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«La vida ha mejorado, camaradas, la vida es más alegre», declaraba Stalin en 1935. Con esta famosa frase el líder «no sólo comunicaba al pueblo que se habían pasado las peores penalidades de la industrialización y la colectivización, sino que ahora los ciudadanos soviéticos ... podrían empezar a disfrutar de los efectos de todo ese esfuerzo». Alberto Ruiz de Samaniego describe esta evocación incluida en 'La construcción del hombre nuevo'. Son textos integrados en el catálogo ingente que acompaña a la muestra 'El siglo soviético: fotografía rusa del Archivo Lafuente (1917-1972)', que esta semana se inaugura en Madrid. Es otro poderoso paso y reflejo de la singularidad de los fondos de este proyecto documental y museístico, que se vincula en este caso al interés por dar a conocer la colección de fotografía rusa que albergan los fondos santanderinos de José María Lafuente.
El Archivo Lafuente reúne diversas colecciones y fondos documentales especializados en arte moderno y contemporáneo, desde su etapa fundacional en 2002. Especialmente durante la presente década, lleva proyectando, colaborando y participando, a través de sus fondos, en decenas de exposiciones, relatos e investigaciones nacionales e internacionales sobre las vanguardias, creadores, periodos y tendencias.
'El siglo soviético', el rostro de la fotografía rusa del Archivo santanderino, recala el miércoles en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, cita integrada en el Festival PHotoEspaña. Una exposición ingente estructurada en torno a ocho temáticas o capítulos:'La construcción del hombre nuevo', 'Anunciadores de tempestades', 'El sueño colectivo', 'Soviets y electricidad', 'La lucha por la cosecha', 'Expansión hacia el Este', 'La guerra: dirección de la historia' y 'Diario de Moscú'.
En paralelo Lafuente y la Fábrica han coeditado un catálogo que recoge casi quinientas fotografías de la colección del Archivo, captadas por cerca de medio centenar de fotógrafos soviéticos, tales como Max Alpert, Lev Borodulin, Dmitri Baltermants, Boris Ignatovich, Yevgeny Khaldei, Yakov Khalip, El Lissitzky, Aleksandr Rodchenko, Arkady Shaikhet, Aleksander Ustinov o Georgi Zelma. .
La transmisión de mensajes a través de la imagen adquiere especial importancia en el contexto posrevolucionario ruso. Beatriz García Cossío, integrante del equipo del Archivo, en su escrito apunta que «el éxtasis experimental característico de la vanguardia convivió y fue finalmente sucedido por un uso propagandístico de la imagen al servicio del régimen. La fotografía se convirtió en un arma estatal dotada de un enorme poder de influencia sobre sus espectadores». En este contexto se sitúa el fundamento del proyecto: «La fotografía es la protagonista en la construcción de la imagen del nuevo orden soviético».
Una de estas colecciones principales del Archivo, como ya se anunció el pasado año, es la denominada 'Vanguardia rusa y realismo soviético', un conjunto compuesto por más de 1300 publicaciones y fotografías rusas, además de un pequeño grupo de documentos y objetos relacionados. En el caso de las publicaciones -con las que se inició esta colección, y que son en su mayoría libros, revistas o catálogos; su total supera los 500 ejemplares- fueron creadas durante la primera mitad del siglo pasado y se pueden clasificar en torno a tres importantes etapas: el arte previo a la Revolución (con especial hincapié en el periodo comprendido entre 1912 y 1917), los primeros años del constructivismo ruso (1918-1924) y el periodo estalinista (1925-1949).
La fotografía fue tomando un papel protagonista en la producción editorial y, en general, en la vida artística de la ya establecida Unión Soviética.
La posibilidad de sumar fotografías originales a la colección del Archivo Lafuente se plasmó en Nueva York hace dos años con la compra de un fondo fotográfico compuesto por más de ochocientas imágenes originales y otros materiales relacionados. Su hasta entonces propietario es un coleccionista privado americano especializado en arte ruso de vanguardia que ha dedicado más de veinte años al estudio y compilación de fotografías soviéticas. Sus numerosos viajes a Rusia le aportaron los contactos y los conocimientos necesarios para generar este conjunto.
La importancia de las fotografías que ahora se exponen no solo reside en su contenido visual, sino también en sus reversos: «Gran parte de las instantáneas que componen esta colección están firmadas, fueron tituladas por los propios autores y aportan información muy precisa de los lugares en los que se tomaron, las personas retratadas o las circunstancias que documentan. La diversidad de sus tamaños, subraya la experta, «nos invita a pensar que cumplieron distintas funciones: exposiciones, publicaciones, pruebas de impresión...».
Además de la gran muestra en el Círculo de Bellas Artes, el Archivo prosigue con sus colaboraciones plasmadas en aportaciones esenciales. Esta semana el Reina Sofía, que dirige Manuel Borja-Villel, organiza una exposición inédita en la que, por primera vez, se aborda el arte de vanguardia ruso desde la perspectiva de los cánones del movimiento Dadá. Tras una ardua labor de investigación y recuperación de abundante material inédito, se exhibirán casi 500 obras realizadas durante el máximo apogeo del dadá por cerca de 90 artistas rusos y de otros países europeos como Malévich, Mayakovsky, Aleksandr Rodchenko, Francis Picabia, Man Ray y Tristan Tzara, entre otros muchos.
El Archivo Lafuente es uno de los artífices de los fondos reunidos junto a museos y colecciones particulares de Rusia y del resto de Europa como el Stedelijk de Amsterdam, el Pompidou de París, Mayakovsky de Moscú, o el Archivo Estatal Ruso de Literatura y Arte, entre otros.
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