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Transformación del paisaje industrial y, en este caso, portuario. Fidelidad a una iconografía que incluye guiños al arte pop y la animación. Sentido del humor, socialización del arte y vuelta de tuerca a la ilustración, a los soportes y formatos más convencionales. Con personalidad visual ... y una potencia narrativa implícita, el artista cántabro Antonio Gómez Bueno es un ilustre superviviente al que ni la pandemia ha frenado. El creador afincado desde hace décadas en Estados Unidos, y tras fraguar en Los Ángeles su asentamiento vital y sus trayectos artísticos, dejó hace apenas un mes su vivienda californiana para viajar a Santander con el fin de abordar otra de sus intervenciones en la zona portuaria de Raos.
Tras más de diez días de preparativos y elaboración -el trabajo quedará listo este fin de semana-, Gómez Bueno regresará a L.A. si las autoridades lo permiten, dado que muchas zonas de EE UU viven una situación sanitaria crítica. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de la Laguna (Tenerife) y la Complutense de Madrid, el trabajo de Gómez Bueno evoluciona a raíz de su primer viaje a California hace casi ya tres décadas. En este regreso estival, ha afrontado un nuevo proyecto pictórico sobre la superficie de un silo ubicado en las instalaciones de Tasa Terminal de Agroalimentario, ubicado en Raos.
El mural que ya es visible desde el Centro Botín, se ubica en un silo del muelle 4 en la dársena norte. El motivo de la ilustración, sencillo pero en el que ha primado potenciar las perspectivas, es uno de los icónicos personajes que han acompañado la creación de Gómez Bueno, fácilmente reconocible por sus guiños a la animación (estuvo a punto de integrarse en la factoría de Disney) sus ironías y sus referentes.
En este caso, su Juanito Pelotas, recurrente en su pintura, con su bombín característico -un homenaje a 'La naranja mecánica' de Kubrick-, preside ahora la superficie del cilindro industrial.
Del spray a la pistola y la brocha, Gómez Bueno ha acometido durante los últimos diez días su obra mural sobre una extensión de 16 por 12 metros.
Al cabo, su pintura de fuertes evocaciones al arte pop y de realismo fotográfico, siempre se ha servido de cualquier recurso, pincel, aerógrafo, fibra de vidrio, o imágenes por ordenador, para conseguir el resultado que le interesa: un mensaje de contenido crítico-social entre la publicidad, el pop art y el arte conceptual.
A pocos metros de esta intervención el pasado año Gómez Bueno pintaba otro mural en Raos. A través de su personal manera de apropiarse de las expresiones del arte y la comunicación y de muy diversos soportes urbanos, abordó otro proyecto antes de su regreso a Estados Unidos, que se ha sumado a su larga y prolífica trayectoria ligada al grafismo. Las naves 7 y 8 de la firma 'Cobasa' acogieron su trabajo mural 'Razzle Dazzle Cobasa', que contó con la ayuda de pintores de fachadas (Victor Villasol) que prepararon la superficie y dieron el color de fondo. Gómez Bueno y su asistente, Juan Rusillo, al igual que ahora, afrontaron el dibujo del diseño.
Un estilo de camuflaje de barcos que se usó ampliamente en la Primera Gran Guerra y, en menor medida, en la Segunda. Consistía en «complejas composiciones de formas geométricas en colores contrastantes, que se interrumpen y se cruzan entre sí. La intención era deslumbrar, no ocultar, para así dificultar la estimación del alcance, la velocidad y el rumbo del barco para que el enemigo asumiese una posición de disparo deficiente».
Gómez Bueno (Torrelavega, 1964) recibe con profusión encargos tanto de diseños comerciales, logos, camisetas, carteles, skates, snowboards... que alterna con las exposiciones.
Este año dos comparecencias previstas en Los Ángeles y ferias estadounidenses se truncaron por la llegada de la pandemia. Gómez Bueno, que siempre refiere un lema permanente, «hay que cambiar y arriesgar», protagonizó el pasado año una de las exposiciones más importantes en su trayectoria, en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles -Lacma, el mayor en el oeste de los EE UU con más de un millón de visitas anuales.
En su andadura, ya desde sus muestras en Madrid y California, entre la provocación, el humor y la transgresión del lenguaje, protagonizó campañas gráficas en las que lo mismo se presentaba a las elecciones presidenciales americanas como aparecía en el papel de predicador.
Sus exposiciones en Bélgica, Francia, Italia, Alemania, Inglaterra, Portugal, México, Brasil, o China, hasta superar ya medio centenar de muestras individuales, se han alternado con trabajos de diseños para grupos y músicos.
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