Radovan Vlatkovic | Músico
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Radovan Vlatkovic | Músico
«Se puede conocer la historia de nuestra civilización siguiendo la de la trompa»Hace ya 22 años, los mismos que tiene el Encuentro de Música y Academia, que Radovan Vlatković (Croacia/1962) viajó a Santander para impartir sus conocimientos de trompa a los participantes de este gran festival de talento musical que celebra la Fundación Albéniz en ... la ciudad. Así que no le cuesta dedicar todo tipo de halagos a la región –«conozco bien Cantabria y adoro su gran riqueza cultural» afirma– y a los jóvenes músicos que, en cada edición, le sorprenden con su talento. El también profesor titular de la Cátedra de Trompa de la Escuela Superior de Música Reina Sofía desde el curso 2000/01, confiesa con un punto de orgullo, que una de las cosas que más le emociona es encontrarse por el mundo con alguno de estos alumnos que, tras su paso por el Encuentro, forman parte de las grandes orquestas europeas o pertenecen a importantes grupos de música de cámara. «Eso me parece una señala de que algo estoy haciendo bien y que aún aporto algo al mundo de la música», indica.
–En su página web afirma que la trompa ha reforzado su creencia de que es posible lograr un mundo mejor.
–Bueno así dicho es una versión muy reducida, (ríe), pero sí, creo que podemos contribuir a cambiar el mundo con la música. Lo veo muy posible. La música proporciona una gran energía positiva y es fantástico ver a toda esta gente joven que se dedica a ella con tanto esfuerzo y trabajo. Son personas que trabajan en potenciar su talento y potencial y aquí en el Encuentro de Santander, con el concepto que ideó Paloma O'Shea, se les proporciona una gran oportunidad.
–¿Qué oportunidad?
–Antes de venir a esta entrevista estaba trabajando con uno de estos alumnos y estaba encantado porque ayer había tocado en un concierto fuera de Santander que fue un éxito. Esto es lo máximo porque si en algo debemos preparar a nuestros alumnos es para que puedan comunicarse con el público. Es cierto que la música es más abstracta que otras artes pero cuando se crea esta conexión entre los músicos y entre nuestro público se vive algo mágico. Una magia que me recuerda a una visita que hace mucho, mucho tiempo hice a las Cuevas de Altamira para ver las pinturas originales. El arte visual y la música tienen algo místico que se ha mantenido hasta hoy en día.
–La trompa, su instrumento, no es tan conocido como el piano o el violín. ¿Qué tiene de especial?
–Su antigüedad, es un instrumento muy viejo y se puede seguir la historia de la civilización mirando un poco la historia de nuestro instrumento.
–Cuéntenos un poco de esa historia
–En España se conoce como trompa, en América Latina como corno. Sus orígenes se relacionan con el sonido que salía cuando se aproximaban los labios al cuerno de un animal y se utilizaba como instrumento de comunicación o para enviar señales. También tuvo usos militares. Se tocó en el Imperio Romano, en los países escandinavos y en muchas culturas. Se han hecho trompas con cuernos de animal, con conchas marinas, de madera y metal... El caso es que en los museos de todo el mundo hay muchas representaciones de este instrumento y a mí me apasiona descubrirlas durante mis viajes porque compruebo que es un instrumento muy antiguo, pero también que tiene su fascinación y belleza.
–¿Cómo describiría su sonido?
–Cuando se toca bien, en una sala de conciertos por ejemplo, está muy presente, pero de una forma que podríamos decir que es indirecta.
–¿Está queriendo decir que es un instrumento discreto?
–La trompa no es un instrumento tan penetrante como otros más agudos, como la trompeta o la flauta, pero sí es cierto que cuando se toca en la orquesta o en un conjunto de música de cámara destaca por la calidez que aporta a la mezcla del sonido. Tiene una gran capacidad de transmitir emociones y de dar mucha expresión aunque a veces no lo notemos.
–¿Cómo llegó usted a la trompa?
–De una forma casual. De pequeño viví en los Estados Unidos. Mi padre era químico, y trabajaba como investigador en una universidad norteamericana. Allí conoció a un joven trompista que acabó siendo mi primer profesor. Yo tenía 5 o 6 años, con lo cual no fue una elección propia, pero con el tiempo y algo de suerte– la de poder seguir los estudios en mi ciudad en Croacia antes de saltar a Alemania– decidí seguir con este instrumento y me ha permitido viajar por todo el mundo.
–¿Qué destacaría de esa trayectoria?
–Lo mucho que he aprendido de otros grandes músicos. Me siento un privilegiado que ha tenido la suerte de conocer el repertorio tradicional, pero también el más contemporáneo y a grandes compositores del siglo XXI como Krzysztof Penderecki que, por desgracia, falleció durante la pandemia de covid.
–Fue uno de los músicos invitados en este mismo Encuentro.
–Sí, sí. Lo recuerdo bien y también he coincidido con él en un festival en EE UU. Penderecki compuso un concierto para trompa y orquesta maravilloso que tocamos aquí, y también escribió otras obras menores para mí y por eso me siento tan privilegiado de haberlo conocido.
–Ahora es usted el que enseña, ¿qué poso le gustaría dejar a sus estudiantes?
–Hace más de 30 años que empecé con la enseñanza y esa experiencia se ha convertido en fascinación por los jóvenes artistas, como estos que están estos días en Santander y que tienen un nivel instrumental muy alto. Mi único deseo es que encuentren su camino, su propio lenguaje y que se sientan bien en todos esos retos que se van a encontrar durante sus carreras. La enseñanza me da mucha satisfacción y el éxito de los alumnos me enriquece casi más que los míos propios.
–Ha tocado con algunas de las más grandes orquestas del mundo. ¿Hay algún concierto que recuerde en especial?
–Me cuesta destacar un concierto más que otro, pero sé que nunca olvidaré uno que ofrecí con la Sinfónica de Londres en su ciudad porque me llamaron con poco tiempo para sustituir a un colega que tenía un problema con un diente y apenas tuve tiempo para prepararme. Tocamos el Concierto nº2 de Richard Strauss y tuvo mucho éxito.
–¿Hay algún repertorio que le guste más que otro?
–Para nuestro instrumento los más conocidos son los cuatro conciertos de Mozart, los de Richard Strauss y los más antiguos de música barroca, del clasicismo romanticismo y algo del siglo XX, pero creo que una parte de nuestro trabajo, además del de la pedagogía es el de contactar con los compositores para ayudar a crear nuevas obras. En enero estrenaremos con la orquesta de RTVE una de Fabián Panisello, profesor de composición y colega de la Escuela de Música Reina Sofía.
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