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A finales de 2017, el historiador José Ramón Saiz Viadero publicó 'Mujer, República, Guerra Civil y represión en Cantabria', una obra editada por Librucos, que tiene por objeto visibilizar el papel de las mujeres en esa etapa de la Historia de España y contemplar desde ... su propio punto de vista un conflicto tan dramático como el que la generación anterior a la suya vivió. El libro, según él mismo señaló durante la presentación, es casi la obra de su vida, un trabajo que le llevó décadas de documentación y en el que destaca el importante papel de las mujeres en la política de la época y el precio que tuvieron que pagar algunas de ellas.
«Y al final tenía tanto material que pensé que todo lo relacionado con el exilio, otra forma de represión de la Guerra y la Dictadura, merecía un volumen aparte». Ese libro está apunto de ver la luz, lleva por título 'Mujeres de Cantabria en el exilio republicano' y aporta un copioso fondo gráfico sobre las protagonistas de ese largo periplo que iniciaron muchas cántabras. «Más o menos un 40% de los exilados de la región fueron mujeres», señala el autor que, para este estudio, ha contado con la colaboración de la historiadora de arte Patricia Gómez Camus.
Ambos se metieron en un trabajo de investigación que les ha permitido conocer las historias, emocionantes y a veces trágicas, de mujeres que tuvieron que dejar su casa a causa de sus ideas, tal y como explica Viadero quien reconoce que la obra que próximamente saldrá a la venta, aunque a causa de la crisis sanitaria no se ha previsto ninguna presentación pública, no recoge de forma exhaustiva esas vivencias. «Con el libro pretendemos dar visibilidad a figuras representativas de aquellas miles de mujeres, anónimas en su mayoría, que han pasado por el exilio envueltas en una invisibilidad a la cual han sido doblemente condenadas por razón de su género y por hallarse en el bando perdedor».
Uno de los mayores valores de la obra, según el autor, es que ofrece una gran cantidad de material gráfico sobre las protagonistas. «Que a lo mejor no es de la mejor calidad, porque muchas veces nos lo han hecho llegar sus propios familiares o lo hemos conseguido por las redes, pero que no deja de ser un documento único».
Cantabria tuvo un exilio mucho más largo y penoso que el que sufrieron la mayor parte de las provincias españolas sumidas en la Guerra Civil. Las mujeres de esta región sufrieron el rigor de castigo infligido a las personas vencidas y su exilio comenzó a mediados de 1937, indica Ramón Viadero quien insiste en que fue un exilio mucho más largo que en la mayoría de los casos que les llevó en primer lugar a Barcelona, desde donde saltaron a Francia para continuar luego a otros países.
¿Y cómo fueron esas exiliadas? Saiz Viadero asegura que no se puede generalizar, que cada caso tiene tras de sí una historia personal, si bien sí hay una tendencia común. «Formaron parte de lo que podemos llamar un exilio familiar que poco tiene que ver con el de los liberales del siglo XIX en el que los hombres abandonaron el país en solitario. En la Segunda República la familia marchó unida y se dan casos en el que abuelas, madres y nietas emprendieron ese largo y dificultoso viaje», añade al tiempo que compara este tipo de exilio con el que emprendieron en el siglo XVI al XVIII moriscos y judíos. «No se castigó a una persona sola, sino a todo su entorno».
En ese viaje, ambos investigadores coinciden en que las mujeres fueron peor paradas, «porque los hombres encontraban empleo mucho antes que ellas, lo que hacía que las mujeres desarrollaron trabajos mal pagados al tiempo que cuidaban de la familia. Además las pésimas condiciones higiénicas que sufrieron por el camino hicieron que muchas se quedaran por el camino».
Sobre el empleo, el historiador y escritor destaca lo que califican como mujeres 'Singer y Sigma', que eran las marcas de coser de la época, un elemento que existía en muchas casas, «Sin serlo, muchas exiliadas que habían tenido estas máquinas en su casa decían ser costureras en su pasaporte para poder trabajar».
¿Se puede hablar de final feliz? Para algunas de ellas, las menos, sí y regresaron a Cantabria tras la muerte del dictador, «pero no para la mayoría» que bien no pudo venir o decidió quedarse en unos países que estaban más avanzados que España en esa época.
En esta ocasión, como en el anterior libro, queda mucho material que posiblemente vea la luz en un tiempo.
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