Santander busca un plan cultural sólido para «dejar de perder oportunidades»

En torno a tres conceptos íntimamente relacionados, ' Arte, galerías y coleccionismo', otros tantos representantes del sector cultural han trazado una radiografía, poco halagüeña, de la situación de la capital cántabra. Juan González de Riancho, galerista y director de Arte Santander; Bárbara Rodríguez, directora de colecciones del Centro Botín y Jaime Sordo, coleccionista y miembros de la asociación 9915, participaron en el III Seminario Internacional de Diplomacia Pública y Ciudades Culturales.

El encuentro, organizado por la concejalía de Cultura municipal, acoge hasta hoy a gestores, y especialistas tanto nacionales como de los países invitados, Irlanda y Egipto. En plena efervescencia de proyectos culturales, Santander recoge ideas y muestra sus avances. Avances que, a juicio de los ponentes, funcionan más como una piñata golpeada al azar que como una hoja de ruta.

Sordo puso un ejemplo en este sentido; las naves de Gamazo, sede de Enaire, que fueron restauradas, frente a Los Tinglados, «uno de los espacios más interesantes de Santander», y de características similares, que fue derruido apenas dos meses después. Otro ejemplo lo expuso Riancho, calificando como «operación de marketing y maquillaje», la transformación del Museo de Bellas Artes en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo. «Es uno de los errores más reseñables, porque al cambiar de nombre, no cambian los fondos ni es posible evadirse de la responsabilidad social de su cuidado».

Eva Guillermina Fernández, directora general de Cultura del Ayuntamiento Santander, cuyo trabajo en el área fue destacado por los ponentes, coincidió en la valoración: «El Museo de Bellas Artes nunca debió dejar de serlo, porque un centro de arte contemporáneo es otra cosa». Sí defendió, sin embargo, que existe un plan desde la concejalía, «pero ya veremos si puede llevarse a cabo, porque la historia de Santander se puede contar a partir de las oportunidades perdidas». Jaime Sordo puso un toque de optimismo: «Una ciudad con un Renzo Piano y enfrente un Chipperfield, permite estar esperanzado; quizá los habitantes y visitantes cambien sus hábitos y los jóvenes artistas y comisarios no tengan que irse fuera». Aún con la visión positiva, planteó que «antes de hacer centros de arte contemporáneo, que hay 90 en España, hay que crear salas», ya que, según detalló: «el ayuntamiento no tiene ninguna y el gobierno tiene la Biblioteca Central, muy lejos de poder llamarse centro expositivo».

Ese cambio pasaría necesariamente por la creación de una masa crítica, algo complicado ya que como argumento Bárbara Rodríguez «en Santander hay muy pocas Humanidades; nos saltamos veinte pasos pasando de acabar el bachillerato a ver una exposición en el Centro Botín». A su juicio, es también inconcebible que una ciudad «que tiene una de las bibliotecas patrimoniales más importantes del mundo, no tenga una carrera de filología». El modelo de Santander no puede basarse, según los especialistas en un turismo que consume cultura sin reflexión. «El arte contemporáneo se ha convertido en una atracción turística y eso no es positivo -indicó Riancho-. El público muestra un interés deleznable en que le expliques todo desde sus inicios para poder entenderlo». El seminario concluirá hoy, con una sesión en la que, tras la apertura institucional que contará con Youssef Mekkawy, embajador de la República de Egipto en España y Javier Fernández Arribas, director de Atalayar, se hablará sobre el 'Museo de El Cairo: cultura en el Egipto actual', con Sabah AbdelRazek, directora del Museo El Cairo; 'La antigüedad y la prehistoria como marca cultural', con Miriam Seco, Egiptóloga y Roberto Ontañón, director del Mupac y 'Bibliotecas y ciudades' con Paz Delgado, de la Biblioteca de Menéndez Pelayo; Javier Martín Domínguez, ex presidente del Club Internacional de Prensa.