«Las religiones monoteístas deben liderar la lucha por los derechos humanos»

-El propio concepto de monoteísmo, ¿no lleva implícito el germen del enfrentamiento?

-Es un debate que viene de lejos. Creo que en el caso de las religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam), el monoteísmo no es dogmático, sino que es ético. Las tres consideran que conocer a Dios es practicar la justicia, la solidaridad, la defensa de los desfavorecidos, de la paz, del medio ambiente... Creo que pueden contribuir de manera muy positiva a la transformación de la sociedad en este momento histórico.

-Muchos de los valores de estas religiones cimentan nuestra civilización.

-Las tres han jugado un papel fundamental en la construcción de Occidente, de Europa y, en especial, de la cultura española. Las tres. Incluido el islam. Por tanto, se puede decir que las tres conforman el drenaje cultural, político, económico y religioso de España. Y los valores que realmente han conformado Europa a lo largo de los diferentes siglos no han sido solo los choques entre religiosos, sino también los diálogos interreligiosos. Por ejemplo, entre cristianismo e islam, en la Escuela de Traductores de Toledo; el paradigma Córdoba, ese momento histórico en el que Córdoba se convierte en el referente intercultural, interreligioso e interlingüístico. Por tanto, han hecho importantes aportaciones al ámbito del pluralismo y del respeto a la tolerancia.

-¿Hay un sustrato machista en las tres religiones?

-Sí, creo que las tres tienen un fuerte componente patriarcal. Y la razón está en la divinidad, que es masculina. En este sentido creo que llevaba razón Mary Daily al decir «si Dios es varón, el varón es Dios». Y la propia autora de la tercera ola del feminismo, Kate Millet, cuando dice que «el patriarcado tiene a Dios de su parte». Por eso creo que la consideración masculina de Dios es la que genera el patriarcado en estas religiones, que además legitima el patriarcado político, económico, social y cultural. Una de las tareas más importantes tiene que ser despatriarcalizar las religiones monoteístas, para no seguir legitimando la inferiorización y discriminación de las mujeres y la violencia contra ellas.

-¿Cuáles serían los principales desafíos a los que se enfrentan?

-El primero, evitar desembocar en el fundamentalismo. Hay que recuperar el carácter ético del monoteísmo, que desemboca en la defensa de los valores de una ética de la liberación, de la justicia y de la hospitalidad. El segundo desafío es el que tiene que ver con la recuperación de la igualdad y de la paridad de las mujeres dentro de las religiones. El tercero es la democratización de sus estructuras. Finalmente, otro de sus grandes desafíos es que deben convertirse en la vanguardia de la lucha por los derechos humanos, especialmente de aquellos sectores a los que les son negados, y la defensa de los derechos de la naturaleza.