Sergio Peris-Mencheta: «La crisis moral, social y política es un caldo de cultivo maravilloso para contar historias»

–¿Cómo surgió 'Lehman Trilogy'?

–Descubrí la obra hace dos años en un festival en Barcelona. Era en catalán y no entendí mucho, pero lo suficiente para que me apasionara la historia. Sobre todo, cómo se contaba, es un relato entretenido, muy didáctico y lleno de sátira. Al mismo tiempo, tenía unas posibilidades musicales y creativas muy interesantes. Me hice con el texto original en italiano, de Stefano Massini. Me enamoró la obra, pero duraba cinco horas. Cuando se lo enseñé a mi socio en Barco Pirata, me dijo que había que reducirlo y lo he dejado en tres horas, con dos descansos de 15 minutos. Contamos la historia de los hermanos Lehman, símbolo del gatillazo que provocó la crisis económica-financiera más importante de la historia, que todavía hoy sufrimos. Me parecía una buena oportunidad de trasladar los barros que han provocado estos lodos al gran público de una manera muy divertida.

–¿Es una comedia, un drama, una mezcla de ambos?

-Es más comedia, aunque el trasfondo sea un drama, una tragedia absoluta. Es importante contar algo que nos afecta a todos, porque todos somos en parte víctimas y en parte cooperadores. ¿Quién no tiene un fondo de inversión o fondo de pensiones para intentar especular con el dinero? Todos hemos sido víctimas de la crisis y es una oportunidad el poder contarlo, aunque también es arriesgado porque a quién le apetece entrar en un teatro para hablar de economía... Me pareció interesante hacer llegar al público la historia de lo que está pasando.

–¿Es difícil hacer llegar al público un tema económico?

–No sé si es difícil, pero era la única opción. Un tema tan árido como la economía, si quieres que tenga un mensaje más allá de los números y de una crisis económica y de valores, no te queda más remedio que abrir el corazón y la vía más rápida para abrir el corazón es la risa. Por eso, creo que ha sido un acierto por parte del autor contar la crisis es clave de comedia.

–¿Cuál es la moraleja?

–Mi moraleja a nivel económico no te lo voy a decir porque sería un 'espoiler'. El teatro está para que cada uno saque sus propias conclusiones. Esta función es bastante objetiva, no panfletaria. Y si me quedo con alguna moraleja desde el punto de vista personal y artístico es que todavía se puede hacer teatro grande sin necesidad de recurrir a grandes nombres ni grandes títulos. Nadie conoce a Stefano Massini, ni 'Lehman Trilogy', ni a los seis actores que hay sobre el escenario. Los seguidores en Instagram y redes del elenco no superan entre todos a los de cualquier actor acostumbrado a llenar teatros o tener audiencias importantes en televisión. Para Barco Pirata ha sido un espaldarazo importante.

–Son seis músicos actores que interpretan a más de 130 personajes. Es complicado supongo.

–Hay dos funciones, la que ve el público y la que hay detrás del escenario, un trajín de utillería y personas espectacular.

–La obra habla de la deriva del capitalismo, Lehman Brothers se hundió, ¿también el salvaje capitalismo? ¿Qué vendrá después?

–La obra cuenta básicamente que seguimos tropezando con la misma piedra y todavía nos queda un rato. Tiene que ver con cuando uno llega al poder, ese lugar donde todavía tienes más poder económico, político o social y el discurso cambia. El que tiene poder siempre quiere más poder. Es una droga absoluta. Y, además, tiene que supeditarse al gran poder, uno invisible que está por encima de todos, y no hablo de Dios precisamente, es algo que al final te supedita a hacer cosas que no estaban en tu programa político o vital. La obra habla de una crisis de valores y moral que nos toca a todos a nivel microeconómico. No es necesario ser Pedro Sánchez para que de repente pienses que ahora que soy presidente del Gobierno no puedo hacer todo lo que quería hacer en campaña. Con Lehman Brothers pasa algo parecido. Ellos llegan con una idea a Estados Unidos, casi más de supervivencia, y a medida que pasan las generaciones y esa idea del 'llanero americano' tan bonita y romántica de salir adelante con lo que se tiene se va pervirtiendo hasta que ocurre el desplome de 2008 y lo que sucedió después.

–¿Usted cómo llegó al mundo del teatro?

–El detonante es poco romántico a nivel artístico. Descubrí el teatro porque me gustaba una chica en la universidad que hacía teatro. La testosterona me llevó al teatro y descubrí un lugar donde me puedo expresar como no puedo hacerlo en otro ambiente, puedo contar cosas que no puedo contar en otro lugar y puedo encarnar personajes que no podría hacer en la vida normal porque estaría en la cárcel.

–Ha hecho series, películas y teatro, actor y director ¿dónde se siente mejor?

–No hay nada que me guste más o menos, es todo complementario. Acabo de rodar una película y según he terminado me han entrado unas ganas locas de ponerme a dirigir. Uno me permite vaciarme un rato de mi, bajar la cabeza y ponerme al servicio de lo que se quiere contar y, en el otro, me pongo más creativo y soy yo quien decide contar mi historia, el texto y la gente.

–¿Tiene algún nuevo proyecto entre manos?

–Estamos de gira con 'Lehman Trilogy' por España y acabamos de estrenar '¿Quién es el sr Schmitt?'. Ahora me voy a Estados Unidos seis meses para rodar la tercera temporada de la serie de HBO 'Snowfall', y tenemos quince proyectos teatrales en desarrollo, alguno de lo que sacaremos adelante este año. Otros son más de cocina a fuego lento.

–¿Pasó de largo la crisis?

–La crisis nunca pasa de largo. Uno puede quedarse de brazos cruzados o tratar de sacar adelante su sueño. Aceptar que la crisis y la falta de medios y dinero es parte de nuestra vida. La crisis le va bien al teatro en varios sentidos. Me interesa el teatro que se hace sin grandes sumas de dinero. Si no hay dinero para hacer teatro, el teatro que se hace es el que más me interesa. Como espectador, no quiero que me lo cuenten todo, para eso ya está el cine, quiero que me dejen imaginar y me propongan para yo contar mi parte de la historia. Y la crisis moral, de valores, social y política es un caldo de cultivo maravilloso para contar historias.

–¿Y qué le ha enseñado el teatro?

–Soy una persona muy de salir adelante yo solo. En su momento descubrí el rugby, un deporte donde uno solo no sirve para nada y me enseñó que el trabajo en equipo es esencial. Y el teatro es igual. Estamos aquí para estar con el otro y para el rato que vamos a estar vamos a tratar de aprovecharlo.