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«Cada vez soporto menos a los políticos que hablan para no decir gran cosa»
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Al narrador santanderino la crisis le ha sorprendido justo cuando se asomaba al mercado editorial su nueva novela, 'El destino de un gato común'La luz de Madrid. Esa paleta de color que atrapó de bien joven al santanderino Álvaro Pombo le despierta cada mañana en estos días «tan especiales». En su casa de Argüelles, rodeado de libros y de unas plantas a las que cuida con esmero, el novelista pasa la alerta sanitaria «seguramente mejor que mucha gente y sin sensación de encarcelamiento porque realmente no salgo apenas». Esta a la espera de que vea a la luz su nueva novela, 'El destino de un gato común', un lanzamiento previsto en principio para el mes de junio, y ya ha escrito más de 200 páginas de la que será la próxima, una narración en la que habrá alguna referencia a la crisis del coronavirus.
-Estaba a punto de presentar nueva novela. ¿El coronavirus ha aplazado el lanzamiento?
-La novela está entregada a la editorial y la idea era presentarla en junio. Esperemos que no haya que retrasar nada. Se titula 'El destino de un gato común'.
-¿De qué trata?
-Nunca cuento de que van mis novelas, me parece que eso lo único que hace es aburrir al lector. Perdóneme. Creo que el título está claro. Es la historia de un gato.
-¿Le pasa alguna otra historia por la cabeza?
-Sí y la estoy escribiendo. Llevo unas doscientas páginas más o menos y en ellas incluyo todos estos acontecimientos que nos están pasando estos días y que están acabando con la vida de tantas personas. La muerte es un tema recurrente en mis novelas, como para muchos otros autores, y en esta novela aparecerá algo relacionado con esta crisis.
-¿Cómo la está viviendo usted?, ¿qué tal lleva el encierro?
-Sinceramente yo no lo llevo mal porque estoy acostumbrado a pasar mucho tiempo en casa. Tengo una terracita que me permite contemplar el cielo de Madrid, mis plantas, mis libros... Yo no tengo esa sensación de encarcelamiento que me consta están teniendo muchas personas porque no salgo apenas. Sí es verdad que me ha sorprendido todo esto que pasa porque no me lo esperaba, yo era de los que lo veía como una gripe más grave y por eso me está resultando un acontecimiento especial. No lo veía y está claro que el Gobierno tampoco.
En datos (Santander, 1939). Escritor. Premio Nacional de Narrativa en 1997, obtuvo el Planeta en 2006 y el Nadal en 2012. Santander le concedió en 2018 su premio de honor de las Letras. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y 'bachelor of arts' en la misma disciplina por el Birkbeck College de Londres. Desde 2002 ocupa el sillón j en la Real Academia de la Lengua (RAE). Fue candidato al Senado por UPyD.
Algunas obras 'El héroe de las mansardas de Mansard', 'Donde las mujeres', 'La cuadratura del círculo', 'El temblor del héroe'
-Parece que esta crisis ha levantado una ola de solidaridad entre los ciudadanos. ¿Se la cree?
-Pues la verdad es que sí. Los españoles, al menos los madrileños y también los santanderinos, somos gente de calle y de aplaudir, así que no me sorprenden esas ovaciones que se repiten cada tarde. No podría profundizar sobre lo que va a pasar después, pero creo que esta experiencia nos ha permitido darnos cuenta de hasta que punto necesitamos todos de todos. Hasta las personas más independientes, como puedo ser yo mismo, precisamos de otros. Me parece que más allá de frivolidades esto que nos está pasando es una llamada a la seriedad y que los aplausos a todos los que nos están cuidando estos días son un gesto espontáneo y sincero que reconoce que todos dependemos de todos.
-¿Somos más vulnerables de lo que pensamos?
-Tal vez. Ya le digo que yo tardé en darme cuenta de que esto no era una epidemia de gripe sino un endiablado virus que nos mata. Quizás sea porque estamos muy mal educados. Desde que acabó la Guerra Civil hasta ahora, dejando al margen cuestiones políticas, no hemos vivido ninguna tragedia similar. Y de esa vulnerabilidad a la que se refiere, ya verá como saldrán libros en los que se aborde una nueva concepción de la vida y la muerte.
-Usted ha sido político. ¿Cree que los actuales dirigentes han actuado correctamente?
-Es muy difícil contestar a eso porque nadie esperaba algo igual. Quizás sí se han retrasado un poco a la hora de adoptar medidas, pero fíjese que eso casi que hasta lo puedo disculpar. Está pasando en todo el mundo independientemente del color que esté gobernando, lo que ya no me gusta es que los políticos hablen para no decir gran cosa.
-¿A qué se refiere?
-Pues a que oír hablar a los políticos para no decir nada nos marea a todos. Da igual quien sea. El otro sábado escuché al presidente hablar casi setenta minutos y no aportó nada. Eso es lo que no me gusta. Si no saben que dejen los micrófonos a los expertos. Y ya deberían haber creado una coalición o algo porque el problema económico que viene ahora va a ser gordo, sobre todo para los autónomos.
-¿Ese problema económico afectará más a los que viven de la literatura que a otros sectores?
-Los escritores venimos sufriendo problemas económicos desde hace tanto que ya no nos puede ir peor. Cobramos tan poco por los adelantos que nos cuesta sobrevivir. Yo mismo, que prácticamente escribo una novela al año estoy en las últimas económicamente. En este oficio ganamos todos muy poco salvo Arturo Pérez Reverte, claro. Larra dijo que escribir en España es llorar. Nosotros lo decimos de otra manera porque no somos tan románticos.
-Es miembro de la Real Academia de la Lengua. ¿La palabra coronavirus será candidata al diccionario?
-Coronavirus puede ser, con lo que no puedo es cuando lo llaman COVID-19. No me gusta nada. Los académicos somos notarios que levantamos acta de aquellas palabras que se usan y seguro que de esta pandemia saldrán nuevas expresiones. Pero como sabe ahora se han suspendido, hasta nueva orden, las reuniones en la Real Academia.
-¿Y después de esto, no cree que habrá que separar los sillones de la Real Academia para guardar esa distancia de un metro y medio que se nos exige?
-Pues sí, porque la separación de nuestros sillones ahora debe ser como mucho de medio metro y la mayoría de los académicos somos ya muy mayores. Pertenecemos a eso que llaman grupo de riesgo. (Ríe).
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Ana del Castillo
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