Secciones
Servicios
Destacamos
Entre infinitos verdes y brisa marina, en Pechón, en lugar de flores crecen figuras de cerámica. Robustas, pero de perfiles delicados, van tomando forma entre las manos de María Antonia Sánchez Escalona. En ese rincón de Cantabria, donde desde hace 20 años le gusta «sentirse ... ermitaña», la artista ha concebido las 25 piezas que componen la colección 'Constelaciones', que desde hoy y hasta el próximo 15 de septiembre, puede verse en la Fundación Caja Cantabria.
Bustos, cabezas, torsos sólidos se reparten por la sala, inundada de luz natural, que contrapone el brillo blanco con el azul de las piezas. También el que le enmarca la mirada a la artista, con un grueso trazo añil. Un color trabajado. «Cambiar los componentes de los pigmentos, o subir cuatro grados la temperatura del horno hacen que todo cambie», explica la autora. Una herramienta que define como mágica. «La última palabra siempre la tiene el horno. El resultado final es siempre una sorpresa en el proceso de búsqueda», argumenta con una voz fina y delicada, casi líquida, que contrasta con la potencia espacial de sus creaciones.
Sánchez Escalona se define a sí misma como una pintora que hace escultura. Un proceso resultante de una crisis vital que le acercó a una nueva disciplina. «Sentí la necesidad de reinventarme, de dar un nuevo impulso a mi obra». Así nacieron sus figuras en cerámica.
Para Fernando Zamanillo, crítico de arte, Sánchez Escalona es «un ejemplo porque nunca abandonó el orden de la belleza, con esa visión que tiene de la realidad figurada, pero con fundamento, dentro del orden clásico».
Una visión que la artista conecta con las señales del mundo que la rodea. «Me atrae desde siempre el misterio del universo, la actitud ante lo inaccesible, los orígenes, la naturaleza y los materiales que proceden de la tierra». Un planteamiento en enlaza con el título de la muestra. «Mis 'criaturas', como yo llamo a mis obras, son para mí constelaciones de la tierra».
Contemplar las constelaciones es para ella un proceso que implica admiración, silencio, paz, reposo y misterio. «Estas emociones son algunas de las que yo percibo –dice– y las que intento transmitir».
Energía es también lo que traslada a quien la rodea. A sus 80 años, una edad que está lejos de aparentar, maneja cada voluminosa pieza y compone las formas finales como si de corcho y no de cerámica se tratase. «Tiene clarísimo cómo quiere que sea cada cosa», señala Juan Muñiz, director general de Caja Cantabria. Destaca, además, su formación en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde obtuvo el Premio Fin de Carrera en 1966. «Ser aceptado en la academia era ya sinónimo de ser un artista». Echando la mirada atrás, recuerda la primera exposición de la madrileña en Cantabria, en el año 73, cuando sus obras colgaron en la galería Trazos. «Así que casi podemos decir que es el 50 aniversario de aquella primera vez».
En aquella etapa formativa, Sánchez Escalona realizó estudios y prácticas de pintura, modelado, grabado y dibujo. «El trabajo como pintora que realicé durante más de 30 años, está estrechamente relacionado con la escultura que he trabajado en los últimos veinte», detalla.
Veinte años es, precisamente, el tiempo que hace que la autora creó los 'Cuadernos de Bruselas', una serie pictórica que también se expone en Caja Cantabria. 14 obras que se pueden ver por primera vez. Una serie de desnudos femeninos, como el tema predominante de su obra, en el que la mujer es protagonista absoluta.
«Toda mi obra gira en torno al ser humano –explica– especialmente en torno a la mujer». Representan «imágenes reflexivas, ensimismadas, meditando sobre sí mismas». Sedimentos de rocas que toman apariencia humana, con fósiles incrustados, que aparecen y desaparecen «como ocurre en la naturaleza».
La exposición de Sánchez Escalona coincide durante un breve tiempo con la de María Blanchard, en la sala contigua. Dos artistas y dos visiones cuyo fin es crear un diálogo con el espectador. «Quiero que perciba las emociones que yo he sentido al crear esa pieza, que le produzca sensación de paz aunque no entienda de arte ni lo que le pasa. Esa es la meta».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.