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El estilista cántabro Sergio López-Rivera vivió ayer, más allá del cansancio lógico tras una noche antológica, una mañana sencillamente mágica. Despertarse y recordar de pronto que la noche anterior ganaste un premio Oscar no es para menos. En su caso fue en la ... categoría de Mejor maquillaje y peluquería por la película 'La madre del blues' (Ma Rainey's Black Bottom), del director George C. Wolfe y protagonizada por Viola Davis, en cuya caracterización reside gran parte del premio recibido ayer por el creativo cántabro. Ya al conocer su nominación, el propio Sergio López-Rivera declaró a este periódico sentirse como «un niño con infinitas mañanas de Reyes por delante», ya que llevaba «viendo los Oscar en casa desde que tenía ocho años». «Es un auténtico sueño», dijo entonces, y ayer ese sueño se hizo realidad.
El camino del creativo cántabro hacia la preciada estatuilla no ha sido fácil. Nacido en Sevilla en 1967 y residente en Santander desde niño, la pasión de Sergio López-Rivera por el maquillaje viene de lejos. Ya en su niñez sus hermanas, conscientes de su talento natural, le pedían que las maquillara, algo que él hacía como hobbie, sin plantearse un futuro profesional en este campo. Fue ya de joven cuando el estilista decidió que haría de esa pasión su profesión, y con menos de 20 años viajó a Los Ángeles, a Hollywood, la meca mundial del cine, con el sueño de labrarse un camino profesional. Como suele ocurrir, los inicios no precisamente fáciles y así ocurrió en el caso de Sergio López-Rivera, quien antes de conseguir empezar a trabajar en la industria del cine y la televisión realizó todo tipo de trabajos, desde chófer a dependiente en una heladería primero y más tarde en una tintorería.
Sergio López-Rivera mantiene una estrecha relación conCantabria, su tierra, a la que regresa con frecuencia. Una de sus visitas más recordadas es la que tuvo lugar hace ya varios años en Santander con motivo de la boda del estilista cántabro, que celebró en el restaurante Deluz de la capital cántabra coincidiendo con la Nochevieja. Confirmada la celebración por Carlos Zamora, propietario del establecimiento, uno de los hechos más relevantes de la ocasión fue la presencia en el encuentro de varios de los miembros del reparto de la serie 'Anatomía de Grey', a los que el cántabro invitó y que quedaron, según explicó ayer Zamora a este periódico, encantados con Santander y Cantabria. Aquella noche fue una de las mejores de la vida del cántabro, que ayer sumó otra gran ocasión para el recuerdo.
Fue entonces cuando una de las figuras fundamentales en la vida del estilista, su abuela, jugó un papel esencial en el devenir profesional de su nieto. Fue a ella –López-Rivera tardó varios años en confesarle a su padre a qué se dedicaba– a quien su nieto pidió un préstamo para pagar la matrícula de una de las mejores escuelas de estilismo de la ciudad californiana, donde se graduó como el primero de su promoción, demostrando así un talento y una pasión por el estilismo que le llevaría a empezar a trabajar en la industria audiovisual. Fue en aquella época cuando consiguió un hito importante en su carrera: acceder al sindicato de maquilladores y peluqueros, «algo difícil de conseguir pero que te abre las puertas de los proyectos de mayor envergadura», explicó entonces a El Diario.
El primer trabajo oficial de López-Rivera llegó en 1997, cuando participó en una comedia protagonizada por la actriz Christina Ricci. Más tarde el estilista orientó su carrera al mundo de la televisión, donde trabajó en series tan conocidas como 'Felicity', 'Monk', 'Larry David', 'Anatomía de Grey' o 'Cómo defender a un asesino'. Esta última marcaría un punto de inflexión en el camino del cántabro hacia el Oscar, ya que en ella conoció a la actriz afroamericana Viola Davis. Fruto del trabajo conjunto surgió una relación personal de amistad que se tradujo en que la intérprete contase con el creativo cántabro en muchos de los proyectos en los que participaba, hasta que llegó 'La madre del blues'. Gracias a Davis, Sergio López-Rivera entró a formar parte del equipo de maquillaje y peluquería del proyecto, una gran producción de la plataforma Netflix. El estilista pasó a dirigir el equipo junto con las peluqueras Mia Neal y Jamika Wilson, con las que ayer subió al escenario de la gala de los Oscar a recibir el ansiado galardón, que llegó tras haber ganado otros destacados reconocimientos como los premios Bafta.
El proyecto de 'La madre del blues', película producida por Denzel Washinton, supuso uno de los mayores retos profesionales en la trayectoria del creativo español. Si la caracterización de cualquier personaje implica siempre una dificultad, el caso de Viola Davis interpretando a Ma Rainey obligó a López-Rivera a «realizar una profunda investigación sobre su persona para diseñar y desarrollar el personaje», una labor para la que el equipo de estilismo planteó «una propuesta compleja y arriesgada, con un montón de caracterizaciones con maquillajes muy acusados e intensos», explicó el cántabro a El Diario al conocer su nominación.
Una de las personas más felices ayer por el reconocimiento fue, como cabía esperar, su madre, Teresa Rivera, que 'aguantó' hasta las 05.30 horas de la madrugada en España, momento en que finalizó la gala, para ver a su hijo recibiendo el premio: «Llevábamos ya muchos meses de tensión y ha sido un alivio», explicó. Rivera, que había 'concienciado' a su hijo de que la nominación ya era premio suficiente más allá de la posible estatuilla, se mostró emocionada por el histórico hito alcanzado por su hijo en la meca mundial del cine.
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