Secciones
Servicios
Destacamos
ÁLVARO G. POLAVIEJA
SANTANDER.
Miércoles, 6 de abril 2022, 07:21
Creció viendo los clásicos de terror y del 'spaghetti western' y ese imaginario se incrustó del tal forma en su imaginación que acabó haciendo de esos géneros su forma de vida. Tras alcanzar el éxito como guionista con películas como 'Anacleto: Agente Secreto', 'Toro', 'Verónica', ' ... Orígenes Secretos' 'Cosmética del Enemigo' y más recientemente con 'Bajocero' -recibiendo dos nominaciones a los premios Goya-, Fernando Navarro (Granada, 1980) da el salto a la literatura con su primera novela, 'Malaventura', un 'thriller' que dibuja la realidad de la Andalucía de los terratenientes, los pueblos perdidos y los bandoleros desde diferentes miradas y personajes situados en el margen, con un estilo sobrio, auténtico y esencial en el que el ambiente se carga de polvo, color, dolor, fantasía y olor a sudor y sangre. El autor presenta hoy su ópera prima a las 19.00 horas en la Librería Gil de la Plaza Pombo en un acto en el que estará acompañado por el músico Quique González y el editor Enrique Redel.
-'Malaventura' tiene esa pinta rara, escurridiza y preciada de libro bienaventurado. ¿Usted cómo lo ve?
-Por los resultados que está teniendo podría parecer que sí, pero ya veremos. En cambio el contenido se basa en personajes desdichados que pasan penas y desgracias. En ese sentido, más allá de lo que ocurra con él, el libro hace honor a lo que lleva dentro.
-Da el salto del guion cinematográfico al cine. ¿Cuánto hay de su disciplina profesional en este título?
-Para mí no había mucha diferencia. Al final el libro se parece mucho a algunas de las películas que he escrito como 'Verónica' con la aparición del elemento sobrenatural o con 'Toro' o 'Bajocero', que considero dos westerns andaluces. No empezó como un guion, pero lo planteé como una historia, una película de perdedores, que es una temática que me gusta mucho, que no iba a poder filmar. Es un trabajo paralelo al del guión y a los westerns y el género de terror, que es lo que me gusta hacer.
-¿Por qué le atraen esos dos géneros en concreto?
-Creo que son gustos de la infancia, sobre todo el del 'spaghetti western'. Eran películas baratas que veía en un cine cerca de casa y que siempre estaban libres en el videoclub. Con el terror me pasó lo mismo. Había niños que huían de esas películas y otros a los que nos atraían mucho, como era mi caso. Al final es curioso porque me he acabado ganando la vida gracias a esos gustos de la niñez.
-También le interesan los personajes miserables y desgraciados. ¿Y eso?
-Quería retratar un espacio, un desierto andaluz irreal, y sitios como ese crean ese tipo de personajes. La vida a la intemperie, el sol y el calor, el hambre y la sed. Almería y el este de Granada son tierras muy pobres y con mucha miseria, y de alguna forma allí los personajes tienen que vivir o matar. Es la tierra la que crea ese tipo de personajes.
-Pero usted escoge ese espacio y crea esos personajes tan variopintos, duros y auténticos.
-Es verdad que me interesa el desamparo y el elemento melancólico o directamente triste, pero no sabría decir de dónde sale esa querencia.
-En realidad ese mundo tan sórdido no está tan lejos. Porque no ha pasado tanto y ha formado parte de la esencia de nuestro país durante mucho tiempo. ¿Tiene un enfoque social?
-No tanto social, porque huyo de lo etnográfico y lo costumbrista, pero es cierto que no puede huir del país en el que vives. En ese sentido sí que hay una especie de búsqueda de la delincuencia mitificada, salvaje, que muchas veces estaba provocada por la lucha por escapar del hambre.
-Por si fuera poco añade una dosis importante de componentes fantásticos
-Sí, insisto mucho en defender ese carácter fantástico, de westerns de terror, pero la historia también recoge y retrata elementos reales como la pobreza y sobre todo de esa visión de una España típica, de buenos y malos en la que al final ni unos son tan buenos ni los otros tan malos.
-Es un equilibro difícil y ambicioso, que retrata bien auténtica naturaleza humana.
-Existe una búsqueda o un intento de retrato, sí, sobre todo en esos mundos tan salvajes en los que el hombre se comunica a través de la violencia, de la violencia hacia la mujer, hacia los niños, hacia los animales, hacia los otros hombres. Pero ahí también está el lado positivo, el amor, las pasiones, la empatía... Es un mundo previo a toda la vorágine tecnológica actual, mucho más telúrica, esencial, que podría ocurrir ahora, hace cien años o hace quinientos.
-Llama la atención su estilo narrativo, tan parco, duro y potente a la vez.
-Muchas gracias. En cuanto al estilo es algo que me sale así de forma natural. De alguna forma aspiraba a una literatura que fuera un poco habla, oral, que pudiera decirse, que fuera musical, que tuviera ritmo, el ritmo que tiene la música, el de las letras de las canciones, pero no he hecho un ejercicio literario. Yo me expreso así y me gusta la primera persona, la tradición oral, la forma en que se cuentan las leyendas. Creo que tienen algo muy literario... si no buscas la literatura.
-En mi humilde opinión diría que la ha encontrado.
-Nunca pensé en hacer literatura, la verdad. Siempre lo vi como el libro de un guionista que estaba intentando contar historias del western. Y en el fondo es lo que sigo creyendo, lo demás son accidentes (ríe).
-Un accidente en el que absorbe al lector por completo.
-Bueno, ojalá. Quería que la historia avanzase como un flujo de conciencia en el que el lector se pudiese abandonar a las historias de cada personaje.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.