El santanderino Víctor Cuerno toma la Sala Bretón con su arte povera-pop

«La historia de los artistas contemporáneos está llena de vaivenes, llena de mutaciones y puntas de sierra, de desesperación, frustración y amargura; pero también de otros momentos llenos de luz, incontinencia y derroche creativo; este es, sin duda, el momento que Víctor Cuerno atraviesa». Las palabras de Laura Cobo, comisaria de la muestra y responsable de la Sala Bretón, define el espíritu que se esconde tras la creación Wonder Woman del artista santanderino. Víctor Cuerno inaugura hoy en la Sala Bretón de El Astillero la exposición que permanecerá abierta hasta el día 12 de marzo.

Víctor Cuerno (Santander, 1966) cursó estudios de Arquitectura y se licencó en BB.AA en Bilbao en 1993. Seleccionado en diferentes concursos de ámbito nacional, obtuvo el Primer Premio en el Concurso Casimiro Iborra de Santoña. Ha participado en talleres entre los que cabe destacar los de Juan Genovés, Gloria Torner, o Juan Navarro Baldeweg. Entre sus diferentes muestras individuales destacan las celebradas en la Galería Juan Silió, 1989, Centro Cultural Puerta de Toledo. Madrid, 1990, Ermita de Valdecilla. Solares, 2000, Sala de El Diario en Torrelavega, 2015, y Universidad del Atlántico e Inder Espacio, entre las más recientes.

Víctor Cuerno reúne en esta serie Wonder Woman un conjunto de obras en la que el acrílico sobre cartón configura sus miradas sobre mujeres, nombres muchas veces icónicos de música, cine y deporte. Sobre el cartón refleja su interés por la evolución del rol de la mujer mediante figuras femeninas rescatadas de fotografías, que marcaron un hito y de cómo, al igual que ellas, «el material de embalaje pasa de ser un elemento inservible a convertirse en elemento fundamental abrazando el logro femenino. Una interesante metáfora que persigue resucitar la humildad de aquello que habitualmente pasa desapercibido», subraya Laura Cobo. No es casualidad, apunta la comisaria, que las imágenes sean tratadas con la estética serigráfica como guiño a la estética pop warholiana. 'Marilyn', obra aquí reproducida, que abre la exposición, presenta de forma rotunda «la narración expositiva de la muestra, simbolizando la comunión entre humildad y grandeza». El artista trabaja sobre dos y tres dimensiones, evidenciada esta última por la presencia de dos piezas que se niegan a perder su identidad de contenedor manteniendo su forma original de caja, «trasladándonos de nuevo a Warhol, a su factoría, a su decodificación, aunque su modus operandi y el resultado poco tienen que ver con el americano».

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