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Arquitectura de la existencia
Poesía

Arquitectura de la existencia

'Ensayo sobre una cebolla infinita', de Javier Adrada de la Torre, plantea interesantes reflexiones a través de una serie de efectos acumulativos

Sábado, 31 de agosto 2024, 07:46

«…además / qué deliciosa imagen / alumbró la inteligencia artificial: / una cebolla / infinita / como representación del / absurdo palimpsesto / de capas / estéticas / que habitamos mediante el lenguaje». Estos versos del poema «[aclaración protocolaria-la cebolla infinita y el algoritmo travieso]» nos proporcionan pistas no solo sobre la procedencia del estrambótico título del libro sino sobre el proceso de gestación de los poemas, poemas en los que el sesgo irónico determina su lectura. Javier Adrada de la Torre (Madrid, 1996) ha publicado las novelas 'Un mundo en blanco y negro' (2011), 'La aurora de los girasoles' (2014) y 'Espejismo de un dios' (2017), así como el ensayo 'Luis Cernuda y Friedrich Hölderlin: Traducción, poesía y representación' (2021). En el ámbito poético, antes de 'Ensayo sobre una cebolla infinita' ha publicado 'Lágrimas en verso' (2011) y 'Gasolineras' (2024).

La inauguración de un zoológico, «el paradigma alternativo de la vida», es el punto de partida de una travesía circular que finaliza en el mismo punto, pero cien años después, cuando se conmemora el centenario de su apertura: «Las verjas están recién pintadas / como cárceles ... de lujo / y en cada jardín hay pétalos / diferentes / hace 100 años / se estrenó esta nueva forma / de vida / el reino de lo artificial». Entre estos dos acontecimientos, la tragicomedia de la individualidad en la que un espectador asiste a la dispersión de las formas en un vacío que las elude: «para elogiar el vacío / es preciso primero contemplar / su contorno / la forma invisible que lo delimita». En el resto de los poemas se interpretan diferentes secuencias y en todas ellas se rastrea un contenido simbólico de tal forma que los versos enlazan descripción tras descripción, más como si se tratara de un experimento social y biológico que de un ensayo lírico, presente este, sin embargo, en el «[haiku sinfónico_mímesis del cautivo»]. En este proceso no pueden faltar los versos conclusivos que, de modo sentencioso, resumen la idea: «no se contempla la / realidad / se crea / realidad al contemplarla». Los animales encerrados en el zoo son objeto de esos experimentos –en absoluto inocuos, pese a la apariencia y el propósito de algunos de ellos–― que mencionamos más arriba, como los seis macacos a los que se les facilita una máquina de escribir para comprobar si son capaces de romper la barrera que los separa de los humanos: «con aquel instrumento los dioses / construían el cosmos de los símbolos / el fantástico mimbre de todas / las realidades / posibles». El ejercicio de la escritura, del uso de la palabra como medio de comunicación es prerrogativa del ser humano, pero la ciencia intenta desvelar ese misterio. Los macacos «apenas alcanzaron a escribir / una caótica ráfaga de consonantes / antes de que cayera la torre de babel».

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