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Geografía, paisaje y patrimonio se aúnan en las miradas de Ana Santamatilde. Ahora, dentro del calendario de recuperación de actividades, espacios y propuestas culturales, sus fotografías protagonizan de nuevo la exposición itinerante 'Camino Lebaniego, peregrinaje universal' que se exhibe ya en la Sala de Usos ... Múltiples de Camaleño. Esta muestra se integra en el proyecto de la Consejería de Cultura bajo el epígrafe 'Cantabria es esencia', que busca «acercar propuestas expositivas de calidad a toda la población, con la temática central de Cantabria, acercando a sus visitantes a las tradiciones, paisaje y rico patrimonio con el que cuenta la comunidad».
Durante el pasado mes de febrero la exposición se mostró en Ramales de la Victoria pero los trayectos previstos quedaron interrumpidos por el estado de alarma. Ahora reemprende la ruta, revisita Liébana y está previsto que durante el otoño viaje a Ruente. La temática a la que se refiere este álbum divulgativo está fundamentado en la senda que siguen los peregrinos por los distintos pueblos del Camino Lebaniego desde San Vicente de la Barquera hasta el Monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Hoy, el concepto lebaniego es una realidad incuestionable. «Viene de lejos. Se ha hecho a sí mismo y gracias a los innumerables signos de identificación que lo distinguen. Aquellos que representan los valores de su tierra, su cultura, su historia,...». Aquellos, que a través de sus gentes, se han transmitido de generación en generación para representar una espiritualidad diferente. Para Santamatilde, «sus expresiones de todo tipo muestran a su paso y en el entorno lo indiscutible de su dimensión humanista, como muestra ejemplar de cultura, tradición y sentimiento. Patrimonio indiscutible, cuya máxima expresión se manifiesta en el reconocimiento peregrino que se viene celebrando ininterrumpidamente».
La expresión fotográfica que se expone, trata de reflejar un sentimiento. Pero también el pensamiento y la filosofía de sus gentes. En particular, la espiritualidad de sus tradiciones más profundas, arraigadas ya a través de muchos años de presencia. En este caso, puestas de manifiesto de manera ejemplar con «la celebración de un peregrinaje, de reconocimiento universal, que se fundamenta en sus convicciones y creencias con marcado acento religiosos.
'La Mirada Única', que vertebra el trabajo, recrea escenas a través de un personal tamiz que modela la luz y el color en un juego constante de armonía. Instantes y detalles únicos que para el espectador ocasional podrían pasar desapercibidos. «El arte en el Camino, la belleza singular de lugares y paisajes únicos son detalles de incalculable valor, que acompañan a los peregrinos hasta el Monasterio de Santo Toribio».
La mirada de Santamatilde, en opinión del escritor y crítico Javier Menéndez Llamazares, propone un doble viaje en su peregrinación a Liébana: por un lado, «el material, donde la geografía transita de lo general a lo particular, donde predominan la piedra y la madera, el agua en sus múltiples estados, la luz como privilegio». Por otro, «el espiritual, rastreando la huella de la interacción humana sobre el medio, con un rumor de siglos que recorre cada imagen como una marca de agua». Santamatilde, subraya Llamazares en un texto para el proyecto, propone con sus imágenes «un retorno a lo esencial, al tiempo detenido, a la inmortalidad que celebra la integración con el paisaje, la armonía con la naturaleza y una forma de estar sobre la tierra que implica ser parte de ella».
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