René González
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René González
A los pocos meses de fallecer Fidel Castro, allá por noviembre del 2016, se levantó una estatua en su honor en Sudáfrica. En Angola cambiaron el nombre a una avenida principal y en Mozambique a todo un pueblo. Su nombre designa a una montaña italiana, ... una plaza en Vietnam y escuelas de México y Bolivia. Una muestra de la trascendencia de su figura para René González Barrios, director del Centro de Documentación Fidel Castro Ruz, en Cuba, única institución de este perfil en el país.
González Barrios hizo escala en Torrelavega en su reciente viaje por España y visitó el Rincón Cubano Granma que cada año se instala en La Patrona de Torrelavega, donde «demuestran una solidaridad y una pasión con el pueblo cubano que es digna de la mayor admiración», dice.
–Para un cubano, ¿en qué se traduce el término solidaridad?
–Hay una conciencia de parte del pueblo español que es palpable y he podido verlo en Rincón Cubano. Son conscientes de la situación difícil que vive la revolución, producto del férreo bloqueo que Estados Unidos mantiene contra la isla desde febrero de 1962. Algo que lleva como propósito fundamental estrangular al pueblo cubano en necesidades. Los compañeros acá son conscientes de ello y luchan para que saquen a Cuba de esa lista estudiada que el gobierno de los Estados Unidos ha hecho de países patrocinadores del terrorismo.
–¿Son ustedes terroristas?
–Si ser terrorista es mandar médicos al exterior, a donde no va nadie, si el terrorismo es operar de la vista gratuitamente a personas del mundo entero o mandar brigadas de alfabetización a educar… Ese es el terrorismo que practica Cuba. Pero Estados Unidos nos tienen en esa lista, que tiene consecuencias para el comercio, para la vida cotidiana de los cubanos.
–Usted dirige el Centro de Documentación Fidel Castro Ruz, ¿cuál es la misión de esa institución?
–Cuando Fidel fallece, el Parlamento cubano se reúne y toma la determinación de crear una sola institución en Cuba, para el estudio de su pensamiento, su vida y su obra. Es una institución pública, gratuita, que en apenas dos años ha recibido ya visitantes de ciento setenta países, y unos ciento setenta mil visitantes.Tenemos un departamento editorial, una imprenta, un grupo de audiovisuales. Tenemos una biblioteca, un centro de información para quien simpatice con la revolución, un grupo de estudio biográfico que está trabajando en el proyecto de las obras completas de Fidel, un proyecto arduo porque como político, tuvo más de setenta años de vida activo, y una gran producción intelectual.
–¿Y si acude alguien que no simpatiza con la revolución?
–Los atiendo mejor que a los que simpatizan. Lo que transmite el centro es una obra que es el resultado de una epopeya popular y además lo hacemos con mucho rigor histórico, no hacemos propaganda, ni hacemos trabajo de adoctrinamiento ni nada de eso. A veces los enemigos se sorprenden de que los trabajadores del centro responden desde la historia. En los tres años de vida que lleva el centro, no hemos tenido un solo suceso de alguien que haya llegado allí de manera ofensiva, porque realmente la revolución cubana es una obra de cultura y de educación. Cuando hay una cultura sólida, una educación sólida, los métodos que se emplean para transmitirla son correctos, la gente respeta.
–Castro pidió que no hubiera estatuas, monumentos ni otros elementos conmemorativos con su nombre tras su muerte, ¿se ha cumplido esta máxima?
–Sí, se ha cumplido al pie de la letra, hay muchas personas, incluso la creación del centro fue, como decía, un acuerdo del Parlamento. Pero nada más lleva el nombre de Fidel en Cuba. Ahora, las leyes cubanas no son extraterritoriales, y el impacto de su figura es universal. En en el mundo entero, el nombre de Fidel lo han lo han multiplicado los pueblos. Creo que es una forma de agradecimiento, de toda la solidaridad que el pueblo cubana ha brindad a esos países, compartiendo lo poco que tenemos, no lo que nos sobra porque a nosotros no sobra nada...
–De todas las facetas de Fidel Castro que se recogen en el centro, para usted, ¿cuál es la más interesante?
–Yo creo que de la vida de Fidel todo es interesante. Nosotros lo analizamos en la integridad de un proceso transformador, desde lo político, lo social, desde su convicciones de solidaridad, pero yo creo que en Fidel hay dos cosas que tienen una fuerza extraordinaria; su preocupación por la educación y por la cultura. Cuando triunfa la revolución, lo primero que hace Fidel es crear instituciones culturales, desarrollar la campaña de alfabetización que convirtió a Cuba en el primer país libre de analfabetismo de América Latina. Entonces dijo una frase que explica la revolución: «No le decimos al pueblo cree, le decimos lee». Se preparó al pueblo para que leyendo pudiera tener capacidad de análisis y poder explicarse el mundo. Creo que eso es importante. La cultura como sostén de la identidad de una nación, y creo que por ahí va la esencia del trabajo, que ha hecho la revolución para que el pueblo, identificado con los valores de su propia historia, de su propia cultura sepa lo que tiene que defender.
–En un mundo que cambia tan rápido, ¿cómo se sostiene y cómo se perciben por parte de la sociedad los valores de una revolución que empezó hace tanto tiempo?
–Mira, es una tarea muy difícil, una batalla bien compleja. El mundo de hoy está sometido a una avalancha de desinformación a través de los medios hegemónicos, las redes sociales y las posibilidades que tiene la tecnología. Cuando se abre la prensa internacional, no se dice nada positivo de lo que Cuba hace. Las circunstancias de hoy son muy difíciles. Las revoluciones en el tiempo pasan, generacionalmente pasa que hacer un trabajo y un esfuerzo colectivo para mantener viva la esencia del proceso revolucionario cubano, que creo que todavía tiene mucho que aportar. Como ejemplo de dignidad, de valores éticos de solidaridad humana hacia lo interior, hacia el propio pueblo y también hacia el resto de los países del mundo En ese espíritu solidario, la revolución todavía tiene mucho que que decir y hacemos todo el esfuerzo en las nuevas circunstancias, que son bien complejas. Seguimos trabajando con la confianza de que a la revolución le queda todavía mucho tiempo de vida.
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