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En Pablo Hojas caben muchas miradas. La del fotoperiodista. La del documentalista. La del curioso apasionado. La del fotogalerista. La del perseguidor de luz. La del maestro que nunca quiso dejar de ser alumno. La del humilde forjador de historias. En cada una de sus ... imágenes hay un relato. En cada espacio elegido en su trayectoria habita una luz propia. Pero tras el fotógrafo y el hombre asoma la «generosidad» y el afán de hacer de la fotografía un lugar en el mundo. Este poliédrico retrato del creador y su cámara es el que se revela -en blanco y negro y color, en series y formatos, en imágenes inéditas incluso- a través de la exposición 'Una sola luz' que la Fundación Caja Cantabria inaugura hoy, a las 20.00 horas, en el Casyc. La familia, la entidad de Tantín y el MAS, dentro de sus colaboraciones y coproducciones conjuntas, son los artífices de este proyecto planteado hace años pero postergado en ocasiones durante la enfermedad de Hojas.
Tras su fallecimiento el pasado mes de julio, justo cuando cumplía 75 años, se retomó el proyecto plasmado ahora en una muestra que transparenta las distintas aristas de su labor profesional, creativa y docente. No obstante, el fundamento de 'Una sola luz' radica en reivindicar al «artista», ese ojo plural que aúna todas las miradas de Hojas.
El presidente y el director de la Fundación, Gaspar R. Laredo y Juan Muñiz, respectivamente, junto con el historiador, crítico y escritor de arte Fernando Zamanillo, y Salvador Carretero, director del MAS, acompañaron en la puesta de largo de la muestra a la viuda de Hojas, Elena Cuevas, quien definió al fotógrafo como «un hombre libre» del que destacó su «generosidad y humildad».
Juan Muñiz | Director de la Fundación Casyc
La exposición, que se reparte entre la sala Casyc principal de la planta baja y la sala superior Casyc UP, está presidida en su umbral por una imagen de interiores en blanco y negro, significativa en el vínculo entre fotógrafo y Fundación, y que precisamente fue portada del Anuario de Cantabria el pasado año.
La versatilidad, ese alumbramiento de creación y vida que desprendía Hojas en cada proyecto son los pilares que se traducen a través de la muestra. Zamanillo, en la presentación, citó a Baltasar Gracián, y reclamó la esencia que configura el universo legado por Hojas: sus ojos como eje vertebrador de esa luz que contribuye a «saber mirar y, por ende, a saber comprender».
El Casyc reúne en 'Pablo Hojas... una sola luz', entre el homenaje y el itinerario por el trabajo del fotoperiodista fallecido, 47 piezas de sus series más representativas, algunas imágenes inéditas y siete obras más que reflejan, a través de otras tantas miradas, su huella en el proyecto de Polientes Foto que se prolongó durante una década.
La muestra se estructura en esos dos espacios citados: en el más cercano a la calle la fotografía adquiere todas las dimensiones abordadas por Hojas desde sus inicios en los sesenta hasta fechas recientes. En la planta superior se exhiben sus cajas de luz. Algunas obras han sido cedidas por la familia y otras pertenecen a las colecciones de las dos entidades: Fundación Caja Cantabria y el Museo de Arte de Santander.
Como en anteriores producciones esta inmersión en la iconografía de Hojas queda ensalzada por el excelente montaje del equipo de la Caja, con Jesús García al frente.
A través de los espacios muy delimitados, casi como escenografías y con protagonismo absoluto de la luz, la exposición permite recorrer las grandes series de Pablo Hojas como 'Figuras', 'Retratos', 'Marcas de agua', 'Iluminaciones', 'España en Roma' o 'Sueños de agua'. Además, destaca una sala en la que, bajo el epígrafe 'Hojas x Hojas', se expone un selecto conjunto de retratos que muestran el vínculo de la familia Hojas con la fotografía vivida desde muy diversas perspectivas.
No falta el protagonismo del proyecto Casyc Foto Polientes, a través del que Hojas reunía cada mes de enero a numerosos fotógrafos en una ecuación de enseñanza y aprendizaje, docencia y taller, pasión individual y creación colectiva. A su llamada se sumaron profesionales como Javier Salas, Ouka Lele, Ciuco Gutiérrez, Eugenio Recuenco, José Ferrero, Gervasio Sánchez, Esteban Cobo o Ángel Colina, entre otros. Un proyecto poliédrico y heterodoxo, en el que confluían el taller de fotografía, la master class, el ciclo de conferencias y las exposiciones, con dos ubicaciones físicas, Polientes y Santander, y una virtual en la red. Un propuesta por la que pasaron 363 fotógrafos.
La exposición, que podrá visitarse hasta el 18 de marzo, es fruto de una idea compartida por todos sus responsables: «Era urgente organizar una retrospectiva en homenaje a Pablo, una gran persona y gran artista, una muestra«muy especial y cuyo montaje ha sido muy emotivo».
Elena Cuevas agradeció la exposición «magnífica que recoge una parte muy importante de la obra de Hojas, «el padre de mis hijos y el amor de mi vida». Además, hizo hincapié en que Hojas «era todo generosidad, con sus amigos, con sus compañeros y con su familia».
Los testimonios emotivos de los impulsores del proyecto se sumaron a la presentación de la muestra. «Iluminaba el espacio donde entraba. Para nosotros, Pablo sigue aquí presente», apuntó Juan Muñiz. «Hay que conocer para saber mirar. Esa es la gran lección de Pablo», subrayaba Zamanillo. Y el director del MAS destacaba que «siempre que estabas con Pablo te empujaba hacia adelante, enseñando con una generosidad tremenda». En su intervención, Carretero señaló que «si algo era, era luz. Como ser humano y en la fotografía».
La colaboración del fotógrafo con la entidad organizadora forjó su vínculo y se acentuó tras la exposición 'El ojo consentido', realizada en 2005 como proyecto conjunto de la UIMP y de la entonces, Obra Social de Caja Cantabria. Dos instituciones de referencia en su trabajo. En la UIMP «captó mil y un momentos, mil y un rostros, mil y una almas. Nadie como él para atrapar 'lo invisible'».
Señalaba el pintor y escritor Eduardo Gruber que «hay fotografías que, sencillamente con la primera mirada, te remueven el espíritu. Eso le ocurrió en una ocasión al abrir el periódico. «Desde el centro de la página, un Antonio Gades, como un amenazante cuchillo, nos miraba. Como un taranto, sus ojos afilados han sajado el objetivo de lado a lado. Un maravilloso retrato. Su autor; Pablo Hojas». La imagen es una de las sorpresas de la muestra.
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