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El último libro de Álvaro Pombo vuelve a rescatar la memoria de su abuela Ana Caller de Donosteve, una muchacha de Riotuerto que llegó a ser secretaria personal de Coco Chanel, que confeccionó cuatro pamelas para Audrey Hepburn y que escribió un libro prologado por la Duquesa de Alba. Aunque no responde a la épica de origen humilde que triunfa en París ya que pertenece a una familia acomodada y estuvo siempre vinculada a la élite social y cultural de su tiempo.
Una mujer, nacida en el año 1900 (1896 según otras biografías) de padre irlandés y madre extremeña, que a lo largo de sus ocho décadas de vida desarrolló su peculiar talento e ingenio como diseñadora, bailarina y escritora, a través de sus distintas identidades. En su propia autobiografía, escrita en 1978, se define como Ana de Pombo, Ana de París, Ana de España y Ana del Mundo en paralelo a una trayectoria vital creativa e inquieta. Fue una niña fantasiosa y excéntrica que se escapó de casa en un circo.
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Ana de Pombo tomó el apellido de su primer marido, Cayo Pombo Ibarra. Cuando se casaron ella tenía 17 años y él 37. Había nacido en la finca familiar de La Cavada y pasó algunos años en Barcelona estudiando música antes de una boda, de la que nacieron dos hijos, y que pronto dejó atrás. Se instaló en París donde emprendió una carrera profesional vinculada a la moda de alta costura. Con notable audacia y con el apoyo de amistades, montó su propia firma de ropa, que si bien atrajo a personalidades relevantes como la propia reina Victoria Eugenia no resultó rentable. Ana no tenía conocimientos de costura, solo ciertas aspiraciones creativas. Aquella casa de moda fue bautizada 'La Maison Elviana', un acrónimo de su nombre y el de su hermana Elvira.
El conde de Koutosoff, director de publicidad de Chanel, la contrató como relaciones públicas. Su papel, fundamentalmente, consistía en captar clientas adineradas. En aquel París de los años treinta acabó siendo la mano derecha de la propia Coco Chanel. Ambas defendían una moda funcional y al servicio de la liberación femenina. Pero la mala relación con el diseñador amante de su jefa, Paul Iribe, provocó que Ana en 1934 empezase a diseñar moda de alta costura para otra firma, la de Jeanne Paquin, que contaba con 2.900 empleadas. Hoy, algunas de esas piezas se exhiben en el Museo Metropolitano de Nueva York, en el Victoria&Albert Museum de Londres y en el madrileño Museo del Traje donde se custodia un modelo de lunares blancos sobre fondo negro con inspiración andaluza, perteneciente a la colección verano 1939, adquirido en su día por la actriz cántabra Catalina Bárcena.
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Ana revolucionó el diseño inspirada por señales de identidad españolas como volantes, encaje y mantillas y destacó además por sus trabajos de peletería. Llegó a inventar un tejido elástico, el 'ciamono', similar a la Lycra, con el que la casa Paquin elaboró los trajes regionales que utilizaba bajo el pseudónimo de Ana de España en los espectáculos de danza que protagonizó en importantes teatros de todo el mundo interpretando con castañuelas música de Albéniz, Falla y Granados.
La diseñadora permaneció en París dirigiendo desde Francia las sucursales de la casa Paquin en Londres y Buenos Aires hasta que en 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, regresó a Madrid y abrió una casa de costura en la calle Hermosilla que según Aline Griffith, condesa de Romanones, era una tapadera para pasar información a los alemanes. Lo cierto es que llegó a pasar unos días en una cárcel francesa cuando regresó a París desde España –abrió allí una sucursal de su nuevo negocio– y que, después de aquel incidente rehizo su vida en Buenos Aires, donde abrió una casa de modas en la avenida de la Florida, con su tercer marido.
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Su primer matrimonio con Cayo Pombo se disolvió en 1924 en París y tras una segunda boda efímera con un uruguayo se casó con Pablo Olivera, arquitecto y decorador, perteneciente a una influyente familia que la llevó a relacionarse con Evita Perón a quien vistió en su gira por Europa. Llegó a abrir sucursales de su negocio en Río de Janeiro y Montevideo. Hasta que en 1951 el matrimonio regresa a España para dedicarse a la venta de antigüedades y decoración.
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Olga Agüero
Seis años más tarde regresa a París y hace las paces con Coco Chanel. Su vida vuelve a dar un giro cuando en los años sesenta se establece en Marbella abre una boutique de moda con un salón de té y orienta su creatividad al diseño de sombreros que ella misma confeccionaba y vendía en su establecimiento 'La Maroma' a sus antiguas clientas como Marlene Dietrich, Conchita Montes o la Duquesa de Windsor.
El nombre de Ana de Pombo ha sido recientemente reivindicado en un documental y una obra de teatro de la actriz cántabra Marta López Mazorra que comparten título con su propia autobiografía de 1971: 'Mi última condena'. En su faceta de escritora publicó dos libros '37 poemas' (1957) y 'A tu puerta' (1960). Sobrevivió a sus dos hijos. Cuando falleció en 1980 llevaba dos años viviendo en una residencia de personas mayores en Madrid.
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