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Lamine Thior | Actor, cómico y monologuista
«Yo también he sido racista»La entrevista ·
Nació en Senegal, llegó a España con dos años y llena teatros con 'Españul'y 'Más que palabras', con los que combate el racismo con humorSecciones
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Lamine Thior | Actor, cómico y monologuista
«Yo también he sido racista»La entrevista ·
Nació en Senegal, llegó a España con dos años y llena teatros con 'Españul'y 'Más que palabras', con los que combate el racismo con humorTiene 34 años y lleva en España desde los dos, cuando se vino con su madre, viuda, desde Dakar, en Senegal, a Algeciras, donde estudió ... en el instituto para luego graduarse en Turismo y acabar desarrollando una carrera de lo más mediática que le ha llevado a participar en la serie 'La ley del mar', con Luis Tosar, colaborar con 'El intermedio' (La Sexta) y en RNE, y llenar teatros con sus espectáculos 'Españul' y 'Más que palabras', con los que salpimenta de humor los prejuicios racistas. También es coautor del pódcast 'No hay negros en el Tíbet' y tiene casi 300.000 seguidores en sus redes sociales. Pero además a Lamine Thior le encanta la historia de España, especialmente la del siglo XIX, y sólo cambiaría una tarde leyendo a Cánovas, Sagasta o Castelar por jugar un partidito de baloncesto con los colegas de su barrio de Pacífico, en Madrid.
- Ser negro en España es…
- Es concienciación, autoconocimiento y resiliencia. Concienciación, porque tú no sabes que eres negro en España hasta que lo descubres por lo que te va pasando. Autoconocimiento, porque tienes que empezar a saber quién eres tú con respecto a la sociedad donde vives, una sociedad que te percibe de una forma concreta que para nada es tu verdadera identidad. Y resiliencia para encarar todo ese proceso tratando de entender por qué la gente dice cosas que te duelen aunque lo digan sin intención de hacerte daño. Y dicho eso, España es el mejor país del mundo para vivir, pero no preguntes a la gente si es racista porque te dirá que no, cuando sí lo es.
- ¿Más racista o microrracista?
- Más racista. Pero el racismo de España no es tanto de odio como de ignorancia. Todos te van a decir que no son racistas y lo creen firmemente porque la gente cuando piensa en racismo piensa en el Ku Klux Klan y en el apartheid de Sudáfrica. Pero, igual que hay prejuicios machistas, hay prejuicios racistas. El tío que en el campo de fútbol llama mono a Vinicius seguro que cuando sale a la calle dice que no es racista. Si yo me descuido conduciendo y provoco un accidente y salgo del coche, puedo intuir lo que me van a decir. Esas lógicas están ahí. Lo importante es asumirlas para poder superarlas. Pasa lo mismo con el machismo, la asunción de las actitudes machistas nos ha hecho progresar en el terreno del feminismo. Mientras no reconozcamos que somos racistas no atajaremos el problema.
- ¿Usted reconoce ser o haber sido un poco racista?
- Un poco no, muchísimo. En el instituto en Algeciras no quería que me confundieran con los negros del Estrecho. Para mí era fundamental que se viera que yo era más un negro norteamericano, como Will Smith, que un negro africano, de los que estaban en la calle. Yo trataba de todas las maneras de no asociarme y relacionarme con los negros africanos. Por eso, cuando mi madre me traía ropa senegalesa, no me la ponía porque me daba vergüenza. Incluso le pedía que me dejara alisarme el pelo y teñírmelo…
- ¿Y cuándo hizo clic para romper con el Lamine racista?
- Cuando volví a Senegal con 18 años me sentí senegalés, pero con el tiempo me di cuenta de que era más español de lo que yo pensaba. Y ya cuando luego regresé a España teniendo las experiencias de los dos lugares, pude encontrar mi propia identidad.
- ¿Qué le dicen ahora esos 'negros de la calle'?
- Los que me reconocen me miran con orgullo porque alguien les entiende y alza la voz. Obviamente mi situación es diez mil veces más privilegiada que la de ellos y no quiero perder la perspectiva de estar reivindicando más personajes negros en la televisión, cuando hay personas que ni siquiera tienen papeles, que es mucho más urgente que lo otro.
- En 'Españul' describe una cita con una chica blanca que le pregunta si es verdad lo del 'tamaño' de los negros, y usted le dice que sí, entonces se quita el cinturón... pero para atarla a la cama y llevarse la tele. La gente se troncha.
- Porque todo el mundo tiene una idea de negro en la cabeza y con el humor descubre lo absurdo que es ese prejuicio.
- También le han dicho eso de que 'eres muy guapo para ser negro' o 'eres mi primer negro'…
- A mí antes eso me parecía un halago, hasta que te planteas el trasfondo de esos comentarios y ya no te gustan. En el momento en que me dicen algo así, esa relación nace muerta.
- Ser negro no se lo ha puesto fácil para alquilar un piso…
- Noooo, por teléfono todo va bien… hasta que quedas para firmar el contrato y ¡sorpresa! La primera vez tuvo que venir mi novia de entonces, que era blanca, para que el casero se fiara de que el negro (o sea, yo) era buena gente. Estas situaciones son una constante. Ya estando solo, quise alquilar otro piso, hablé con el casero por teléfono y todo perfecto hasta que quedamos a firmar y me dice, ¿pero el de Cádiz dónde está? Y de repente vuelvo ocho casillas para atrás.
- ¿Y ahora?
- Comparto un piso alquilado con dos amigos, de Ghana y de Bulgaria. Quien me lo alquiló se llamaba David y visto lo visto le avisé por teléfono, oye David, yo soy negro. Y él me respondió, me da igual, yo soy chino.
- En sus redes sociales se define como negro natural… ¿por qué?
- Porque la gente tiene un estereotipo de negro en su cabeza y cuando descubren que me gustan Andy y Lucas y las chirigotas y que no me van el hip hop ni los grafitis, me dicen que soy un negro falso. Así que prefiero avisar de que soy un negro natural, que esto es lo que hay.
- ¿En cuánto tiempo se pasa de ser un negrito adorable a un negro peligroso?
- En cuanto te sale bigote empieza el problema, jajaja. La primera vez que me pidieron la documentación tenía 12 años. Desde entonces calculo que me la habrán pedido 200 veces. La última hace un par de meses en Barcelona cuando iba de camino al teatro para el show. Me pararon los Mossos a preguntarme qué estaba haciendo y me pidieron la documentación. Siempre es así….
- ¿Y no les dijo que era el protagonista del espectáculo?
- Eso lo digo después, porque si lo digo al principio se creen que me estoy cachondeando de ellos y es peor.
- Por cierto ¿cómo lleva la fama? Sale en 'El Intermedio', hace giras teatrales, participa en series de TV, en RNE, comparte un pódcast que va como un tiro…
- Creo que bien, pero he comprobado que la fama te permite ser gilipollas. La normalidad se premia mucho. Yo flipo cuando alguien me dice '¡Pero si eres de lo más normal tío!' ¿Pero cómo debería ser?, me pregunto.
- Crónica negra, dinero negro, veo el futuro negro, este tiene la negra, incluso humor negro… ¿la lucha contra el racismo empieza en la forma de hablar?
- La clave es hacerte preguntas. A mí no me molestan esas expresiones, pero es interesante averiguar de dónde vienen porque el lenguaje conforma nuestra forma de pensar. Cuando hablas de denigrar hablas de vejar a alguien, y denigrar significa ir a negro. No por utilizar la palabra denigrar eres racista, no tiene nada que ver, pero la construcción de esa palabra y otras mil, sí. Y esa lógica está ahí. Las palabras no solo describen la realidad, también construyen realidades.
- ¿Cómo combatiría el racismo?
- Hazte preguntas. Sé que es complicado porque todos vamos a cien, pero párate a pensar. Te pongo un ejemplo que pasa con la ficción española. Con 'El príncipe de Bel-Air' no nos chocaba ver a una familia negra, pero si hacemos un 'Cuéntame' con seis negros hablando en español, seguro que sí chocaría. El hecho de preguntarse por qué un negro americano sí y un negro africano no, ya sería suficiente.
- Más de 10.000 personas murieron en 2024 tratando de llegar a las costas españolas, casi 30 al día. ¿Nos estamos insensibilizando ante esta tragedia?
- Los muertos en El Estrecho o en la ruta canaria no importan a nadie porque no son personas, son números. Y encima hay quien piensa que vienen aquí a robarnos y a cobrar las ayudas, así que cada muerto es un delincuente menos. Ese pensamiento es real. Si fueran rubios con ojos azules, ya se habría solucionado hace muchísimo tiempo.
- ¿Le han mirado alguna vez con desprecio?
- No tanto con desprecio, pero sí en plan de ¿qué haces tú aquí? En España hay diferentes tipos de racismo. Yo soy negro, pero una persona de origen magrebí lo tiene mil veces peor. A ellos se les junta el racismo y la islamofobia. Mi familia, por ejemplo, es musulmana, pero a un negro nadie lo percibe como musulmán, nadie piensa en su religión. Los negros somos negros y ya. Pero la persona magrebí, aunque sea católica, da igual. Tú ya piensas que es musulmán.
- ¿El humor es una barrera contra el racismo?
- El humor tiene efecto sanador. Es una herramienta fantástica, porque normalmente cuando la gente habla de racismo se pone a la defensiva, y el humor sirve para desarmar sus prejuicios y que se queden con la reflexión final, igual que la sensación que te queda cuando terminas un buen libro
- Ese humor es el que le permite contar en 'Españul' que en la patera les daban un curso sobre cómo robar en España…
- Sí, y el curso de cobrar ayudas también. Lo cuento por eso mismo, porque hay gente que se piensa que de verdad es así. Y el humor te permite verbalizar un pensamiento que tiene el público y hacer ver lo ridículo de esa idea.
- ¿Qué chistes le ofenden?
- Sólo los chistes malos. Los chistes racistas no me ofenden. De un chiste me gusta que me sorprenda y los chistes racistas los veo venir. No me gustan porque sean racistas sino porque no son originales.
- Tiene una parte de activista en sus redes sociales y supongo que tendrá sus 'haters'…
- Sí, claro. No paran de decirme que si no me gusta esto me vaya a mi país, o que me aprovecho de ser negro… uno me dijo que el día que me despierte blanco se me acaba el show. ¡Ese día empiezo un show que flipas!, jajaja.
- Hay una mayoría de jóvenes de la generación Z que asocia inmigración a delincuencia…
- Eso lo ha conseguido la extrema derecha. La juventud es revolucionaria por naturaleza. Y la ultraderecha y sus voceros han logrado que ser revolucionario y antisistema sea ser facha e hiperconservador. En eso han ganado. Y la izquierda tendría que hacérselo mirar.
- ¿Para cuándo un alcalde negro de Madrid?
- Queda mucho para eso. Igual que un ministro o ministra negra. Incluso los partidos de izquierda dejan a los negros en el área de Inmigración… ¿por qué no puede haber un portavoz negro del grupo parlamentario socialista o de Podemos?
- ¿Qué sueño tiene?
- Poder comprarme un piso.
- ¿Qué haría el último día de su vida?
- Me iría a jugar al baloncesto con mis colegas.
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