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Esther López Sobrado continúa adentrándose en la huella de Ontañón. CELEDONIO
«Santander, que siempre estuvo en su corazón, debe un reconocimiento a Santiago Ontañón»
Esther López Sobrado - Historiadora

«Santander, que siempre estuvo en su corazón, debe un reconocimiento a Santiago Ontañón»

La investigadora ahonda en la figura y la huella del escenógrafo, escritor, pintor y dramaturgo de la generación del 27, sumido en el olvido, con un nuevo estudio que presenta mañana en la Fundación Bruno Alonso

Guillermo Balbona

Santander

Domingo, 15 de enero 2023, 01:00

Ha unido la pasión de la investigación, la querencia por una figura sumida en el olvido y el retrato de una vida apasionada. Esther López Sobrado, doctora en historia del arte, ha dedicado gran parte de su vida a construir el universo y la periferia de la vida y la creación del dramaturgo, actor y escenógrafo santanderino Santiago Ontañón, otro de esos pilares a veces invisible de la irrepetible Generación del 27. La historiadora ahonda en su figura y la huella plasmada en una edición «ampliada, corregida y completada» de su biografía anterior. 'Las pasiones de Santiago Ontañón', que ha publicado recientemente en la editorial Renacimiento, se presenta mañana lunes en la Fundación Bruno Alonso. Un trayecto por la vida y época de Santiago Ontañón (1903-1989), «un hombre leal, inteligente, libre, generoso, ingenioso, entrañable, apasionado, rebosante de amor y amores», como le definió Fernando Fernán Gómez.

López Sobrado , que ha compaginado siempre su labor docente con la investigación de artistas cántabros, recobró la memoria de Luis Quintanilla, Ricardo Bernardo o Rufino Ceballos. Especialmente destaca su edición de las memorias y textos del pintor Quintanilla. Ahora espera una nueva edición de las memorias de Ontañón que abordará también con Renacimiento. A su juicio, «quedan muchísimos Ontañón por descubrir».

-Al margen de que la figura justifica en sí cualquier investigación, ¿Hubo algún deslumbramiento, o un especial acontecimiento que la condujo hasta Ontañón?

-Es uno de los artistas que configuraron mi tesis doctoral 'La pintura cántabra en París, entre la tradición y la vanguardia (1900-1936)'. Estaré siempre agradecida a José Ramón Saiz Viadero por haberme animado a realizarla y por poner su agenda de direcciones a mi servicio. Él fue la primera persona que me habló del escenógrafo, a quien conocía personalmente. Poco después yo también le visité en la casa de Madrid, donde vivía con sus hermanas, aunque me resultó una situación triste: Ontañón era en esos momentos un hombre postrado en silla de ruedas, sin ilusión por la vida. La lectura de sus memorias me había puesto en contacto con una época que admiro profundamente, la de las primeras décadas del siglo XX. Después, en 1991 viajé a Chile siguiendo su estela y buscando los 30 únicos ejemplares de la Revista 'Luna', la revista que escribieron en el exilio en la Embajada de Chile en Madrid. En Santiago de Chile puedo decir que le conocí, hablando con sus amigos y leyendo sus cartas a la que había sido su esposa, Nana Bell. Ahí me deslumbró el hombre que fue Santiago Ontañón.

-¿Cómo define al creador?

-Ontañón fue escenógrafo, escritor, pintor, ilustrador, dramaturgo, dibujante, figurinista, actor, director de cine, documentalista, y un extraordinario ser humano, amigo de sus amigos y, como decía Machado, «en el buen sentido de la palabra, buen», divertido, conversador ...

-¿Cuáles son las pasiones del personaje dado que hablamos de una figura poliédrica?

-Cuando pensé en el título de este libro elegí pasiones, porque fue un ser apasionante y apasionado. Sus pasiones fueron muchas, pero yo destacaría su pasión nostálgica por el mar y su Santander natal, por su amigos, Federico García Lorca, María Teresa León, Rafael Alberti, Margarita Xirgu, Maruja Mallo, Margarita Manso, Buñuel, Vicente Huidobro, Pablo Neruda y un larguísimo etcétera; pasión por el teatro, el cine, el dibujo, por su mujer Nana ... Pero también pasión como 'acción de padecer', haciendo alusión a su sufrimiento y miedo en la Guerra Civil, en su asilo en la Embajada de Chile y también al sufrimiento que acompañó su pasión por Nana Bell.

-¿A qué atribuye cierta invisibilidad y olvido intermitente de su figura y huella? Ese «desconocido injusto que no debiera serlo» ...del que habla Benjamín Prado.

-Yo diría que es una característica común a nuestros exiliados y exiliadas de la Guerra Civil. En su caso como escenógrafo es comprensible, porque la escenografía es lo más vulnerable del teatro y mucho más en una época que no se acostumbraba hacer fotografías de las representaciones. Nos quedan algunas fotografías, bocetos, las críticas teatrales ... Hay que tener en cuenta que muchos de sus trabajos se realizaron en América del Sur.

-En el ADN de Ontañón, ¿hay señas de identidad que son inherentes a un tiempo y unos creadores irrepetibles como revela el 27?

-La Generación del 27, Edad de Plata, Generación de la República o como queramos llamarla, fue una generación maravillosa, que define magníficamente Benjamín Prado en el prólogo del libro, recordando que todas las personas que la formaron llevaron una vida muy parecida «en la que se mezclaban la fe en la cultura, la exaltación de la amistad, el cultivo de la felicidad y el deseo de tener una conciencia civil que ayudara a lograr un mundo más justo y más libre». Y ese era Santiago Ontañón, por eso le admiro tanto.

-¿Cuál de sus geografías sentimentales, creativas y vitales destacaría?

-El amor a sus amigos y a las mujeres de su vida, la escenografía -lo más efímero del teatro, ya de por sí vulnerable-, la amistad y el ansia de libertad.

-¿Por qué ha afrontado esta renovada edición? ¿Quedan muchos Ontañón por descubrir?

-Porque creo que se lo merecía, durante estos años he descubierto nuevas cosas, había algunas otras que merecía mejorar y deseaba hacer un retrato de esta época tan increíble, funcionar como una escenógrafa, que los capítulos del libro fueran como actos de una obra de teatro donde tuviera una especial importancia la escenografía y los actores tanto principales como secundarios. Y sí, quedan muchísimos Ontañón por descubrir. De hecho, en esta nueva edición he procurado anotar sus nombres, con el expreso deseo de que alguien se anime a descubrirlos.

-En su libro otorga especial importancia a la historia de amor con su exmujer. ¿Qué encontró en ese vínculo?

-Antonio Muñoz Molina dice que las cartas conservan una burbuja de tiempo en presente, nunca en pasado y eso fue lo que me maravilló: descubrir a un hombre casi octogenario enamorado como un quinceañero y con un miedo atroz a no ser correspondido. En el vínculo descubrí un amor que traspasaba tiempos y lejanías y que mostraba una potente amistad entre dos seres que se habían amado profundamente.

-¿Por lo que cuenta no había lados oscuros en el personaje?

-Nadie me los ha evidenciado. Cuando he investigado a otros artistas, siempre aparece alguien que te muestra alguna sombra en su vida, pero, curiosamente, no se ha producido esa situación con Ontañón, ante mí aparece como un ser de luz siempre.

-¿El Ontañón actor también es un territorio poco conocido?

-Sí, porque generalmente hizo papeles secundarios, aunque yo destacaría su papel del escritor Corcuera en 'El Verdugo' o el de escenógrafo en 'Varietés', que siempre he creído que fue una especie de homenaje de Juan Antonio Bardem a la labor de Ontañón.

-¿Cree que Santander debe reivindicar su figura y programar alguna iniciativa para sellar su relación con la ciudad?

-Por supuesto, creo que Santander le debe un reconocimiento a Santiago Ontañón. Nunca se llevó a cabo la exposición que propuse en el Centenario de su nacimiento, pero estamos a tiempo. Falta esa exposición y creo que sería esencial un documental que recuperara para siempre su figura. No en vano Santander siempre estuvo en el corazón del escenógrafo, tal y como recordaba con frecuencia.

-¿Aún quedan aspectos o datos por descubrir tras más de veinte años de seguir su huella?

-Siempre quedan cosas, eso es lo maravilloso de encontrarte con seres magníficos como Ontañón y que han dejado parte de su obra repartida por otros países. En estos momentos estoy detrás de un documental que dirigió en Lima y de un estudio realizado en Chile sobre su persona y grupo de amigos.

-¿Sigue trabajando en Luis Quintanilla? ¿Está preparando alguna otra investigación o estudio?

-Quintanilla siempre está ahí, aun me quedan muchos textos inéditos suyos que editar. En estos momentos tengo algunos proyectos, como la nueva edición de las memorias de Ontañón que espero llevar a cabo también con Renacimiento o la biografía de Encarnación Bustillo Salomón, una pintora de Villarcayo que nació a mediados del siglo XIX. Hay otros proyectos, muy interesantes también, pero por el momento no puedo hablar de ellos. Espero que puedan llevarse a cabo.

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