De la sorpresa al asombro a través del arte

«Además de recuperar un espacio que estaba totalmente dejado, esto para la ciudad es impresionante. Es arte contemporáneo que ves en otras ciudades y que también lo quieres ver en Santander». Isabel Paredes también se ha acercado a las Naves de Gamazo en esta primera mañana de apertura junto a su marido, Carlos Ceballos, y disfruta como una niña comentando este cuadro o aquella escultura. «Que hayan elegido nuestra ciudad para hacer esta apuesta es un lujo. Quienes lo han hecho tienen una perspectiva cultural y de futuro. Es algo que Santander necesitaba» afirma convencida, con un tono de voz en el que se entremezclan el orgullo y la ilusión. «No somos expertos, pero es algo que lo ves y te gusta, algo con lo que aprendes, que siempre es importante; saber cómo ven y conciben los artistas la vida, porque en el fondo el arte es vida. El arte siempre comunica compromiso», concluye, y no queda más remedio que darle la razón porque la tiene. Su marido interviene entonces: «El cambio que ha dado esta zona de Santander es impresionante. Tener obras de Tàpies, Miró... es una maravilla».

Las naves por dentro son más grandes y amplias de lo que parecen por fuera, y la cantidad de obras que lucen en sus impolutas paredes apabulla por momentos. Un gran cuadro Carlos Zóbel llama la atención de la riojana Francisca Remón, que tiene una casa en la capital cántabra: «Me gusta mucho la combinación de fotografía y pintura de personajes conocidos con otros menos conocidos». Allí todo es así: sorprendente, cautivador. Solo tienen que ir y descubrirlo.