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ROSA M. RUIZ
Martes, 1 de junio 2021, 07:06
Fue un pintor diferente. Libre. Un creador que anteponía el corazón a las técnicas y que tuvo una gran presencia en el ambiente artístico de ... Santander. Manolo Barrigón, que ya era bohemio antes de dedicarse a pintar, falleció el pasado mes de enero, dejando una estela de amigos, admiradores y llevándose con él el respeto de compañeros, galeristas y críticos de arte de Cantabria. Santander, la ciudad que amó y en la que vivió toda su vida, le debía un homenaje que, tras varias semanas de preparativos, tendrá lugar, en forma de exposición, el próximo día 25 de junio.
El objetivo primordial ha sido lograr reunir las mejores obras en gran formato del artista. Bajo el patrocinio de las Concejalías de Cultura y Participación ciudadana del Ayuntamiento de Santander, el proyecto está concebido como un homenaje póstumo. En realidad se convertirá, además, en la primera gran muestra pictórica del recién inaugurado centro cívico de Tabacalera Santander, en la calle Antonio López.
El homenaje y evocación, impulsado por el agente cultural Jesús Mazón, que fue gran amigo del artista, reúne las mejores obras de la carrera del pintor seis meses después de su fallecimiento a la edad de 85 años.
Manolo Barrigón (Santander, 1935-2020) fue el último pintor bohemio de Santander. Su vida, su modo de entender la pintura y esa libertad por la que luchaba siempre le convirtieron en un creador atípico, inusual, sin horarios ni disciplinas, él pintaba por puro instinto, tal y cómo recordaron sus más allegados tras su fallecimiento.
Su reconocimiento le llegó cuando decidió dejarlo todo, trabajaba en un banco desde que acabó la carrera de Derecho, y centrarse en la pintura. Y como siempre apuntó maneras su primera gran exposición tuvo lugar en Londres, incluso antes de que decidiera seguir por el camino de la pintura.
Artista postimpresionista, en sus composiciones y figuras asoman numerosos simbolismos y alegorías, y una clara querencia y fe por el hecho pues Barrigón supo dotar de vida a sus pinturas con un singular expresionismo, intensidad cromática y sentido narrativo. Unos cuadros que siempre parecen contener un relato y un trasfondo a veces dramático, teatral, en ocasiones esperpéntico y con una gran fuerza visual.
Con 'idas y venidas' en el calendario expositivo pues siempre se sintió libre para mostrar las obras cuando él lo consideraba, su última gran exposición tuvo lugar en el Espacio Fraile y Blanco en el año 2012, además varias colaboraciones en el Aula de Cultura La Venencia donde también estaba rodeado de amigos. La muestra de Fraile y Blanco llevó por título 'Las Damas de Barrigón' y en ella, se pudo contemplar su fondo más importante y su obsesión pictórica por la silueta femenina, a través de sus famosas Damas, reminiscencias de algunos de sus maestro como Goya, Ensor, Degas o Toulouse-Lautrec. Y nunca dejó de pintar, incluso semanas antes de su fallecimiento preparaba una nueva colección que tenía muy avanzada.
Su principal galerista Santiago Casar y participe de un gran número de obras, recuerda la pintura de Barrigón como una espléndida demostración de dominio e instinto en los trazos y en el desarrollo de escenas que el propio autor llevó a sus cuadros. Sus famosas damas goyescas, ambientes de carnaval, ensoñaciones llenas de color y nostalgia fueron obras premiadas a nivel nacional y le llevaron a exponer en galerías de Nueva York, México o Tokio.
La exposición homenaje, que permanecerá abierta hasta el 2 de agosto, reúne cerca de una veintena esos cuadros elegidas y seleccionadas por su hija, Mónica Barrigón. Ella misma dejará su testimonio sobre su padre y sus recuerdos durante el acto de inauguración de esta muestra.
Esta será la primera gran exposición pictórica que se celebre en el nuevo espacio expositivo que pretende extender su programación cultural en los próximos meses postulándose como «lugar donde confluyan y dinamicen varios segmentos socioculturales en Santander aprovechando el éxito de visitas que están recibiendo por el jardín interior vertical más grande de Europa y que se ha convertido en uno de los mayores reclamos de la ciudad».
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Ana del Castillo
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