Borrar
Inauguración en 1928 del Real Club de Pedreña. La presencia de la Familia Real impulsaba las prácticas deportivas de la modernidad.
Un relato coral del Norte

Un relato coral del Norte

Publicación. El nuevo libro 'Veranos en el Cantábrico', un recorrido de recuerdos e imágenes privadas de un tiempo histórico irrepetible, refleja la importancia de los álbumes familiares

BERNARDO RIEGO AMÉZAGA

Santander

Sábado, 26 de diciembre 2020, 07:11

La editorial Turner acaba de publicar un libro que sin duda es el gran acontecimiento editorial de este año. 'Veranos en el Cantábrico. Casas y Familias 1885-1945' aborda con fotografías privadas el recuerdo de una práctica cultural, la del ocio estival con aportaciones pertenecientes a importantes familias españolas que veraneaban en el Norte y estaban vinculadas en gran medida con la Familia Real. Editado con maestría por Mariana Gasset, el libro aborda imágenes en su mayor parte personales de San Sebastián, Zarauz, Neguri las Arenas, Santander, Comillas y Ribadesella en una obra que pone en valor el papel de los álbumes fotográficos familiares que permiten construir un relato que trasciende a los recuerdos personales que están en la obra pero se trata de imágenes y sensaciones que transcienden lo privado para mostrar de otro modo un tiempo irrepetible, en el que España se estaba haciendo moderna y en el que el verano era un trasunto más de una nueva época, la de la sociedad de las masas en las que el turismo, y muchas manifestaciones del nuevo siglo XX se hacen visibles con las fotografías de aficionado.

Uno de los primeros aciertos de la obra es hacer un relato coral del Norte y sus veranos, porque aunque en el imaginario santanderino el veraneo de la Familia Real dejó una profunda huella que ha dado lugar a varias exposiciones y libros anteriores, nos encontramos ahora con un elemento nuevo e inédito de un relato que ya estaba circulando por los pasillos de la nostalgia y ahora con el libro de la editorial Turner toma una nueva dimensión: las fotografías y los recuerdos personales de los que intervienen en el libro nos conectan con una visión distinta, llena de matices que nos evidencian la complejidad de ese tiempo que coincidió con la segunda revolución industrial, el auge del deporte, el auge de la cultura higienista y la playa como nuevo espacio social, y de fondo las visitas regias que eran el trasunto del turismo de élites que aportaba a cada localidad prestigio y atraía a las localidades del Norte a familias que estaban adscritas a ese tiempo que se estaba fraguando y que las fotografías reflejan ahora de una manera magistral.

En la primera foto, merienda campestre, el poder de las fotografías de aficionado para guardar recuerdos del verano. En la segunda, Luis Diaz y López Quijano en la playa de Comillas, transiciones del uso de los espacios playeros. Y en la tercera, Gabriela Maura en el Tiro al Pichón en Las Llamas en el año 1930. Un deporte muy practicado entonces.
Imagen principal - En la primera foto, merienda campestre, el poder de las fotografías de aficionado para guardar recuerdos del verano. En la segunda, Luis Diaz y López Quijano en la playa de Comillas, transiciones del uso de los espacios playeros. Y en la tercera, Gabriela Maura en el Tiro al Pichón en Las Llamas en el año 1930. Un deporte muy practicado entonces.
Imagen secundaria 1 - En la primera foto, merienda campestre, el poder de las fotografías de aficionado para guardar recuerdos del verano. En la segunda, Luis Diaz y López Quijano en la playa de Comillas, transiciones del uso de los espacios playeros. Y en la tercera, Gabriela Maura en el Tiro al Pichón en Las Llamas en el año 1930. Un deporte muy practicado entonces.
Imagen secundaria 2 - En la primera foto, merienda campestre, el poder de las fotografías de aficionado para guardar recuerdos del verano. En la segunda, Luis Diaz y López Quijano en la playa de Comillas, transiciones del uso de los espacios playeros. Y en la tercera, Gabriela Maura en el Tiro al Pichón en Las Llamas en el año 1930. Un deporte muy practicado entonces.

El libro arranca, cronológicamente hablando, con los años en los que esa segunda revolución industrial lo está cambiando todo, como ahora la digitalidad ha cambiado los hábitos y las prácticas culturales de un modo distinto al de aquel momento histórico. En los años que recoge el libro nos encontramos con el auge de la fotografía de aficionados, que ha sido ya objeto de estudio en otros brillantes trabajos internacionales, porque el aficionado, mira de otro modo a su realidad, lo refleja con sus cámaras personales y lo recoge en la memoria de sus álbumes familiares, en acontecimientos que parecen particulares pero que explican una época de un modo alternativo y a la vez tan preciso como lo hace la fotografía de prensa cuyas primeras narrativas se están desplegando en estos mismos años como también lo está haciendo esa primera red social visual que constituye la tarjeta postal ilustrada.

Las imágenes de la obra reflejan el auge del deporte, de la cultura higienista y la playa como nuevo espacio social

El libro esta repleto de reflejos de ese tiempo de entusiasmo con el nuevo siglo XX y en lo que supone el ocio, el verano que siempre es un tiempo transgresor de lo cotidiano y muy prometedor por nuevas experiencias que se fotografían y se recuerdan. En lo que se refiere a Cantabria -y no solo a nuestra región- hay muchas imágenes inéditas y nunca publicadas que aumentan el valor del libro de Turner como una obra para contemplar, disfrutar, transitar de nuevo ese tiempo, y sobre todo para apreciar aspectos que hasta ahora no se habían visto de ese tiempo de la modernidad española. Es difícil elegir unas imágenes sobre otras, pero como historiador de las imágenes que soy, me han fascinado las del campo de golf de Oyambre, y sobre todo las 'voces' de las personas que hablan de sus recuerdos sobre las fotografías. En la Universidad de Cantabria estamos trabajando desde hace tiempo en el valor de poner en relato público las fotografías privadas que fuera del álbum en la que están encerradas, al sumarse cuentan una historia mucho más rica y compleja, lo hicimos hace algún tiempo con la memoria visual de las mujeres ganaderas de Cantabria que dio lugar a una experiencia muy interesante. En mi opinión, 'liberar' los recuerdos visuales de los álbumes familiares es uno de los grandes valores de este importante libro; la vocación 'coral' desde lo privado y lo personal y la restitución visual e histórica de un tiempo tan importante para España como lo fue ese devenir del nuevo siglo XX. Un tiempo lleno de ilusiones y expectativas, soportadas por tecnologías que antes nunca habían estado, la electricidad, el gramófono, la prensa ilustrada, los aviones, los automóviles y todo el artefacto cultural en torno a la aventura del verano como elemento que integra una visión profunda de este tiempo que hemos dado en llamar 'el tiempo de la modernidad'.

He tenido el privilegio de contribuir con una pequeña voz en ese caleidoscopio visual que el libro nos propone, creo que estamos ante un libro que no se agota en la mirada inmediata, sino que su valor es la revisión que hace del Norte, de los veraneos y de las personas que lo vivieron y disfrutaron y que ahora podemos compartir gracias a la magia de las imágenes fotográficas y los recuerdos personales. Una experiencia muy recomendable para tener en nuestras bibliotecas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Un relato coral del Norte