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Se puede decir que Jaime Martín, como director artístico, y Valentina Granados, directora ejecutiva, han pasado de hablar con prudencia a hacerlo con tranquilidad. Desde que se pusieron al frente del Festival Internacional de Santander (FIS), el gran motor de la actividad cultural de la ... ciudad en verano, se han enfrentado a una gran deuda económica por fin saneada y, sobre todo, y tal y como señalan, se han esforzado por recuperar la confianza del público. A punto de iniciar una nueva edición se sienten ilusionados y convencidos de que el programa «variado» y «solido» convencerá a todos los públicos.
-Mañana empieza el festival. ¿Cómo se viven los días previos?
Jaime Martín (J.M.)-Es un momento especial, con una sensación como la que se vive en el cine justo antes de que se apaguen las luces. Es una espera que casi se te hace interminable porque estamos esperando que llegue mañana para que el público esté sentado en la sala.
Jaime Martín Director artístico
Valentina Granados Directora Ejecutiva
Valentina Granados (V.G.)- En mi caso estos días son de ilusión y de ganas de empezar. Trabajamos con bastante antelación y, aunque siempre surgen cosillas, está ya todo a punto para que suba el telón. Estamos deseando de que empiece a sonar todo y el Palacio de Festivales se llene de músicos y de público.
-¿Cómo definirían esta nueva edición del FIS?
(J.M.)-Cada edición es diferente y a la vez muy parecida. En este caso destaca la variedad porque nos hemos propuesto que haya espectáculos para todos los gustos y públicos.
(V.G.)-Además de variedad, que es cierto que la hay, también destacaría la solidez del programa. En esta edición contamos con grandísimos artistas. Siempre viene gente muy buena, pero creo que en esta ocasión podemos presumir de tener en Santander una reunión de talentos.
-¿Qué destacarían del programa?
(J. M.) -En el apartado de grandes conciertos de orquesta contaremos por segundo año con la residencia de la London Symphony que, según me han dicho los gerentes de la orquesta, están deseando regresar. Ellos tienen muchas ganas y nosotros más. La música sinfónica es casi la parte más importante de esta edición, pero también hay conciertos familiares, de música barroca, música de cámara en los 'Marcos históricos' y una parte importante dedicada a la danza... En fin que todo el conjunto de actividades hace del Festival una gran fiesta.
(V. G.)-Yo destacaría la representación de 'Yo, Farinelli, el capón', un espectáculo de teatro musical barroco que es una producción nuestra con el Festival de El Escorial y con mucho talento local porque está basado en la novela de Jesús Ruiz Mantilla y dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón. La obra tiene una gran proyección nacional. Hacia mucho que no hacíamos algo de producción propia y además con un alto nivel teatral, con una parte musical impecable y con Miguel Rellán (como actor) y Carlos Mena (como contratenor) como protagonistas.
-¿Los aficionados a la danza están de enhorabuena?
(J. M.)-Poder contar en un mismo mes con Igor Yebra, con el Ballet del Sodre, y Carlos Acosta con su compañía es una gran noticia para los aficionados a la danza. Yebra viene con 'Don Quijote en la Plata' que es un espectáculo fantástico y la compañía de Acosta cuenta además con el plus de que él mismo va a bailar. Coincide también que hace poco se estrenó la película sobre su vida - 'Yuli' de Iciar Bollaín- que también vamos a proyectar en esta edición. Pero tampoco hay que olvidar la actuación del Ballet Flamenco del Andalucía. En Santander siempre ha habido un público muy fiel y muy aficionado al flamenco.
-¿Algo más que no haya que perderse?
(J. M.)-Habrá un ciclo de proyecciones de cine que son gratuitas y en las que además de 'Yuli' se podrá ver 'El amor y la muerte' de Arantxa Aguirre, dedicada a la vida del compositor Enrique Granados, y 'Antonio José, Pavana triste', un documental muy interesante sobre este compositor español que fue muy importante en su época, pero que es uno de los grandes olvidados de la Generación del 27. Fue asesinado al comienzo de la Guerra Civil. También me parece interesante, dentro del apartado dedicado a la creación contemporánea, el concierto del Ensemble Instrumental de Cantabria, un grupo relativamente nuevo o el Laboratorio Klem que el año pasado ofreció uno de los conciertos más bonitos del Festival en la Casa de las Mareas en el FIS. Desgraciadamente por las dimensiones del escenario mucha gente tuvo que quedarse fuera y les hemos pedido que vuelvan este verano.
-¿Los 'Marcos Históricos' recientemente premiados son una de las señas de identidad del FIS?
(J. M.)- Los 'Marcos Históricos' se han convertido en un festival dentro del festival. Me siento muy satisfecho con el trabajo que ha hecho el FIS en los últimos años para incentivar a los grupos españoles que interpretan música barroca. Y creo que los 'Marcos' se han convertido en un festival casi modélico en España.
-Han pasado seis años desde que se hicieron cargo del Festival. ¿Han conseguido todo lo que se propusieron entonces o les queda mucho por hacer?
(J.M)-Yo no podía imaginarme el primer año que íbamos a llegar a donde estamos ahora. Si entonces me hubieras preguntado si íbamos a poder acabar con la deuda del Festival te hubiera dicho que era casi imposible. Tampoco me parecía tan fácil, después de todos los problemas que tuvimos en aquella primera edición, recuperar la confianza del público. Si echo la vista atrás y veo donde está el Festival ahora me parece un sueño. Está en un momento estupendo para pensar en el futuro y ha recuperado el foco. Desde luego una parte fundamental ha sido gracias a la recuperación económica.
-(V.G.). Siempre queda mucho por hacer y yo tampoco pensaba cuando nos hicimos cargo del Festival que íbamos a estar en la situación tan favorable en la que estamos ahora. Pero esa recuperación económica que nos da tanta tranquilidad se debe al apoyo del público, que para mí se ha convertido en el gran valor del Festival. Es cierto que hemos tenido que recuperar su confianza al mismo tiempo que saneábamos las cuentas y en plena crisis económica del país. Pero el público nos ha ayudado tanto...
-Jaime Martín ha tenido en los últimos meses como músico y director de orquesta una agenda muy apretada de actuaciones. ¿Cómo ha podido compaginarlo con la dirección artística del FIS?
(J. M.)-Es cierto que este año he viajado mucho y prácticamente por todo el mundo. Esto me ha permitido relacionarme con muchos artistas y promotores artísticos. Mi trabajo consiste básicamente en tener los ojos y los oídos bien abiertos. Viajar tanto me permite ver la temperatura cultural en Europa y en el mundo; cuales son las tendencias y los grupos que están llamando la atención a la gente, cuales son los directores emergentes... Y esto es muy difícil de ver si estás siempre en el mismo sitio.
- ¿Qué criterios siguen a la hora de programar?
(J. M.)-Recuerdo que cuando vino al FIS Yannick Nézet-Séguin con la Filarmónica de Rotterdam era un gran desconocido para el público de Santander y en estos años se ha convertido en uno de los directores más importantes del mundo. Es el director titular del Metropolitan de Nueva York y de la Orquesta de Filadelfia. También dirige la Filarmónica de Berlín, Viena... Recuerdo que cuando le trajimos mucha gente se quejaba porque no lo consideraban una primera figura. Me parece que es importante, sobre todo para el público, ver a las figuras que todo el mundo conoce, pero también es responsabilidad del Festival descubrir las figuras del futuro. Es algo necesario para los espectadores. Así que lo primero que hago cuando llego a una ciudad es ver sus programas musicales y si me encuentro con promotores les interrogo sobre el número de entradas que han vendido... o cuál ha sido la reacción de la crítica. Y ese es mi trabajo, que yo no podría hacer sin Valentina Granados. Es una persona clave en el Festival y la responsable, sin duda alguna, del milagro económico. Y no sólo ha logrado dar un vuelco a la situación económica, conoce el mundo musical a fondo y cuando empezamos a diseñar la programación de una edición tenemos gustos muy parecidos. Es clave para mí y para el Festival.
-¿A la directora ejecutiva la resulta igual de fácil trabajar con este director artístico?
(V. G.)-Creo que hemos conseguido un gran equilibrio a la hora de trabajar y eso es una suerte. Hemos crecido poco a poco y hemos compartido mucha paciencia. Yo he aprendido mucho del sentido común de Jaime que, es un hombre muy pasional, pero a la vez terriblemente racional.
-Sí, pero él insiste en que usted ha conseguido el 'milagro económico'.
(V. G.)-Se que lo dice, pero no es solo mérito mío. Es de muchas más personas, como la gente que trabaja en el Festival que ha reaccionado fenomenal en los malos momentos. También hemos contado con la complicidad de muchos artistas y colaboradores.
-La última palabra la tiene el Patronato del FIS. ¿Es cómo pasar un examen cada año?
(J.M.)-Sí, pero pasar un examen cuando estás bien preparado es fácil. Creo y espero que el Patronato está satisfecho con nuestra gestión. Mantenemos un diálogo constante. También nos sugieren alguna cosa en lo que respecta a la programación, aunque más que sugerencias nos hacen preguntas sobre determinadas orquestas que queremos traer, pero lo que más he notado es que la confianza del Patronato hacia nuestro Festival ha crecido muchísimo y no nos ponen objeciones a nuestras propuestas.
(V. G.)- Los números nos dan mucha tranquilidad a la hora de presentarnos ante el Patronato y yo creo que nos respetan.
-¿Y el público hace muchas demandas?
(J. M.)-Todo el mundo tiene su opinión y hemos escuchado de todo. En una ocasión alguien me propuso que programáramos cada año la Novena Sinfonía de Beethoven... Pero te confieso que me deprimo si el público no responde a lo que proponemos. Hace unos años trajimos al contratenor Philippe Jaroussky que agotaba las entradas en todos los sitios del mundo y aquí no conseguimos venderlas todas. Cuando pasa algo de esto me pregunto cuál es el problema y por qué pasan estas cosas.
(V. G.)- Sí que nos hacen propuestas y también es verdad que nos pasan cosas muy graciosas. A mí el año pasado me llegó un correo de una persona pidiéndome que trajéramos un espectáculo que iba a ser buenísimo para el Festival y resulta que lo habíamos tenido en la anterior edición. A veces las propuestas no parten de un conocimiento profundo del Festival, pero hay otra gente que sí, que lo vive mucho y lo conoce bien. Me gusta que nos hagan propuestas porque eso significa que tienen una implicación con el Festival que es muy buena para nosotros.
-Los talleres de acercamiento a la música clásica que imparte el FIS para introducir al público en la programación tienen cada vez más éxito. ¿De verdad hace falta educar al público?
(J. M.)-Cuando se habla de nuevos públicos del Festival, la gente inmediatamente piensa en el público joven y estos talleres están enfocados a todas las edades y tienen éxito entre todas las edades. Más que educar lo que pretendemos es que se pierda el miedo a venir a los conciertos porque hay mucha gente, y no adolescentes precisamente, que nunca han seguido una de estas actuaciones en directo y les da miedo no saber cuando tienen que aplaudir o creen que tienen que ir vestidos de gala. Hay muchos miedos y queremos quitárselos. Pretendemos convencer de una vez que estos espectáculos son para todos los públicos y que igual que cuando alguien va al cine no se pregunta que se va a poner le pase lo mismo con el FIS. El Festival está abierto a todo el mundo y todo el mundo puede disfrutar.
-¿Cómo es el Festival por dentro? ¿Qué es lo que el público no ve?
(V. G.)-Hay muchísimo trabajo a lo largo de todo el año para que cuando llegue el concierto todo resulte sencillo y fluido. Es un engranaje mucho más complejo de lo que puede parecer.
-¿Se han planteado en algún momento alargar los días del Festival o por el contrario acortarlo en quincenas?
(V. G.)-Nunca nos hemos ajustado exactamente a los treinta días de programación. Sí que procuramos ceñirnos al mes de agosto pero depende de las posibilidades que haya. Si hay una orquesta magnífica que está de gira y es buena para cerrar el Festival y eso nos obliga a clausurar el día 26 en vez de 28 pues lo hacemos. También con la inauguración. Creemos que alargar o cortar el Festival no tendría mucho sentido y eso que hay voces a favor y en contra de las dos propuestas. Es cierto que intentamos que no sea el mes entero porque quizás sería demasiado. ¿Qué fuera posible hacer algo concreto en otra época del año? Pues a lo mejor eso sí que es una aspiración.
-¿Una aspiración posible de realizar?
(V. G.)-Esa aspiración de que el FIS organice algo fuera de fecha y otras muchas están en nuestra cabeza y les damos muchas vueltas. A lo mejor llega a hacerse realidad, pero dependería de muchas cosas.
-Todo el trabajo «complejo» del año que realizan en el FIS se concreta en un mes de programa. Desde dentro ¿se hace corto?
(V. G.)-Corto no, desde luego. Todos acabamos muy cansados. Hay un gran trabajo a lo largo del año, de programación, búsqueda de hoteles o vuelos, entre otros detalles, pero los días del Festival son muy intensos y las jornadas muy muy largas. Hay gente que empieza a trabajar a las ocho de la mañana descargando camiones o montando escenarios mientras otros reciben a los músicos y otros atienden a los medios o van preparando los camerinos ... Es muy bonito, pero es cansado. No sé si aguantaríamos mucho más días a ese ritmo, pero en verdad es un trabajo muy bonito y apasionante.
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