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. «El tiempo que pasé en la cárcel fue un alivio. Tenía la certeza de que no me podía pasar nada más, que me lo iban a dar todo hecho, que iba a vivir una necesaria rutina. Fue un sitio en el que me cobijé ... de un entorno sumamente duro». El economista Rodrigo Rato no ocultó detalles de los dos años que pasó en prisión por el escándalo de las tarjetas black en el acto que protagonizó ayer en el Ateneo de Santander para presentar 'Hasta aquí hemos llegado', un libro que ha escrito con la pluma de su esposa, la periodista Alicia González, y en el que relata la caída al vacío de un hombre poderoso, él, y cómo descubrió por sí mismo «el otro lado del espejo del Estado» después de haber permanecido más de treinta años en los círculos del poder.
Reconoció que le ayudó mucho «la meditación» y el «muy reconfortante» compañerismo que encontró en prisión. «Cuando lo pasamos mal, los seres humanos nos transmitimos una energía que funciona y se crean unos vínculos tremendos. Una de las cosas que aprendí es que los seres humanos aguantamos mucho más de lo que creemos y tenemos recursos para sobrellevarlo todo», aseguró.
Ante las preguntas que le lanzaban Marcedes García-Mendoza y Manuel Ángel Castañeda, el exvicepresidente del Gobierno de España, exministro de Economía y Hacienda, ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y expresidente de Bankia relató en primera persona aquellos diez años –lo de las tarjetas, la detención, los registros, el juicio, su entrada en prisión...–, tal y como ha hecho en el libro, y aportó algunos detalles más sobre unos acontecimientos a los que ha puesto luz, entre ellos las fuerzas y maniobras que se desataron lejos del foco, muchas de ellas con nombre y apellidos. «No me creo que el presidente del Gobierno –Mariano Rajoy– no supiera que me iban a meter en la cárcel cuando sí lo sabían en el Ministerio de Hacienda o en la Vicepresidencia, cuando se estaba hablando de ello en muchos círculos y me lo estaban contando», apuntó Rato sobre el 'fuego amigo' que sufrió por parte de su partido, el PP, al cual perteneció entre 1978 y 2014. ¿Sabe si Rajoy, Luis de Guindos o Cristóbal Montoro han leído el libro? «Lo único que sé es que no me han pedido que se lo firme», respondió con tono irónico, el mismo que caracterizó muchas otras de sus intervenciones.
Ante un aforo lleno que ya se preveía en las colas que se formaron en los accesos del Ateneo minutos antes del inicio de la conferencia, Rato insistió en el «error» de confianza que cometió cuando llevaba un mes al frente de Caja Madrid y que nueve años después acabó con sus huesos en la cárcel acusado de administración desleal y apropiación indebida; y también profundizó en el camino que una persona recorre cuando afronta un cambio radical de sus circunstancias y lo hace en medio de una máxima exposición pública, con periodistas rodeando su casa, filtraciones desde el Gobierno, la oposición, los juzgados o la Fiscalía Anticorrupción –«que no olvidemos que es delito»–...
¿Le queda algo por contar? «No ha sido fácil escribir este libro desde el punto de vista emocional. Escribir es catártico, pero nos ha costado –en referencia a su mujer y a él–. No queremos volver a hablar de este tema. Hemos contado todo lo que hay, no nos hemos guardado nada que queramos contar más adelante», respondió ante la pregunta de una asistente Rato, que pasó de ser una de las figuras más admiradas y respetadas de la economía mundial a tener que lidiar con un vendaval personal, mediático, judicial y político del que, más allá de este libro, quiere pasar página: «El único que no había opinado aún era yo».
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