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Puente Viesgo cambiará la forma de gestionar el arte rupestre de Cantabria

Puente Viesgo cambiará la forma de gestionar el arte rupestre de Cantabria

Un edificio «pétreo» de tres bloques e «integrado en el Monte Castillo» redirigirá las visitas al resto de cuevas y aunará exposición y actividades

Marta San Miguel

Santander

Domingo, 23 de septiembre 2018, 15:33

El turismo cultural ya no es lo que era. Mientras las nuevas tecnologías se adueñan de los museos y convierten el conocimiento en algo que sube el PIB de las regiones, las cuevas de Cantabria quieren superar el papel de hitos históricos cuyas visitas se cuentan por cupos limitados. ¿Cómo puede crecer su impacto en el discurso cultural de la región?

El futuro edificio de Puente Viesgo, cuyo diseño distribuido en tres bloques de «estética pétrea» ocupará 1.524 metros cuadrados, está llamado a cambiar la estrategia de gestión del arte rupestre. Además de recepcionar las 90.000 visitas anuales de Monte Castillo, actuará como una «lanzadera», redistribuyendo ese público hacia el resto de cuevas Patrimonio de la Humanidad, seis de las cuales están abiertas. Por otro lado, ampliará la experiencia cultural de forma que la visita a las cuevas no termine cuando uno sale de nuevo a la superficie, sino que se completará con actividades y talleres que completen su compresión. En tercer lugar, está la exposición permanente que va a albergar la sala de 500 metros cuadrados, y que apostará por el arte rupestre en todos sus periodos y temáticas, y por tanto, complementará el discurso expositivo del Mupac (recorre toda la Prehistoria) en Santander, y el Museo de Altamira (Paleolítico superior), en Santillana del Mar.

De esta manera, y con sus tres objetivos bien claros, el proyecto estrella para el arte rupestre de la región ha tomado forma, y lo ha hecho en el sentido literal del término con la recreación virtual realizada por Sukunfuku Studio, los arquitectos cuya propuesta fue la más valorada entre las cinco presentadas al concurso público, y que ahora están inmersos en la redacción tras haber publicado el Boletín Oficial de Cantabria su adjudicación.

El anteproyecto deja claras las intenciones estéticas y funcionales del edificio, diez años después de que el municipio comprara el terreno de 11.000 metros cuadrados donde el Gobierno de Cantabria (a quien cedió el suelo) va a construirlo: «El lugar posee unas condiciones excepcionales de localización», dice el arquitecto Miguel Huelga de la Fuente, por lo que la propuesta ha buscado «controlar el impacto visual de la edificación» y convertir el entorno en un atractivo más del centro. «Nuestra respuesta fue proyectar un edificio con líneas simples y esbeltas, que se adaptase ligeramente a la topografía», dice su compañera de estudio, la arquitecta cántabra Iria de la Peña. «Pensamos en un monolito que fuera creciendo levemente en altura a medida que el programa interior lo requería. Por eso, unimos los tres volúmenes con una cubierta única, de carácter pétreo relacionada matéricamente con el corazón de las cuevas, de piedra».

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Diez años del proyecto

Mayo de 2008: Puente Viesgo compra el terreno de 11.000 m2.

Julio de 2008: Declaración de las cuevas Patrimonio de la Unesco.

Agosto de 2008: Firma del acuerdo de cesión del terreno, que pasa a ser del Gobierno de Cantabria.

Hasta 2016: El proyecto está parado hasta que el consejero Ramón Ruiz anuncia su construcción.

Agosto de 2017: Se aprueba el pliego técnico para el concurso.

Marzo de 2018: Sale a concurso con Mañanes como nuevo consejero, pero en mayo queda paralizado por un recurso.

Julio de 2018: Se adjudica la redacción del proyecto a los arquitectos de Sukunfuku Studio (Gijón).

El diseño se agrupa en tres bloques estéticos que contienen el área para el público y el área privada. El área pública está subdividida a su vez en dos partes: la zona de exhibiciones (una sala de 500 m2 y otra multiusos para muestras temporales de 75 m2), y la zona de recepción y servicios, junto una sala multiusos para conferencias (148 m2). En el área interna, restringida la público, estará la parte dedicada a la conservación y el laboratorio (que ocupará un espacio de 50 metros cuadrados) y el archivo y la biblioteca (también 50 m2). Los tres volúmenes se articulan y organizan en torno a un patio central, que distribuye y conecta todos los espacios, explican los arquitectos. De esta manera, el volumen resultante con forma de 'C', «se enfrenta a la pendiente natural de la parcela, que cierra el edificio creando un graderío verde», dicen los arquitectos.

La montaña pasa así a formar parte del diseño, «se convierte en protagonista y elemento articulador del edificio, invitando al visitante a subir y disfrutar de las vistas de Puente Viesgo desde una cota más alta, o actuando como equipamiento asociado al patio, con gradas naturales para eventos al aire libre».

Sin plazos mediante, más allá de los cinco meses de margen que establece el pliego de condiciones, y que puede variar según la revisión de los técnicos de la Administración cuando lo reciban, se fija el horizonte del 2019 como punto de partida para un proyecto «largamente anhelado por todos», como sostiene el consejero de Cultura, Francisco Fernández Mañanes: «Era necesario que el municipio de Puente Viesgo, que alberga las principales cavidades con arte Paleolítico de la región, tuviera un espacio acorde con la singularidad de este legado, que fuera un espacio tanto para su difusión, como para seguir potenciando las políticas de protección», dice el consejero.

Su departamento destinará tres millones de euros para este Centro de Interpretación, «que se unirá a la construcción de la sede definitiva del nuevo Mupac en el centro de Santander, para sustentar juntos la identidad de Cantabria como territorio de cultura, arte y conocimiento». El objetivo, por tanto, está claro en el horizonte: «Este edificio es esencial para la difusión de nuestro patrimonio de arte rupestre, con diez cuevas Patrimonio de la Humanidad», subraya Fernández Mañanes. Y será desde Puente Viesgo, no sólo por la presencia de cuatro de las diez cuevas distinguidas por la Unesco, la localidad con mayor número de cavidades juntas, sino también por la situación geográfica estratégica que tiene para llegar al resto de cuevas prehistóricas de la región: a 7 kilómetros está la cueva de Horno de la Peña, a 15 está Altamira y también a 15 kilómetros la del El Pendo. La más alejada es Covalanas, a 60 kilómetros.

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Situación estratégica

El volumen de visitas previsto ya ha hecho mover ficha al Ayuntamiento de Puente Viesgo. «El primer paso está dado, es un edificio muy digno y muy bien integrado en la montaña, que aparte de recibir a los visitantes de las cuevas, va a ofrecer talleres y actividades en las sala multiusos», dice el alcalde, Óscar Villegas. Y concluye: «Tiene todos los condicionantes para que sea un éxito». Por eso, en previsión, el Plan urbanístico del municipio ya contempla la dotación de suelo de servicios para un terreno aledaño al futuro Centro, y que, según anuncia su alcalde, convertirán en un aparcamiento.

«El proyecto contempla un parking para cien vehículos, pero no es suficiente, así que en previsión ya lo tenemos listo en el PGOU, sólo falta comprarlo», dice Villegas, que sabe que tiene entre manos un proyecto largamente demandado por su antecesor en el cargo, el regionalista Rafael Lombilla (edil durante 27 años y que dejó el cargo dos meses antes de sacarse a concurso la redacción del proyecto). La ausencia de un centro que referencie y sitúe en el mapa del arte rupestre de la localidad de Puente Viesgo, con la riqueza del arte de sus cuevas, no sólo en cantidad sino en la amplitud de periodos y técnicas que contemplan sus paredes, hace que los diez años se hayan hecho aún más largos para ver cumplida una actuación tan estratégica como «anhelada».

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Puente Viesgo, un nuevo formato cultural: «La configuración del Centro ya desvela intenciones»

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El diseño del edificio no es sólo una apuesta estética, sino que la configuración arquitectónica de los espacios de Puente Viesgo «desvela las intenciones» del nuevo formato cultural que supondrá el futuro Centro de Arte Rupestre. Lo explica el director de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Roberto Ontañón, que en la comisión asesora en la que participó, previa al concurso, ya dejó claras las líneas maestras que el futuro espacio debía reunir para adecuarse al papel que la cultura le tiene preparado.

Los arquitectos de Sukunfuku Studio han diseñado un equipamiento con «capacidad para recibir e informar a los visitantes, gestionar los tiempos de espera, asimilar la llegada de grupos de personas, en muchos casos niños, y proporcionar un área de intercambio adecuada entre vehículos privados, autobuses y sendas peatonales de acceso a las cuevas». La razón: generar movimiento en nombre de ese papel de «lanzadera» hacia otras cuevas. Pero ¿y por dentro?, ¿cuáles son los retos desde un punto de vista científico? «No es un museo, pero uno de los puntos fuertes es la gran exposición del arte rupestre que tendrá que contar con las herramientas que tenemos a mano de la realidad virtual y nuevas tecnologías», dice Ontañón.

«Lo que hicimos para el desarrollo del proyecto fue convocar una comisión asesora con miembros de la Universidad de Cantabria y de otros ámbitos de la gestión del arte rupestre, y crear un programa de necesidades que pudieran convertirlo en un centro abierto al público capaz de poner conocimiento a su alcance, y al tiempo, ser un centro de conservación de las cuevas, y que lo último en la investigación del arte paleolítico de Cantabria estuviera a disposición de los visitantes».

Su apuesta para lograrlo es un proyecto museográfico que supere el concepto clásico de mero expositor o receptor de visitantes. Lo estático, una vez visto, ya no vuelve a atraer público, de ahí que la combinación de talleres y actividades sea otra de las claves estratégicas: «Con la exposición permanente, y por otro lado con actividades relacionadas con la Prehistoria, el edificio ofertará conocimiento y contenido a los que no pueden entrar a las cuevas dado el cupo limitado que tiene su acceso por motivos de conservación», dice el investigador Daniel Garrido, coordinador de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria, desde los despachos del Monte Castillo. En ese sentido, el tratamiento de las zonas exteriores «permitirá ofrecer actividades al aire libre complementarias a la visita», según se desprende de la memoria presentada por el estudio asturiano, pero la clave para que el edificio cumpla ese papel transgresor es modificar el concepto de consumo cultural: «Hay que hacer ocio cultural, que la gente vaya a consumir cultura, no un espacio donde sólo se vean paneles, fotos y texto, sino desarrollar actividades y que sea divertido, esa es la clave del éxito», dice Garrido.

Historia de la Prehistoria

Otro de los aspectos paradigmáticos de la gestión cultural es la identificación de la sociedad con su propio patrimonio. En ese sentido, el prehistoriador cántabro propone que los contenidos hagan referencia «a la historia de la Prehistoria», es decir, a los 115 años que tienen las cueva del Castillo, pero no sólo con grandes nombres que han participado en su descubrimiento y conservación, sino también «los de la gente del pueblo y cercanías», afirma. «Hay que darles protagonismo, además de a los guías que han puesto en valor la cavidad; es la única manera de que sientan el patrimonio como propio».

Y por eso cita el salón multiusos para charlas y conferencias que está proyectado: «Puede servir para proyectar cine especializado, pero también para que la propia gente del pueblo acceda a ese recinto, y que además de ser un recurso arqueológico, lo usen y se creen afinidades entre el bien cultural y la propia localidad. Hay que acercar a la gente de la localidad para que lo sientan como propio, no que lo vean como una cueva que está ahí arriba donde vienen visitantes».

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