Tocar el arte desde los tejidos. Meter la mano en la pintura. Posar ante una misma. Hacer de la luz un relato. Llenar el espacio de flores. Mirar bien por dónde se pisa. Aprisionar juguetes.
En esta quinta edición, Lau Rodríguez presenta un universo onírico, barroco e iconoclasta en que la sutileza de la imagen contrasta con la ironía de las palabras. Zara Garsai baja la mirada hasta los ojos de un niño y su percepción del tiempo entendido como un juego. Frente a su explosión de color, Marina Cuesta se fotografía a sí misma, en blanco y negro, para evocar sensibilidades delicadas. Esther Garrido anuda y retuerce tejidos con los que dialoga. A su lado, Nieves Moriano defiende lo figurativo con pinceladas gruesas de personas conocidas. Al contrario que Gisselle Herrera, cuyas mujeres, inspiradas en lo gótico y el art decó, son todas y ninguna en concreto. Carmen Gutiérrez protege la memoria de su hábitat pintando edificios, trabajando baldosas, reflejando carteles y Marina Fernández hace lo propio con su hábitat emocional, que pueblan sus amigos en contraluz y seres anónimos mecidos por el calor. Calor y color como el que recala en el trabajo de Laura López Balza, en una detallista sucesión de flores y rostros extraordinarios desde su cotidianidad.
Carmen Gutiérrez -Pintura
«He pasado a ver qué me cuenta el espacio a mí»
Mirar al suelo, al dibujo de las baldosas. Levantar la vista y fijarse en los detalles de los edificios. Proteger la memoria. Carmen Gutiérrez hacía retrato, pero fue perdiendo la figura humana y se empezó a interesar por el patrimonio cultural. Ahora trabaja en Cazoña, Cajo y la Calle Alta porque es el entorno que le rodea. Crea coloridas ilustraciones, con un punto de dibujo técnico que ofrecen una visión. «He pasado de querer contar algo a ver qué me cuenta el espacio a mí», explica. Papeleras, latas, carteles, edificios particulares. «Todo eso junto configura tu percepción». Las ciudades evolucionan y todo esto, razona, «tiene que ver con mi miedo a olvidarme de este lugar, porque es mi infancia».
Laura López Balza-Pintura
«Es una relación de amor con aquello que te atrae para pintar»
Los recuerdos de Laura López Balza están cuajados de flores. Las tenía su abuela. Las recogía con su madre. Su obra representa a ambas; mujeres conocidas y floridos ramos. Una serie en la que lleva trabajando «desde el natural» durante una década. Va y viene. «Se establece una relación de amor, porque siempre hay algo que te atrae en cierta manera en lo que vas a pintar». Ponerse delante de una persona o un objeto y dedicar tiempo a mirarle, «entenderlo y plasmar lo que ves» es su proceso creativo, que sirve para establecer vínculos que permanecen una vez finalizada la obra. Y esa obra, como queda patente en su selección, evoluciona dejando percibir su crecimiento.
Marina Cuesta -Fotografia
«Siempre encuentro una forma que me evoque algo»
Blanco y negro. Delicadeza e identidad. Una modelo a la que conoce bien, pues es ella misma ante el objetivo de su cámara. «Hago autorretrato porque es como más cómoda me siento y creo que mejor puedo reflejar cosas». Introspección y melancolía son dos de las sensaciones que evocan sus imágenes, pero también abstracción, dando pie a que cada cual saque sus conclusiones. «Acabo siempre encontrando, aunque no busque, una expresión o una forma que me evoque algo», dice. También hay un punto de búsqueda de autoestima arriesgada:«Me da un poco más de apuro porque me estoy exponiendo yo doblemente», explica frente a las obras que muestra por primera vez.
Mujeres que en algunos casos, exponen por primera vez y otras que acumulan varias décadas de trayectoria. Ritos iniciáticos o dinámicas conocidas, pero no por ello menos emocionantes.
Una exposición comisariada por Jesús Alberto Pérez Castaños, en su constante búsqueda de voces que enriquezcan el discurso artístico de la sociedad, generando espacios de encuentro. Desde ayer y hasta el día 26, en el contexto de las celebraciones del 'Día Internacional de la Mujer'(8), un relato diversificado que irrumpe, según Pérez Castaños, «para abrir propuestas cuyo lenguaje reitera la iniciativa por descubrir las variadas tendencias artísticas de los tiempos actuales».
La unión de nombres solo femeninos genera tantos contrastes como miradas ocupan las salas.
Carmen Gutiérrez considera importante tener estas muestras en fechas determinadas «para llamar la atención igual que en muchas otras cosas, porque son puntos de transición para llegar a un fin». Ese fin es que haya más mujeres expuestas en el arte, algo que «debería hacerse todos los meses» sin que sea una cuestión que haya que plantearse. Pero , razona, en «2023 estamos en un punto de transición hacia un lugar deseable».
Marina Fernández-Fotografía
«Lo más importante es captar el momento»
Tras la pandemia, una veintena de amigos decidieron hacer algo diferente a lo había sido su ocio hasta el momento. Empezaron a pescar. Sus perfiles, en un atardecer, en el muelle de Gamazo, protagonizan una de las fotos de Marina Fernández; 'La oportunidad que nos brindó la incertidumbre'. Menuda y entusiasta explica que sus fotos aspiran a «contar algo» y lo hacen con la luz como elemento común. «Lo más importante de ser fotógrafo es decidir sacar la cámara, tenerla encima y captar el momento; todos le podemos dar sentido a esa imagen». Tener las ganas. Darle forma a la técnica a partir del estímulo. Esta es su primera exposición, lo que la convierte en especial.
Nieves Morlano-Pintura
«La pintura no se aprende nunca; vas cambiando etapas»
La madre de Nieves Moriano va a llevarse una sorpresa cuando llegue desde Badajoz a Torrelavega. Al fondo de una de las salas del CNFoto, un retrato suyo ocupa toda la pared, pero ella no lo sabe. Es una obra hecha a trazos que casi parecen pixelados, porque a su autora le gusta usar los pinceles como brochas, sin «trabajarlo mucho» y protagonizada por «personas cercanas». Lo que le gusta a Moriano es buscar «la otra parte de la mirada; intentar ver la cara b de las cosas». Llevaba pintando «toda la vida», hasta que dio el salto a dedicarse a ello de manera estable, pero, como dice, «la pintura no se aprende nunca, nunca hay un fin, sino que vas cerrando etapas y abriendo otras nuevas».
Zara Garsai-Pintura
«El mundo es diferente visto por un niño»
La creadora ha construido un relato a partir de la convivencia durante el confinamiento con sus dos sobrinos. Cajas de juguetes vistas desde arriba. Elementos de ocio que pueden acabar siendo opresivos, como el espacio limitante de la pandemia. Un tiempo que para los más pequeños fue un divertimento, de ahí su título; 'Juego de niños'. Frente al entretenimiento, la visión de los adultos con forma de cerrojos. Al final, llega la luz «y vuelves a los sitios donde has estado o donde te gustaría estar», con cuadros de Liébana y Marrakech. «El color da alegría y el mundo se ve siempre diferente con los ojos de un niño; esa es mi mirada», explica. Una muestra como esta sirve «para darse a conocer» y seguir avanzando.
En contraposición, Lau Rodríguez se muestra «totalmente en contra de estos movimientos porque mi mano es anatómicamente igual que la de un hombre», defiende. «A nivel artístico es un gremio muy complicado para ambos». En la facultad, argumenta, hay más mujeres estudiando, pero «llegan las mínimas, por un tema de familia», de elección de la maternidad. «Creo que incluso va en detrimento; alguien que es bueno no necesita este tipo de movimientos». Su motivación para participar parte del propio comisario; «cómo se mueve Jesús; su activismo, cómo busca; me da igual el contexto en ese sentido».
Marina Cuesta, que se estrena en 'Activas' con la que será su primera exposición, considera que «positivo dar visibilidad a la mujer, que en todos los campos está muy oculta y más en este campo donde destacan los hombres. Hay mucho arte que todavía no se conoce». En esta dirección de conocimiento, Gisselle Herrera cree que más allá de dar espacio a mujeres en ciertos días puntuales, es neceasario que «el arte esté en todos lados y no sea algo elitista» y, en cu caso, intenta transmitir su posicionamiento con detalles sutiles.
Esther Garrido-Tapices
«El nudo es importanteen mi obra»
La visión de Esther Garrido tiene textura de arpillera. A través de sus ojos de un azul intenso, el tejido se tiñe, se enreda, se superpone. Ocres, verdes, rojos. Hilos, papel, lino. Un concepto artístico que plantea «vendar los recuerdos y recrear sensaciones emocionales». «Me expreso a través de los materiales. Al manipularlos, ellos me dicen el camino que debo seguir», explica, en un diálogo fructífero. Ha trabajado con pintura, su primer paso hace más de veinte años, pero la manipulación del material es su debilidad. «El nudo es importante en mi obra. El amasijo, la red. Es una manera de agarrar lo que pueden ser unas pinceladas». Meter la mano en la obra. «Estas redes son una manera de pasar por la vida».
Giselle Herrera-Pintura
«Me gusta la dicotomía de lo oscuro con un toque luminoso»
Sentada frente a sus obras, con una larga melena que casi parece una capa, Gisselle Herrera observa en silencio los rostros de una decena de mujeres que, a su vez, la miran. «Siempre represento la figura de la mujer». Han salido de su trazo y comparten una estética onírica, un tanto oscura, con el dramatismo acentuado por elementos simbólicos. «Me gusta la dicotomía de que haya siempre un planteamiento oscuro con toque de luminosidad». No le importa demasiado la sensación que se lleve el espectador; su prioridad es dar a entender ciertas estéticas, especialmente en Cantabria, aunque, reconoce; «que valoren lo que haces produce satisfacción».
Lau Rodríguez-Pintura y escultura
«Me interesa la belleza natural de lo sencillo»
La suya es una pintura «muy pausada» a la que se van añadiendo elementos a lo largo del proceso. «Me interesa la belleza natural de lo sencillo y cómo eso va configurando un universo más barroco que es la propia vida». En esa lectura, la pintora va creando un espejo alegórico para buscar la identidad vinculada al entorno. «Todo viene de la simbología», detalla entre cuervos, flores y coronas en la serie 'In touch'. En cada obra, una frase que contrapone con ironía el conjunto delicado. Las composiciones no están pensadas de antemano. Van surgiendo a partir de una idea que crece y va evolucionando. «Soy una amante del óleo pero he usado acrílico para que se perciban los soportes naturales»
Un posicionamiento al que a veces no ha sido posible asomarse. Iniciativas como esta muestra son «súper importante», afirma Moriano. Si bien no quiere «estar en un sitio como mujer», se plantea «cuánta gente no ha podido estarlo por serlo».
Estar juntas es «mostrar cada una su discurso ante el arte» y «trenzar» las formas de trabajar. Así lo valora Esther Garrido. «El discurso es el mismo; llegar a sentirte bien con lo que estás haciendo y tratar de transmitir con ello».
Para Laura López Balza, «es interesante conocer a otras artistas mujeres, activas, trabajando desde diferentes técnicas y planteamientos». «Aquí estamos», concluye. Su arte habla por ellas.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.