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La artista Amanda Pola (Santander, 1975) es la autora del proyecto 'You are welcome', una iniciativa premiada en la convocatoria de ayudad Cultura Emprende de ... Santander Creativa que utiliza la fotografía, la escritura, el diseño, el paseo y conversación para darle la vuelta al imaginario y a las conversaciones atribuidas al turismo jugando con uno de sus estandartes más universal: las postales. El proyecto que se desarrolla hasta este sábado en los Jardines de Pereda permite que visitantes y santanderinos se intercambien este tipo de tarjetas. Unas postales que no recogen los puntos más visitados de la ciudad, si no barrios y otras zonas alejadas del centro como Monte, Cazoña o General Dávila que ella misma ha recorrido acompañada de los vecinos. Los trabajos de Amanda Pola, a la que le interesan principalmente los proyectos de creación contemporánea, las iniciativas artísticas de territorio y los programas participativos que se construyen en complicidad con los habitantes del lugar, han podido verse en países como Francia, Bélgica e Inglaterra.
–Ha dedicado los últimos meses a pasear por el Santander menos turísticos para su proyecto 'You are welcome'. ¿Ha sacado alguna conclusión de todos esos recorridos?
–Sí, que ojalá todo el mundo pudiera vivir la misma experiencia y pedirle a un desconocido de tu misma ciudad que te pasee por las calles que ya conoces para dejarte llevar por su mirada.
–¿Y cambia mucho la ciudad si se visita acompañada?
–Sí te guían personas de allí y te enseñan sus rincones sí. Cada uno de nosotros tenemos un punto de vista diferente, por lo que la ciudad puede tener distintos matices según cada uno. Yo he viajado mucho en mi vida y creo que es muy importante, pero al final, viajar también es una actitud y ponerte las gafas de otra persona que te den una mirada diferente te permite cosas como viajar dentro de tu propia ciudad como me ha pasado a mí.
–¿Qué ha descubierto en esos paseos?
–En todos los sitios hay una serie de estigmas o etiquetas sobre los barrios que son bonitos, y deben visitarse obligatoriamente, o los que no. Esto también pasa en Santander y yo quería poner el acento en esta cuestión. No sé si he logrado respuestas, pero sí me ha servido para hacerme determinadas preguntas. ¿Qué esperamos cuando vamos de viaje? No sólo hay que conocer paisajes y aunque es cierto que el idioma puede ser una barrera, creo que es necesario conocer también a la gente que vive en el lugar que visitas y hacer cosas como entrar en un bar diferente o simplemente acercarte a la hora de salida a una escuela... En fin, una serie de cosas diferentes que nos cuentan mucho de una ciudad. Por eso recomiendo salirse de los circuitos establecidos y que turistas y habitantes intercambien conocimientos.
–Los santanderinos tienen fama de ser muy cerrados. ¿Cómo respondieron a su propuesta de visitar con ellos sus barrios?
–Soy santanderina y viví aquí hasta los 17 años, así que conozco el carácter de la ciudad y creo que más que cerrados la gente necesita un tiempo para darte su confianza. Porque una vez que la gente se abre y te dice que sí, luego te lo hacen todo muy sencillo. Me costó convencerles para que me acompañaran en esos paseos, pero luego estaban entusiasmados con la experiencia y se ofrecían a repetir.
–¿Con cuántas personas ha paseado y por dónde?
–He paseado por 35 personas, pero no individualmente. Muchos de esos recorridos los hemos hecho en grupo. Luego he vuelto a esos mismos lugares acompañada por la fotógrafa Caterina Pérez que se ha encargado de hacer captar con su cámara la mirada de esos habitantes para hacer las postales. En cuanto a los barrios, pues he ido ha donde me han llevado con la condición de que no fueran lugares turísticos. También le pedí a la fotógrafa que intentara hacer un retrato de Santander sin el mar. Me parecía interesante quitar a la ciudad una de sus entidades más fuertes como es el mar para mostrar otros lugares.
–¿Y qué le ha parecido ese otro Santander?
–Tengo que reconocer que me he reconciliado con mi propia ciudad y he descubierto un montón de cosas sobre Santander que no conocía. Me han llevado a calles, incluso del mismo barrio en el que yo vivía que ahora veo de otra manera. La gente me ha acogido genial y no sólo por ser santanderina. Esta ciudad tiene mucho que enseñar y muchas cosas de las que estar orgulloso. Es mucho más que la fachada marítima.
–La primera parte de su proyecto fue hacer esos recorridos y ahora empieza la segunda que consiste en dar salida a todas esas fotos que hizo Caterina Pérez durante esos paseos y que se han convertido en postales.
–Sí, estamos desde ayer en los Jardines de Pereda de 17.00 a 20.00 horas con las postales a disposición de las personas que lo deseen, pero si alguien quiere llevarse una de esas postales tendrá que dejar otra escrita. Si se trata de alguien de Santander tendrá que dirigirse a un turista y si es un turista a un vecino de aquí. Estaremos todas las tardes hasta el sábado.
–¿Y esas postales llegan al destinatario?
–Sí claro. Las personas que escriben las postales dejarán su dirección, pero sólo a nosotras, nunca de forma pública, y nosotras nos encargaremos de enviarlas. De forma que los turistas recibirán en sus ciudad postales de gente de Santander y los de aquí de los turistas, aunque nunca sabrán quien se la enviado.
–Esta acción está relacionado con el denominado turismo experimental. ¿En qué consiste?
–No deja de ser un juego para poder conocer las ciudades de otras formas alejada de los planes más turísticos. Hay una guía de Lonely Planet, 'Guide to Experimental Travel' que yo recomiendo encarecidamente y que propone a los lectores cosas como ir al aeropuerto de tu ciudad con la mochila como si fueras a viajar y no hacerlo y permanecer allí un día.
–¿Por qué postales?
–Antes se escribían muchas y es una acción que se está perdiendo. He hablado con la gente de Santander que vende postales y me dicen que desde el año 92 se venden muy pocas y que las que se venden es muy raro que se escriban. Según me contaron los que más postales escriben son los turistas franceses. A mí me parece que recibir una postal o sentarte a escribirla es algo muy bonito.
–¿Qué le diría a uno de esos turistas en esas postales?
–Pues le diría que se atreviera a salir del circuito convencional, que en Santander nadie se pierde, pero se pueden encontrar cosas que seguramente no espera.
–¿Y cómo es Santander turísticamente?
–Está bien. Tiene turistas pero no ha llegado a esos desbordamientos que hay en otras ciudades como Barcelona, por ejemplo. En mi opinión tenemos que empezar a ver al turista como algo más que una persona que viene a gastarse el dinero.
–¿En qué otros proyectos trabaja?
–De septiembre a enero voy a trabajar en un proyecto en Francia que se va a desarrollar en paralelo en dos ciudades diferentes. Es un trabajo que hago para una compañía que se llama BIÖffique théatre y que precisamente colabora con 'You are welcome' y estará estos días en Santander para explicar el proyecto a los turistas. El trabajo que desarrollamos son creaciones relacionadas con el territorio, pero también con la accesibilidad al mundo del arte.
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