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Como gusta subrayar de su trayectoria el autor de 'Las puertas de la noche': «He dedicado toda mi vida al estudio de la palabra». No solo como creador, de novelista a ensayista o periodista..., sino también como promotor de distintas empresas dedicadas a la investigación ... de la creación literaria y la pedagogía creativa, caso de la Escuela de Letras de Madrid, la revista La Modificación.... No obstante, su labor se asocia por su intensidad a la Escuela Contemporánea de Humanidades. Premio Nadal, Alejandro Gándara (Santander, 1957) regresa mañana a su ciudad natal para recibir el VII Premio de las Letras. El narrador santanderino, crítico y reflexivo, ajeno a modas y a las tribunas del mercado, ha encadenado o alternado géneros con profusión. Ensayista, crítico literario y articulista, catedrático de Historia de las Ideas, premio Anagrama de Ensayo y del Herralde, es autor de obras, entre otras, como 'Ciegas esperanzas', 'Últimas noticias de nuestro mundo' y 'La vida de H'. A juicio del escritor, la oferta cultural y educativa actual «es la propia de un mundo en el que todos estamos y estaremos empleados y cuya principal virtud es la obediencia y la disciplina».
-¿El escritor Alejandro Gándara del presente mantiene el ADN del autor de 'La media distancia'? ¿Todo escritor es un mutante abierto a cualquier transformación?
-Mi impresión es que todos cambiamos más de lo que estamos dispuestos a admitir. Está relacionado con el temor a la muerte y con el miedo a lo desconocido: uno no puede permitirse cambiar de identidad, de sentimientos o de visión del mundo sin que suceda algo doloroso. En mi caso, creo que he cambiado sobre todo en mi relación con el miedo. Pero no sé si autodiagnosticarse es una buena idea.
-¿Como narrador esconde un ensayista, o la disección de la vida pide una escritura híbrida, la aspiración de novelar de otra manera?
-Mi actitud es distinta cuando escribo ficción que cuando escribo ensayo. Salen de una misma naturaleza, que es la de la creación y, de hecho, el impulso vital es bastante parecido. Pero la escritura y la búsqueda se realizan por caminos diferentes.
-La cuestión es obligada. ¿Un premio en su tierra representa más que otras distinciones y reconocimientos?
-Se convierte en una cuestión sentimental casi de inmediato. Recuerdas a los tuyos, a los que están y a los que se han ido. Las imágenes del pasado se multiplican.
-Pero ¿se considera un escritor santanderino? ¿Las geografías del escritor son emocionales, o en su caso tiene un Macondo particular y metafórico?
-No me considero un escritor santanderino, me considero un escritor de Santander. Lo primero suena a vocación local. Lo otro es un punto de partida, un puerto de ida y vuelta.
EXILIO INTERIOR
-¿Se ha planteado en alguna ocasión, como Álvaro Pombo, la novela total santanderina del siglo XXI?
-Sinceramente, no y, también sinceramente, no sé qué es eso.
-¿Ha perdido la novela, por mucho que se publique, su identidad, o su capacidad para entender el mundo?
-No lo creo. Lo que se ha trasformado severamente es la forma de hacer novela. Al menos, la novela que arrastra el pensamiento. En estos momentos, creo que la autoficción se ha convertido en un estandarte. Es difícil encontrar una novela que aspire a contar el mundo con personajes y acciones, al estilo de un Thomas Mann.
-¿El profesor Gándara qué le dice al escritor Gándara, y viceversa?
-No tienen tanta relación como parece. Es decir, son una especie de matrimonio: están juntos y se van de vacaciones juntos, pero a menudo no saben para qué.
-Escribió uno de los ensayos más originales en pandemia, 'Dioses contra microbios'. Un año después, ¿es de los que piensa que también la literatura está cambiando o va a cambiar por este periodo pandémico?
-Creo que las crisis sociales y las crisis literarias (en las que incluyo las ideológicas) tardan en fraguarse. Hay que esperar a ver qué pasa.
LA NOVELA HOY
-Usted escribió 'No nos entendemos'. La verdad es que ya nadie escucha. ¿Estamos en el umbral de un nuevo vocabulario, de una nueva comunicación más precaria y limitada?
-Sí, la escucha como facultad está desapareciendo. Todo el mundo quiere hablar y todo el mundo se conforma con el simulacro de una audiencia. El nivel está bajando deprisa.
-La noche, el amor, la búsqueda...¿su literatura es indagación en el hombre, o no es tal?
-La literatura tiene que ver con las preguntas que nos importan a todos disfrazadas de preguntas que le interesan a uno solo. Cuando es al revés es falsa literatura, engaño, mercado.
-Siempre se ha jactado de vivir al margen del 'mundo literario español'. ¿Cree que eso ha perjudicado de alguna manera a su obra en un sistema como este? ¿O, por el contrario, goza de menos contaminación?
-No sé si me he jactado. Prefiero mirar el mundo a distancia, y eso incluye el literario, como no podía ser menos.
-Periodismo, crítica, docencia, creación...¿más allá de géneros, el hombre y el escritor son igual de auténticos en todos ellos?
-No sé si soy auténtico, y habría que preguntarse con respecto a qué. En ese aspecto soy más bien machadiano: bueno, en el buen sentido de la palabra.
-¿Qué escribe ahora Alejandro Gándara? ¿Siempre le ha obsesionado el primer amor?
-Efectivamente, del primer amor es de lo que acabo de escribir en mi última novela. Al principio, pensaba que era un poco viejo (yo) para eso. Pero después me he dado cuenta de que es el momento oportuno, cuando uno sabe dónde colocarlo, qué ha pasado con él, cuánto daño o gracia ha hecho. El primer amor es una catástrofe, pero a diferencia de las catástrofes habituales, de ésta se puede salir bien, incluso mejor que antes.
-¿Estamos huérfanos de heterodoxias?
-Cada día hay más empleados, sí.
-¿La lectura es el paraíso del exilio interior?
-La lectura, pero más aún el entendimiento, el conocimiento y la observación son protecciones contra el mundo, lugares donde estar solo cuando estar acompañado es arriesgarse a la fragilidad o al olvido de sí mismo. Las sociedades urbanas viven del interés y alimentan el interés de los individuos: desde ahí es difícil no ya crear comunidad, sino estar simplemente con los otros.
-¿Este presente demanda una revolución humanista? ¿Es justo el lugar donde la literatura ha perdido peso?
-El humanismo está de capa caída y como ya he dicho antes, la oferta cultural y educativa es la propia de un mundo en el que todos estamos y estaremos empleados (aunque no tengamos trabajo), cuya principal virtud es la obediencia y la disciplina. Y cuyo emblema es la eliminación de la diferencia por distintas vías. Que las materias de griego, latín y filosofía hayan desaparecido o sido relegadas es un ataque directo a los instrumentos de pensamiento y al diálogo no publicitario.
-¿Entre los gritos de las redes, la nueva censura, el puritanismo y la falta de sentido crítico...estamos muertos?
-No, no hay que rendirse. Y no hay que tener miedo. Hemos llegado hasta aquí, pero no lo hemos aceptado todo. Veremos quién llega más lejos.
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