciendo falta provocación?

-Nos encanta lo provocativo, lo que se sale de la línea. Creo que hace más falta que nunca la provocación porque vivimos en la era Tik Tok donde las historias son de 15 segundos y necesitamos cada vez imágenes e historias más heavys para engancharnos. También está el lado contrario; nos enganchan historias más costumbristas, como está pasando con 'El Pueblo'. Hay una mezcla, pero en la gente joven hay una sed de cosas punkies que se salgan de la línea y nos llamen la atención.

-Decía que quería vivir muchas vidas y emociones de todo tipo intensamente. ¿Lo ha conseguido?

-Si es que tengo 32 años. Me quedan tantas emociones por vivir, que me doy por satisfecho hasta la fecha pero sigo teniendo sed de más.