Un rodaje para enamorarse de Campoo

El Diario Montañés tuvo la oportunidad de asistir a uno de los últimos días de rodaje. Una secuencia festiva y casi de comedia -no toda la película es igual- que se grabó bajo los pies del Castillo de Argüeso, en un terreno que, para la ficción, se había convertido en el recinto propicio para una de esas verbenas de la zona, con casi todos los actores ataviados con el traje de campurriano, mezclados con figurantes, miembros del equipo técnico llegado de Madrid, los contratados de Cantabria y todo en un ambiente que parecía haberse contagiado de la fiesta popular en la que está ambientada la escena. Entre quesos cántabros y tortillas de patatas, caballos y jinetes, la típica barra de bar de una verbena, el puesto de chucherías... Esa tarde se rodaban dos secuencias muy corales. Una con un dron sobrevolando por el cielo para coger planos aéreos de la fiesta y otra con la presencia de los principales protagonistas, como Imanol Arias, Asier Etxeandia, Abril Zamora, Nur Olabarria, Jorge Basanta, Carla Domínguez, María Teresa Altés... y la protagonista principal, Pilar López de Ayala, que regresa al cine con esta película, si bien, no atendió a los medios de comunicación.

Ella es Maite en la ficción, una joven ingeniera muy «top», según explicó Alfonso Cortés-Cabanillas, una ingeniera que hace parques eólicos submarinos y que vuelve a su pueblo. Allí se reencuentra con sus vecinos y, sobre todo con el que fue su antiguo amor, un ganadero que no quiere salir de su tierra. Junto a ellos otros personajes completan esta historia: una joven que desea salir del pueblo a toda costa. Una madre que teme que el progreso acabe con su forma de vida. Un padre con Alzheimer. Una posadera que llegó a la zona huyendo de la ciudad...

«En el fondo, la historia cuenta lo mucho que nos cuesta comunicarnos y lo poco que nos escuchamos», explica el cineasta. Es la tercera vez que viene a rodar a Campoo, una tierra que descubrió gracias a su amiga, la actriz cántabra Ruth Díaz, cuando esta le pidió ayuda para rodar un cortometraje en la zona. «Nos daba mucha pereza venir y nos enamoramos de inmediato de estos paisajes y, sobre todo de su gente», explica.

Tras aquel documental, Alfonso Cortés-Cavanillas rodó en esta misma zona 'Sordo' y 'Lobo' y no ha podido evitar regresar y ambientar 'El molino' en los mismos parajes «Y el rodaje ha sido una gozada. Ha ido muy bien porque los vecinos todo te lo pone muy fácil. Me gusta trabajar aquí y no solo por los paisajes, si no porque la gente favorece esto, gracias a ella podemos hacer una escena como esta, una romería popular improvisada, porque se han volcado y puesto todo de su parte». En esa romería y ataviado de campurriano con albarcas incluidas cuesta reconocer a Asier Etxeandia. Un 'viejo' conocido de la zona porque también formó parte del elenco de 'Sordo' y 'Lobo'. Urbanita confeso, asegura disfrutar mucho en estos rodajes.

Y en esta ocasión además ha podido conocer de primera mano el duro trabajo de los ganaderos, limpiar las cuadras, cuidar las vacas. «Ha sido una experiencia sanadora para mí», reconoce el actor «fetiche» de Cortés -Cavanillas.

Encantado con el lugar, con la comida y con la gente, también dice haber aprendido mucho con su personaje, un hombre, Jaime, que poco o nada tiene que ver con él en la vida real «es muy metido para adentro y bastante antisocial y yo soy mucho más extrovertido. Pero tiene una gran nobleza y mucha lealtad», dice.

En 'El molino' ha vuelto a coincidir con otro de los intérpretes favoritos del cineasta, Imanol Arias, que no suelta la típica vara cántabra, ni en los descansos del rodaje, momentos en los que muchos de los figurantes aprovechan para pedirle el típico selfi.

Imanol Arias es Manolo en la película. Ese vecino con la terrible enfermedad del olvido. «Un hombre que soñó siempre con dotar a la montaña de cosas mágicas», señala. Para Imanol Arias este ha sido un rodaje muy especial. «Porque por una parte ha sido minúsculo, en el sentido de que no hay mucho dinero para hacer grandes cosas, al tiempo que ha creado un ambiente muy íntimo y casi secreto». Ha sido, según define: «un rodaje muy de detalles, muy del estilo de los de La Caña Brothers y similar al de 'Sordo'. Ruedan con pocas bobadas, con mucho esfuerzo, porque no son películas caras, pero sí llenas de cosas. La montaña y el carácter de la montaña te dan todo lo demás. Así que hemos logrado un rodaje muy familiar y respetuoso».

Sobre Cantabria, Imanol Arias, reconoce que se siente como en casa. «Tengo mucha vinculación con esta tierra porque mi padre es de Castro Urdiales y toda la vida he viajado por esta zona con el tren de La Robla hasta Riaño que es donde yo nací. En Riaño los animales son los mismos, la tierra huele a lo mismo y las boñigas son iguales. Hasta el acento se perece. Me siento como en casa no tengo muchos secretos que descubrir solo tengo que disfrutar».

Para la que sí que Cantabria ha sido un descubrimiento es para Abril Zamora. La actriz, con una gran presencia en las series de televisión, ha rodado estos días el que es su primer gran largometraje en España, pese a que en Italia ha hecho varias películas, entre ellas la nominada a un Oscar, 'La vida por delante' protagonizada por Sofía Loren. «Es mi primera vez en Cantabria y en un rodaje maravilloso. Estoy encantada porque era la excusa perfecta para poder venir aquí. Estoy disfrutando como una enana, descubriendo cosas muy interesantes y comiendo exageradamente bien. Y, sobre todo, feliz de participar en este proyecto que creo que es supernecesario porque acerca a los espectadores una realidad que existe en España pero que es desconocida en la ficción. Sobre todo a nivel nacional, es maravilloso ver este tipo de parajes en la gran pantalla».

Abril Zamora interpreta en la película a Mariajo, «un personaje muy alejado de mí pero al mismo tiempo muy paralelo porque de repente decide cortar con todo e irse a buscar el sueño rural. Una mujer fuerte y echada para adelante con mucha energía Lo bonito de esta película es que nos presenta varios personajes desde un universo rural muy alejados de estereotipos y cómo sus historias personales se entrecruzan, enriqueciéndose los unos con las vivencias personales de los otros», explica al tiempo que reconoce, y en eso coincide con Etxeandia, que ella es muy urbanita. «Soy muy de ciudad. Me encanta recorrer las calles, trasnochar...por eso ha sido una experiencia tan bonita conocer algo tan diferente», apunta esta también directora y escritora que ya está escribiendo un guión muy personal.

Otro de los personajes de 'El molino' es Nur Olabarria. «En la película hago de Lupi, una mujer bastante importante en la trama. Un papel riquísimo de una mujer que vive para cuidar a los demás y a la que se le remueve un poco el suelo cuando llega de fuera una propuesta para modernizar al pueblo». En cuanto a su opinión del trabajo, como el resto no ha podido irse más contenta. «Aunque soy del País Vasco y conozco bien Castro, me he enamorado de Campoo, que tiene una nobleza y unas raíces que a mí me han vuelto loca», asegura antes de volver a rodar.