Hay una sabiduría más allá de los libros. Es algo de lo que habló Saramago...
CUADERNO DE EXCEPCIÓN-DÍA 42 ·
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CUADERNO DE EXCEPCIÓN-DÍA 42 ·
Tengo en el jardín una vieja olla de leche. Tiene un número impreso, el 10.215. La olla no es mía, pero se quedó aquí. No sé si la reclamarán. La vida es un ir dejando cosas. La mayor parte no las echamos nunca ... de menos. Algunas sí. Me pregunto qué echaremos en falta de todo lo que vamos a perder atravesando este desfiladero. Va a ser estrecho y no vamos a poder pasar con todo. Todos tampoco.
La olla es de acero inoxidable y aguanta sin problemas a la intemperie. Pienso que el acero inoxidable tiene el sistema inmune más robusto de todos los metales. Por un momento, deseo que mi cuerpo sea de acero inoxidable, también el de las personas que quiero. Esta olla que hoy miro se llenó de leche muchas veces. Eran los tiempos de las pequeñas ganaderías, cuando lo raro era, si vivías en el campo, no tener unas vacas en casa. Me pregunto cuántos litros entrarán en esta olla. Me pregunto cuántos litros de leche da una vaca cuando se la ordeña. Tengo unas frisonas cerca, miro sus ubres pero no calculo. Me gustaría preguntárselo a Che, que tiene 93 años, vive al lado y tuvo una ganadería mucho tiempo. Con Che hablaba mucho pero ya no, que no se puede. Lo saludo desde lejos cuando paseo al perro. Él se acerca con decisión, porque está algo sordo y no tiene miedo. Yo, por prudencia, doy con tristeza un paso atrás cada vez que él lo da hacia delante. El confinamiento es esto. Entre su sordera y la distancia, no hay manera de hacernos entender. Pegamos cuatro gritos y la conversación se queda en eso. Che es uno de los hombres más fuertes que conozco, hace no demasiado aún andaba tirando de una desbrozadora o podando un cerezo subido en un andamio montado por él. Todavía anda trasteando con sus cosas y a veces lo veo dando pedales en una bicicleta estática que se hizo en la cuadra con una vieja BH infantil y cuatro tablas.
Me gustaría hablar con Che de todo esto que nos está pasando. Porque hay una sabiduría más allá de los libros. Es algo de lo que habló Saramago cuando ensalzó a sus abuelos analfabetos en su discurso para recoger el premio Premio Nobel de literatura. Hay un conocimiento que solo da el ir pasando por la vida, un entendimiento que tarda en llegar. Y nunca a todos. No sé de dónde viene ese saber, a veces creo que de la vida sencilla y el contacto real con la naturaleza. Con el confinamiento, con este estar a solas con nosotros, andamos muchos pensando que algo aprenderemos. No sé si será así porque ando escéptico. Ya solo espero no salir de todo esto más solo, más pobre, más torpe o más imbécil.
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