Santander en la mirada de Gerardo Vielba

Y aunque siempre captó este ambiente, sólo se conservan tomas entre 1953-1973, por lo que se han seleccionado de esos años, algunas muy conocidas y otras menos difundidas; «pero todas ellas de gran fuerza creadora». Bajo el epígrafe 'Gerardo Vielba. Santander en su mirada', se presentan piezas inéditas que se han descubierto hace unos meses.

«Santander fue para él, un lugar bello y entrañable, según recuerda su hija Isabel». Lo subraya la historiadora María José Salazar, una de las voces más autorizadas del mundo del arte español, que ejerce de comisaria en este proyecto.

De forma conjunta en la muestra se presentan esas piezas inéditas que han surgido revisando el archivo familiar para la preparación de la exposición, y que por lo tanto se exhiben al público por primera vez; trece fotografías que nunca ni siquiera fueron positivadas, lo cual constituye un aliciente más de esta exposición. El pasado año la sala Canal Isabel II, en Madrid, albergó una importante y ambiciosa revisión de la mirada de Vielba al reunir 118 imágenes en blanco y negro, una treintena de ellas inéditas.

Teórico, estudioso, defensor y comunicador del hecho fotográfico y artístico de su época, Vielba asumió el papel de mentor de sus compañeros del grupo La Palangana, que derivaría más tarde en La Escuela de Madrid, y su energía y vitalidad creativa fue insuflada también a los jóvenes con los que se encontraba en la Real Sociedad Fotográfica.

Salazar, conservadora del Reina Sofía, miembro de la Comisión Asesora de Artes Plásticas de la Fundación Botín, que también este año desarrolla diversas labores para reclamar la figura de la pintora santanderina María Blanchard, subraya que las imágenes de Vielba son «narrativas en blanco y negro, con sutiles improntas poéticas, de gran fuerza expresiva, en las que entremezcla los aspectos cotidianos que contempla: casas con las ropas al aire, personajes como el barquillero o la cangrejera, paseos por los muelles, la dureza de la pesca, la lluvia, las redes, momentos de playa, juegos en las calles, siempre con niños...».

Gerardo Vielba, cuya obra forma parte de los fondos del Reina Sofía, el Instituto Valenciano de Arte Moderno(IVAM) y la Colección Alcobendas, capturaba «pequeños acontecimientos que nos puedan parecer incluso en ocasiones escenografías, pero que responden a su visión de la realidad en el momento y que demuestran su dominio absoluto del lenguaje fotográfico, en el que no pueden faltar los retratos, con aire y tiempo como le gustaban», destaca Salazar. El autor de 'Niñas de Liérganes' (1968) dejó su huella en la revista Afal, en la Real Sociedad Fotográfica, en Madrid, y en La Palangana, el grupo de fotógrafos formado en 1957 donde confluyen Ramón Masats, Gabriel Cualladó, o Francisco Ontañón.

Vielba, que enseñaba armonía y enfatizaba en sus figuras, escenas y paisajes urbanos, la fantasía que conlleva el registro de lo real a través de la elegancia y el intimismo, paseó largas horas, siempre con la cámara, «buscando la belleza en pequeñas presencias de la vida cotidiana, captando momentos o personajes, que hoy nos retrotraen a un tiempo y a un momento puntual», como era realmente su deseo. En sus palabras: «....el registro fugitivo de nuestros recuerdos conviértese en copiosa biblioteca de imágenes... porque la vida pasa y la imagen queda».

La labor de Vielba, que estudió dibujo en la Escuela de Artes y Oficios y de adolescente tomó sus primeras fotos, se extiende más allá de la cámara, «ya que buscó potenciar la fotografía en nuestro país, y ayudar a los jóvenes fotógrafos que entonces iban surgiendo», según destaca Salazar. Hombre culto, de espíritu muy activo, estuvo al frente de la de la Real Sociedad Fotográfica durante cerca de 30 años.

La comisaria se muestra convencida de que el Centro de Documentación de la Imagen de Santander, a cuyo frente se halla Manuela Alonso, «hubiera contado, sin duda, con el total beneplácito de Vielba, fuertemente determinado a difundir el arte de la fotografía».

El proyecto de este verano, que funde de nuevo la mirada del fotógrafo con Santander, justo al cumplirse tres décadas de su desaparición, certifica su intenso legado aún desconocido entre el gran público.

Su faceta como profesor en la Universidad Politécnica de Madrid, y su labor al frente de la Dirección General de Infraestructuras del Ejército del Aire primero y del Ministerio de Transporte después, no le impidió desarrollar su pasión, siendo sin duda sus escritos, artículos y charlas, «la plataforma para el reconocimiento de la fotografía como una más de las Bellas Artes en nuestro país».

En la muestra del CDIS y la UIMP, ligada al Festival PHotoEspaña, que ha contado con la colaboración esencial de la familia del fotógrafo, se reflejarán esas «impresionantes instantáneas, crónicas narrativas de un tiempo que muchos santanderinos atesoran en sus recuerdos y que a otros muchos les posibilitarán conocer sus raíces».

De la esencia y sutil comunicación que el ciudadano hallará en sus imágenes, basta recodar una de sus sentencias: «Tengo un especial gusto en aquello que late en mí, me enamora y me invita a dejarlo en imagen fija».