Sianoja se rinde ante el mar Cantábrico

Multidisciplinar, colectivo, abierto y plural. Es diálogo entre artistas, exhibición y creación, taller y reflexión. Sianoja vuelve a reunir a doce artistas que durante nueve días darán rienda suelta a su imaginación y a su arte. Son las señas de identidad de esta feria del arte y la cultura a cuyo frente se encuentra Manuel Sáenz-Messía. Es una de las citas más veteranas del arte contemporáneo de Cantabria que este año celebra la XIX edición.

Hay un horario diario de apertura al público para que pueda seguirse la evolución de las obras y compartir el proceso creativo. Crean sus piezas en directo y de cara al público durante nueve días y como arma de diálogo sus pinceles, pigmentos, acrílicos, papeles o hierro. El resultado podrá verse el último día del encuentro en el Hotel Torre Cristina y, posteriormente, en la galería Espiral y en Ámbito Cultural de El Corte Inglés.

Charles Kernan, fotógrafo estadounidense, colaborará con su cámara documentando todo el encuentro. Otro de los nombres propios de esta edición es Javier Díaz Guardiola periodista, comisario, escritor, coordinador de las secciones de arte, arquitectura y diseño de ABC Cultural, que ejercerá como crítico de arte invitado a Sianoja.

Los doce artistas ya trabajan en sus obras. Es un grupo heterogéneo en cuanto a orígenes, lenguajes plásticos y generaciones. La mayoría son pintores y dos escultores. En el jardín están los escultores. Takashi Tanaka ha llegado desde Japón. Enviado por la galería Sudoh trabaja con metales y pintura. Está creando grandes flores de metal, siguiendo la tradición japonesa que se fija mucho en la naturaleza. Es una flor de cerezo que busca una visión lineal al más puro estilo oriental. Junto a él está Antonio Maya cuya obra se identifica con la figuración poética. Reconoce que la genialidad de Sianoja es mezclar diferentes discursos plásticos. En su caso está realizando una escultura con escayola, un material idóneo para reflejar un pliego del tiempo. Es un busto que seccionará en dos partes sobre las que colocará figuras geométricas. Su obra busca el origen, la vuelta al pasado, el regreso al ayer. «El cerebro, la inteligencia, siempre busca regresar al pasado y lo hace de una forma rápida, en línea recta», explica este artista para quien su obra es como la vida real en la que viajamos en el tiempo.

Los pintores están dentro del hotel. Hablan de sus obras, de su mensaje, de su técnica. Aprenden distintas culturas y distintas formas de entender el arte. Abren su mundo a otros mercados, a otros lugares donde disfrutar de su gran pasión. Albano Hernández es de Ávila, pero vive en Londres. Reconoce su obsesión por los verdes que aprendió en su niñez en los campos de Castilla. Acaba de descubrir otros verdes, los de Cantabria. Y en ello está, pintándolos. Conoció a Manuel Sáenz-Messía en una residencia artística en Eslovenia y se muestra encantado de poder participar en Sianoja, «un lugar donde hacer amigos, compartir el arte y en Cantabria, donde hay un importante mercado de galerías y un nutrido grupo de coleccionistas», explica.

La sevillana Inma Fierro comparte espacio. Ha colaborado con la galería Espiral de Noja, pero es la primera vez que enfrenta su mirada al mar Cantábrico. «Me ha flipado», dice. Aplaude la iniciativa de Sianoja porque conecta artistas, lenguajes, disciplinas... y además hay conferencias que profundizan sobre el arte contemporáneo. Reconoce que su trabajo es muy «emocional» porque «la pintura me permite hablar de experiencias, vivencias y sentimientos». Ayer salió a pasear y recogió piedras y objetos del paisaje que le permitirán dar un toque cántabro a su obra. El futuro está por escribir pero asegura que ser artista es «difícil pero no imposible. Mucha gente me dice que trabajo por amor al arte y desconoce que detrás de una obra hay reflexión, lecturas, viajes... No se le da el valor que merece». Una opinión que comparte la cántabra Sonia Piñeiro. «A los artistas nos ningunean», dice quien cree que «artistas y escritores somos los últimos monos». Se muestra feliz en Sianoja porque comparte experiencias con otros artistas mientras trabaja en su particular metamorfosis. «Esta mariposa habla del ciclo de la vida, aquí están las repeticiones, las distintas etapas hasta llegar a la vejez. Vivimos una vida que pensamos que es la bomba y después nos damos cuenta de que apenas ha sido un instante y ya pasó».

Muy cerca de ella está el otro cántabro, Luis Medina. Su trabajo ha dado un vuelco a todo lo pintado con anterioridad. Trabaja en una obra que es una geometría abstracta apoyada en los colores básicos, el blanco y el negro, a los que luego introducirá un azul o quizás un rosa. «Me gusta innovar y cambiar y esta pintura será minimalista, muy alejada de otras obras mías». Disfruta con su trabajo y conversa con los compañeros. Explica que su obra apenas tiene en mercado en Cantabria, «aquí gustan más los paisajes, edificios conocidos... No es lo mío», reconoce. Él ha viajado y vende su obra en otros lugares donde el arte abstracto sí gusta como Alemania o Reino Unido.

En una esquina del salón está la mexicana Daniela Jáuregui quien destaca de Sianoja que permite compartir puntos de vista sobre el arte y la cultura. «Es muy enriquecedor», dice. Inspirada por el mar que casi puede tocar con la mano desde la ventana continúa trabajando sobre su serie 'Diosas y Venus' continuación de 'Madonna Negra'. Su pintura profundiza en el rol de la mujer en la sociedad actual, en el maltrato -«sobre todo en mi país», señala- sin perder de vista que esa mujer es el origen de la vida. Su reto es dignificar en su obra esta figura.

Stano Cerny ha llegado a Noja desde Eslovaquia donde inició el proyecto 'Sombra y luz'. Señala el mar Cantábrico y reconoce que «es tan bonito que no se puede pintar». Por eso, la abstracción abraza a su naturaleza mientras improvisa elementos nuevos. Y antes de terminar, una lección: «La pintura es inmortal». A su lado está la serbia Gala Caki para quien su mundo son los animales. En Noja dibuja la cabeza de un toro que más adelante enmarcará entre la bravura de las olas. «Los toros me dan miedo, pero cuando los pinto ese miedo desaparece», dice.

Mar Sueiras es doctora en Historia del Arte en la Universidad de Salamanca. Estudia el encuentro del arte entre Oriente y Occidente. A ella le interesa más el arte oriental. Está pintando la naturaleza desde una concepción más oriental, en un formato horizontal que permite una lectura lineal de la obra, más alejada de la occidental más preocupada por la profundidad.

Al fondo está la canadiense Landon Mackenzie quien pese a la enorme distancia que le separaba de Noja cogió un avión y aquí está. Sus obras son en azul y rojo. Una está ya muy avanzada. Ha pintado el hotel con las ventajas detrás de las que se esconden las historias de los artistas.