RED: El mar y el 27

Bajo el epígrafe 'RED: El mar del 27' la propuesta es fruto de la colaboración de la Fundación Gerardo Diego con la Autoridad Portuaria de Santander, que tiene el objetivo de recorrer esos vínculos a través de una selección de libros y revistas conservados en la biblioteca personal del Premio Cervantes. El fin es «explorar las múltiples variantes de una de las temáticas más queridas de la joven poesía española de los años 20 y de sus contemporáneos de la otra orilla de la lengua española: el mar». Precisamente esta semana la Fundación del poeta, en colaboración con la Escuela de Arte de Cantabria Roberto Orallo (ESAC), ha convocado un proceso de selección de ideas de diseño de joyas inspirado en la poesía de tema marino de las voces del 27.

«El mar de líneas sinuosidales se desfloca en cabelleras de espumas peinadas por gaviotas circunflejas», escribió en 1922 Guillermo de Torre.

Precisamente el contexto y los objetivos hacen que el título elegido, RED, tenga un doble sentido: «por un lado evoca la imagen del poeta como un pescador que con su red recoge peces o estrellas (palabras), y por otro hace referencia a la RED de amigos, de jóvenes poetas y dibujantes que compartieron proyectos editoriales y entusiasmos poéticos hace cien años, y que hoy se conoce como Generación del 27».

Alrededor de dos centros, el libro cantábrico y parisino del poeta Gerardo Diego, 'Manual de espumas' (Madrid, 1924), como centro poético; y la revista Litoral (Málaga 1926-1929) como centro plástico, la muestra de este modo da cabida a una cuarentena de impresos que contienen poemas con paisaje marino de fondo: poemas que cuentan viajes transatlánticos con destino a Nueva York, como el de Juan Ramón Jiménez ('Diario de un poeta recién casado', 1917) o el de José Moreno Villa ('Jacinta la Pelirroja', 1929) –también viajes imaginarios a través de un atlas–; que exploran estados vitales como la soledad (Emilio Prados, 'Canciones del farero', 1926) o el deseo (Luis Cernuda, 'El joven marino', 1936); que evocan infancias azules como la de Gerardo Diego en Santander ('Manual de espumas', 1924) o la de Rafael Alberti en El Puerto de Santamaría ('Marinero en tierra', 1925); o infancias de huerta que escuchan el mar a través de una caracola (Federico García Lorca, 'Caracola', 1927).

Poemas de poetas nadadoras como Concha Méndez ( 'Canciones de mar y tierra', 1930) o Josefina de la Torre ( 'Versos y Estampas', 1927), de poetas enamorados de sirenas como Ildefonso Pereda Valdés ('Canto a la mujer de agua y viento', 1926) o Adriano del Valle ('Norah en el mar', 1920), de poetas en islas como Pedro García Cabrera (Tenerife) o Agustín Espinosa (Lanzarote). También poemas que describen la atractiva actividad portuaria, o su «mala vida» de burdeles, cafés, cabarets y tabernas (José del Río Sainz, Hampa, 1923).

Jóvenes en la playa (tendidos al sol, paseando, leyendo, navegando…), marineros y pescadores, dibujados acompañan a los poemas. Las publicaciones de aquellos poetas se caracterizan por la búsqueda de la belleza en la página impresa.

Libros y revistas entendidos como objetos –o espacios– que favorecen el intercambio entre poesía, dibujo y tipografía, el intercambio entre literatura y artes plásticas, entre poetas y pintores. En 1926 dos jóvenes que quieren ser poetas (Emilio Prados y Manuel Altolaguirre) montan una imprenta al borde del mar, la llaman Sur, para imprimir una revista: Litoral. Su sobrecubierta es un papel de «profundo azul mediterráneo».

Esta sobrecubierta hay que retirarla para descubrir una sorpresa: un pez, una sirena, un marinero… dibujados por Manuel Ángeles Ortiz, o Federico García Lorca. Litoral es el fruto poético del trabajo manual de imprenta, de los paseos por el puerto, la playa, las conversaciones entre amigos.

En la muestra se incluirán libros clave como 'Marinero en tierra' (1925) de Rafael Alberti, 'El joven marino' (1936) de Luis Cernuda, 'Manual de espumas' (1924) de Gerardo Diego, 'Canciones de mar y tierra' (1930) de Concha Méndez y 'Canciones del farero' (1926) de Emilio Prados. En revistas, todo pasa por el significado de la malagueña Litoral.

Por géneros están representados, junto a la poesía, el dibujo y la tipografía. Y la temática conforma una ola donde asoma toda la iconografía exponencial y gráfica: «Azules, Barcos, Faros, Islas, Litorales, Mapas, Atlas, Brújulas, Mares, Marineros, Nadadores, Playas, Puertos, Sirenas, Viajes y Libros».

Además una docena de pintores e ilustradores se revelan a través de dibujos y cubiertas: Manuel Ángeles Ortiz, Francisco Bores, Norah Borges, Cándido Fernández Mazas, Federico García Lorca, María Clemencia López Pombo, Maruja Mallo, José Moreno Villa, el santanderino Santiago Ontañón, Benjamín Palencia, Pancho Cossío, Joaquín Peinad y José María Ucelay. Del mismo modo la nómina de poetas y escritores cuyos textos está presentes en la exposición roza la treintena. Desde Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, José de Ciria y Escalante, al propio García Lorca, Jorge Guillén, José María Hinojosa, Vicente Huidobro, Juan Ramón Jiménez, Concha Méndez, Emilio Prados, José del Río Sainz, Guillermo de Torre, Josefina de la Torre, o Isaac Vando Villar, entre otros.

El archivo familiar, la biblioteca del poeta y la Fundación santanderina conforman las fuentes documentales de esta muestra. La Fundación, que dirige Andrea Puente, se ha convertido en una de las entidades más activas a la hora de potenciar la creación, preservar el legado del poeta y propiciar actividades públicas en torno a los vasos comunicantes entre lenguajes.

En un significativo texto, incluido en esta próxima propuesta expositiva, Gerardo Diego escribió una descripción confesional: «Entonces, Santander era una ciudad muy abierta al aire, relativamente chica, aunque muy estirada, muy larga, porque eso no tiene remedio, es la lengua de tierra que se mete en el mar, y La Magdalena era una península completamente salvaje, a la que íbamos de excursión a ver entrar y salir los barcos. El catalejo era una de mis grandes aficiones para ver los nombres de los barcos desde lejos y para ver las regatas, todas estas cosas de afición al mar».

Entre otros testimonios, por ejemplo, el poeta Emilio Prados describe en una carta la génesis de Litoral: «Estamos haciendo aquí en Málaga entre unos amigos una revista maravillosa para cosas del mar, solamente del mar (poesía, dibujo, música…) y como es natural nos hemos acordado enseguida de ti para que nos ayudes con tu esfuerzo. La revista puede ser una cosa prodigiosa, hazte cuenta que para el primer número tenemos ya poesías espléndidas de Juan Ramón, Federico, Rafael Alberti (poeta nuevo, cumbre) y otros todos de primera fila...».

'RED: El mar del 27' está diseñada, en realidad, como una introducción a la poesía nueva de la generación del 27; los modelos de edición de la poesía propuestos por los jóvenes poetas del 27. Y los libros y revistas como espacios de encuentro entre dibujo y poesía, como objetos que integran texto, tipografía y dibujo. La muestra está organizada con la colaboración del Ayuntamiento de Santander y la Consejería de Cultura.