Secciones
Servicios
Destacamos
Por primera vez, la compañía exlímite sale de su sala, en Usera y presenta 'De juventud' fuera de Madrid. Esta tarde (19.30 horas), en ... los 'Miércoles Íntimos', harán su personal lectura de 'La enfermedad de la juventud' de Ferdinand Bruckner, en una adaptación dirigida por Juan Ceacero
-Se han ido a reinterpretar la obra de un autor austriaco de principios de siglo. ¿Por qué?
-Hay dos líneas. Por un lado, desde que estudié teatro en la RESAD me enamoré de esta función. Es un texto de Bruckner que se trabaja mucho en las escuelas, porque suelen ser escenas de conflicto muy concretas, de gente joven, normalmente parejas. Es muy suculento. Ahí conocí el texto en su amplitud y siempre me pareció fascinante por su modernidad, por su arrojo y el momento que retrata; esos años 20 en una Viena que ha sido la perdedora de la I Guerra Mundial, con una inflación increíble y una juventud con un panorama terrible de buscarse la vida. Esos veinteañeros fueron los que configuraron el partido nazi del futuro. Hay valores muy complejos, como una toxicidad en las relaciones que con este grupo de jóvenes actores y actrices podría darle una visión contemporánea. No tratamos de retratar a la juventud de ahora pero sí está en diálogo con las sensaciones de los males de la juventud de ahora.
-Ese grupo original de Bruckner tenía rasgos muy determinados, pero, ¿los conflictos que plantean sí son extrapolables?
-Claro, porque lo inteligente y lo brillante de Bruckner es que es un texto de código abierto, muy interpretable, donde no importa tanto lo que pasa en la función, sino el tipo de relaciones que tiene esta gente; en la pareja, las traiciones, el enfrentamiento ante la imposibilidad, cómo gestionamos el fracaso y el logro de lo que perseguimos. La extrapolación viene dada por el lado más existencial y relacional, por el sentir de una generación, con algo que es universal y transversal a los veinteañeros de todas las épocas. A pesar de que la función es muy extrema en lo que plantea. No te lo puedes tomar literalmente .
-Con algo que va tanto a los extremos, cuando coge el texto, ¿cómo lo trabaja para hacerlo reconocible?
-Lo que trato de hacer es usar el material y tener una respuesta creativa y sensible a eso que tenemos entre manos. Cada uno de los actores y actrices ha aportado su mirada y sensibilidad para generar un traje a medida y que lo que estamos haciendo esté muy anclado y sea muy honesto con nuestro abordaje. Tiene que ser pertinente; a lo mejor no lo sufrimos nosotros, pero sí que lo podemos entender. Lo mejor que el teatro nos aporta es meternos en otras pieles.
-Ese es el planteamiento clásico, pero ustedes buscan un marco de trabajo que sea diferente. ¿Cómo abordan esa meta?
-Esa meta implica este teatro de creación donde no importan tanto las ideas como el proceso. La propiedad conmutativa no existe en el teatro: el cambio de factores sí altera el producto. La manera en la que creas, cómo te relacionas con el material, la metodología que aplicas en el los procesos
-Aspiran a crear un marco de trabajo diferente. ¿En dónde se inspiran para alimentar el proyecto de exlímite?
-Establecemos una relación artística con un material en el que nos proyectamos y eso para mí es el epicentro de lo que significa una compañía, un grupo de trabajo que genera una especie de cerebro colectivo que da una respuesta. O al menos, plantea una pregunta en torno a ese material. Eso hace que los espectáculos tengan este carácter muy fresco, que parece que están produciéndose en presente. En este sentido, lo que más me gusta de este grupo es que se trata de gente que, siendo muy joven, tiene mucha experiencia. La persona más mayor tiene 30 años y están asumiendo una responsabilidad que difícilmente asumirían en un papel al uso. Papeles muy grandes con la oportunidad de romper sus propios techos de cristal y enfrentarse a la dificultad de que casi no lo estás consiguiendo. Me interesa mucho ese lugar donde no resuelves sino que sigues tratando de encontrar cómo es la función.
-¿Cuándo no lo resuelven cumplen su premisa de estar trabajando en el filo?
-Bueno, sí (ríe). Cuando uno resuelve el enigma de una función tiene que dejar de hacerla. Me ha pasado con otros espectáculos, que son una búsqueda en sí misma. Uno crea la función para encontrarse con el público, pero, cuando eso ocurre, es cuando el material empieza a vivir y desarrollarse. Esa pregunta que te ha mantenido creando, cuando lo llevas a escena empieza el trabajo de entender por dónde va la cosa. El público te devuelve comprensión, pero llega un momento en que eso te agota y tienes que dejar de hacerla.
-¿Eso significa que a esta aún no le han encontrado respuesta?
-Para nada (ríe). Es la primera vez que la hacemos fuera de Madrid y va a ser muy interesante.
-Desde que empezó a dirigir en 2005, ¿qué ha aprendido que lleve su trabajo hasta el punto actual?
-Defender el modelo de compañía que tengo en la cabeza, el lugar desde el que crear, con un espacio de confianza, proceso, riesgo, investigación, apertura y que lo que haces llegue con honestidad, que sea una experiencia. Lo que más ha cambiado es cómo ir perfeccionando la calidad de esos procesos y para eso es fundamental el equipo. Algo complejo, que lleva tiempo. No te convocas en torno a una pieza, sino que creas un vínculo sólido. He aprendido muchísimo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.