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'Todo y solo luz' es no solo un epígrafe simbólico, sino la metáfora artística e interpretativa que alumbra una creación destinada al Centro de Arte del Faro de Cabo Mayor. El singular espacio santanderino, que cumplirá esta temporada quince años, acogerá desde finales de ... esta semana un proyecto de la artista portuguesa Cristina Ataide, quien ha concebido esta creación ad hoc y específica para el espacio portuario santanderino, centrada en la luz, como el elemento básico que da sentido a un faro.
Ataide vive y trabaja en Lisboa, donde se licenció en Escultura por la Escola Superior de Belas-Artes de la capital lusa. Ha colaborado con prestigiosos arquitectos y artistas como Anish Kapoor, Michelangelo Pistoletto, Keit Sonnier y Matt Mullican.
Fascinada por conocer el sistema de funcionamiento del faro, el punto de partida de las dos instalaciones que componen la exposición en Santander radicó en la visita realizada a la espectacular linterna del faro de Cabo Mayor durante el pasado verano.
Maria Antonia de Castro, comisaria de este proyecto, subraya que como es habitual en su trabajo Ataide «elige el componente elemental que hace valer la esencia del lugar sobre el cual desarrolla su obra». Actúa, en este sentido, con el rigor sistemático del científico. El faro y su luz incluyen dos factores que están dentro del campo de acción de la artista: el elemento natural, la luz, y el 'artificio', es decir, la intervención del ser humano sobre la naturaleza. Artificio en este caso materializado en la gigantesca lente que atrapa la luz para reflejarla hacia el infinito mediante un complejo sistema de espejos prismáticos.
En la primera sala: un vídeo del faro y su luz se proyecta sobre espejos suspendidos del techo, cada uno de los cuales lleva inscrita una frase de dos palabras: «Ser silencio / ser lucha/ ser voz / ser viaje / ser abismo / ser ternura / ser incertidumbre / ser cicatriz / ser indignación / ser búsqueda / ser sonrisa /....».
Las palabras y las imágenes del mar, el horizonte, o el faro se entrecruzan reflejadas sobre las paredes de toda la sala y propician en el visitante una experiencia de inmersión. Una composición musical realizada en exclusiva para la muestra genera una ambientación sonora que «favorece la percepción fluida de sensaciones múltiples».
En la segunda sala, fotografías de la gran lente y de la linterna del faro adheridas sobre espejos suspendidos del techo, a la altura de la mirada, activan para la experiencia del espectador dos componentes básicos del faro que son integrados al espacio expositivo: el elemento espejo y el factor reflejo. Con ambas instalaciones Cristina Ataide (Viseu, 1951) quiere centrar la atención del visitante tanto «en la energía electromagnética, que constituye el elemento natural de la luz, como hacia el ingenio humano». Ese largo proceso «mediante el cual y a lo largo de siglos de experimentos, cavilaciones y descubrimientos, la luz se pone al servicio de la navegación, los viajes, el comercio...», propiciando intercambios materiales e inmateriales de todo género que «entrecruzan necesidades y deseos en todas las direcciones de la esfera tierra».
En paralelo a su trayectoria artística, siendo responsable del departamento de escultura y diseño de una empresa productora de mármoles y rocas ornamentales, Ataide creó piezas de mobiliario y objetos de diseño y escultura en mármol y trabajó con artistas internacionales. Desde 1983 expone con regularidad en Portugal y el exterior. Su obra ha sido reconocida con importantes premios y está presente en colecciones prestigiosas, como la de la Fundación Gulbenkian. Desde 1996 ejerce la docencia en la Universidad Lusófona de Lisboa.
Cristina Ataíde trabaja al natural, donde están las montañas que son siempre su punto de partida, «me impregno de ellas y el viaje es parte de mi trabajo». Ha realizado dibujos en la catedral de Santiago de Compostela, pero también en Asilah, Essaouira en Marruecos. Me confronto con la naturaleza, y lo hago no describiendo el lugar, sino trabajando con el lugar».
La artista lusa, con tres décadas de trayectoria, presenta en este inicio de 2021 en Lisboa su muestra 'Encarnando el vacío', anclada en la búsqueda y el descubrimiento a través de experiencias como el viaje, la expresión, los lugares y la espiritualidad. Instalaciones, dibujos, esculturas que dialogan entre ellas. La artista busca generar una relación «entre espíritu y materia, viaje y conocimiento, o individuo y entorno».
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