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La Horadada –el islote con arco natural destruido por un temporal en enero de 2005– es uno de esos símbolos icónicos que cada ciudad gestiona de manera diferente en función de sus significados y valores ligados a la memoria, la leyenda y al propio imaginario ... popular y colectivo. Ahora un proyecto que funde lo artístico, lo histórico, pero tambén sus posibilidades de intervención funcional, plantea recuperar el arco de la isla que simboliza la fundación mítica de la ciudad de Santander. La idea es recrear, restituir o reconstruir con cristal las formas de la piedra desaparecida bajo el mar al inicio de ese año.
El proyecto responde a una concepción y desarrollo del artista santanderino José Cobo y del arquitecto y urbanista Clemente Lomba, quien fuera decano del Colegio de Arquitectos, a modo de recreación de la Isla de la Horadada
El fundamento estético y conceptual de la obra reside en la relación entre sus tres elementos: la roca de la isla, el cristal ultraclaro y el arco que forman entre ambas. El diálogo «entre la piedra original de aspecto sólido y natural, visualmente pesada y de color oscuro y la aparente inmaterialidad del cristal transparente y etéreo», construido con la superposición de láminas de escala geológica, enmarcan el tercer elemento que es «ese hueco del arco que se dibuja nítido sobre el horizonte».
El cristal transparente permite ver el paisaje detrás de la pieza. Por la noche se ilumina con una tenue luz lunar que desde su interior se hace visible sin iluminarla. El lugar, reza la memoria, es el de la llegada de los restos de San Emeterio y San Celedonio, que con su irrupción en la barca de piedra modelaron la Horadada y fueron convertidos en patronos de la Santander medieval que, apoyada en la Abadía, se incorpora a la Cristiandad». La pieza se sitúa donde la historia de la ciudad ha ido dejando trazas esenciales: «Desde los restos de la villa romana a la isla de la piedra horadada; del Palacio y las Caballerizas a lo que es hoy en día la UIMP y su Paraninfo, todos bajo la intensa autoridad de la geografía de este lugar». La Fundación Caja Cantabria, de la mano de su director Juan Muñiz y su equipo y del historiador del arte y crítico Fernando Zamanillo, acogieron la idea de Cobo y Lomba con el fin de visualizar la concepción del proyecto. Para ello la entidad con sede en el Casyc organizará una exposición este año que divulgará el proyecto. Los promotores de esta idea han concebido la elaboración de una maqueta a escala 1:10 que se expondrá en la sala del Casyc UP.
En torno a ese prototipo se presentarán imágenes, esquemas, dibujos y objetos relacionados con la Horadada, distribuidos en cuatro bloques o apartados: «Geografía, historia, tecnología para la construcción en la bahía y su significado artístico en el contexto del arte contemporáneo». En principio el proyecto públicamente no tendrá su puesta de largo hasta el otoño con el punto de mira puesto en 2025, cuando se cumple el vigésimo aniversario del temporal que destruyó la parte que ahora el artista y el arquitecto pretenden recrear con el fin de recobrar su poderosa simbología y presencia. La exposición y la maqueta por parte de la Fundación Caja Cantabria es una iniciativa al margen de una posible materialización del proyecto: la ejecución de la obra final a gran escala en la bahía de Santander, ya presentada hace meses al Ayuntamiento. Según sus diseñadores, se busca «recuperar el carácter mítico del lugar con un nuevo significado, más sutil y explícito al tiempo, dado que la desaparición de una parte de la isla queda ahora restituida con ese material transparente que en sí mismo refleja la presencia en la ausencia, la presencia en la imaginación y la memoria».
La forma de la piedra desaparecida reconstruida en cristal parte del escáner e hipótesis de reconstrucción de las rocas que se desprendieron de la Isla de la Horadada, recuperadas del fondo del mar dos años después de su desprendimiento. El conjunto de cristal, explica Cobo –cuya última intervención pública ha sido la escultura homenaje al Concurso de Piano– se construye por la superposición de láminas de cinco centímetros de espesor cada una en estratificación ascendente. En las zonas más irregulares «la superposición de capas proporciona curvas de gran plasticidad a modo de planos topográficos o de isobaras que describen fuerzas». A juicio del artista,En la 'nueva' Horadada confluyen los elementos para crear una rica simbiosis asociativa entre la naturaleza, la historia y el arte. En definitiva, el proyecto persigue «recuperar la forma de la isla restituyendo la parte desaparecida con un material rico y lleno de contenido». Metáfora de lo que debe permanecer en la memoria, «la presencia casi intangible en la isla que encarna el mito fundacional».
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