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El documental del periodista Roberto Menéndez recorre la vida y las obras de cinco Premios Nacionales de Danza, bailarines y coreógrafos del mundo del baile contemporáneo. Bajo el epígrafe 'La Memoria del Cuerpo: Formas en el espacio- tiempo', su cinta se integra en la programación de Reunión en Danza (RED). El largometraje se proyectará en la sala Bonifaz mañana viernes, a las 21.30 horas, en el ámbito de la RED y las actividades cada vez más profusas por parte de la Asociación de Profesionales de la Danza de Cantabria 'Movimiento en Red'.
Los cinco entrevistados en el documental son: Daniel Abreu, Chevi Muraday (Losdedae), Jon Maya Sein (Kukai Dantza), Sol Picó y Carmen Werner (Provisional Danza). A través de sus testimonios y de sus espectáculos se trasladan y traducen sus movimientos, creaciones, inquietudes y problemas. Y se reflejan «las necesidades de una de las artes menos apreciadas y promocionadas en el mundo cultural español».
Menéndez trabajó durante años en televisión haciendo reportajes culturales y fue así como descubrió el mundo de la danza contemporánea. «Me fascinó desde un primer momento la reacción que producía en mi interior, algo muy dirigido a las entrañas, no sabría explicarlo, pero nunca me ha pasado con otros tipos de artes performativas. Desde entonces tuve claro que la gente no conocía lo suficiente esta forma de expresión y que merecía la pena hacer algo para solucionarlo. Esta idea se transformó en uno de mis proyectos futuros para cuando hiciera documentales. Y allí estuvo, metida en un cajón, mientras hacía otros documentales, hasta que hace un par de años coincidió que tres de los bailarines y coreógrafos con los que quería trabajar pasaban por Bilbao, la ciudad en donde vivo ahora, para el festival Dantzaldia. Cuando lo vi en el periódico dije el típico 'ahora o nunca'».
La elección de los cinco citados creadores es una especie de coartada. Para el cineasta era un argumento «si alguien me decía: 'pero si no he oído hablar nunca de ellos, no los conozco'; pues yo así podría contestar: cada uno de ellos tiene un Premio Nacional de Danza, o sea que algo aquí no funciona». Aparte de eso, «los elegí porque cada uno tiene un estilo completamente único y entre los cinco forman una estrella de posibilidades dentro de la danza contemporánea que se hace en este país».
Menéndez empezó a grabar -sin ningún presupuesto- en septiembre de 2017, de manera intermitente, grabaciones cortas, sin dedicarme a ello más que esporádicamente. En mayo de 2018 vi que el material que había acumulado merecía la pena, así que decidí hacer una campaña de crowdfunding para abarcar el montaje y la banda sonora. Todo el dinero vino de pequeñas aportaciones privadas, más de 160 personas colaboraron e hicieron posible este proyecto».
En julio fue el montaje, que también tuvo su complicación, «pues mi montadora -Ruth Carreras- estaba en Madrid, la compositora -Isa Suarez- vivía en Londres y yo trabajaba desde Bilbao. Fue una relación a tres bandas y a distancia pero muy productiva, no discutimos ni una sola vez. Para el final del verano ya teníamos el producto acabado».
Pero, ¿qué es lo que más le ha sorprendido al realizar este largometraje? «Me sigue sorprendiendo esta gente que es capaz de mezclar música y movimiento y crear esas coreografías tan impactantes. Y sigo asombrándome con su capacidad para recordar esas secuencias de movimientos, que sepan que después del movimiento sinuoso del brazo izquierdo viene la flexión de la rodilla y no se equivoquen. Su pasión y determinación para seguir sacando adelante sus proyectos es envidiable, que tengan tan claro a lo que quieren dedicar su vida».
Sobre la respuesta, el director comenta que la cinta en festivales y muestras de danza «ha funcionado muy bien, a un gran público que no conocía el tema, les ha encantado». En festivales de cine, sin embargo no ha habido mucho interés,» quizá por considerar el tema demasiado marginal...».
Roberto Menéndez se muestra convencido de que «todas las artes deberían ser embajadoras de la cultura de un país. Algo que tienen muy claro, por ejemplo, en Francia con el cine o en otros países europeos incluso con la danza. No entiendo que los cinco protagonistas de este documental no sean conocidos por el público en general, porque en realidad ellos y ellas son, en su oficio, el equivalente a los jugadores galácticos de fútbol». Y concluye: «Deberían representarnos, porque un país es mucho más que su comercio, su industria o su turismo. Y su arte, sus libros, su teatro, o su danza perdurarán cuando lo demás ya se haya ido».
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