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La otra cara del amor

La otra cara del amor

Poesía ·

'Los no amados' de Juan Cobos Wilkins es un libro atípico, no solo por su estructura sino por su lirismo desgarrador y la carga afectiva que aflora

Sábado, 18 de noviembre 2023, 08:08

Nacido en Río Tinto en 1957, la trayectoria literaria de Juan Cobos Wilkins, aunque últimamente más centrada en la poesía, se sustenta además en una obra narrativa y ensayística muy notable que le ha granjeado importantes reconocimientos, sin embargo, como digo, es en la poesía en donde el autor despliega todo su rico imaginario metafórico y simbólico, pese a que en sus últimos títulos– 'Para qué la poesía' (2011), 'El mundo se derrumba y tú escribes poemas' (2016) y 'Matar poetas' (2019)–― la reflexión sobre la función del poeta en la sociedad actual y el alcance de la poesía sean motivos de exhaustivos análisis líricos. Ha sido director de la Fundación Juan Ramón Jiménez, de la colección poética que lleva el nombre de dicho Premio Nobel y de la revista de literatura 'ConDados de Niebla'. Codirigió el Aula de Poesía de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y la colección de poesía Pliegos de Mineral.

Con 'Los no amados' –cuyo título nos recuerda a las 'Canciones de amor o no ser amado', de Alfonso Enríquez– el poeta vuelva a confiar en el poder de la palabra poética para elucubrar no sobre el desamor, sino sobre la carencia del amor, un ... amor experimentado en un pasado más o menos cercano, pero ahora ausente. La frontera entre ambos contextos se nos antoja un tanto borrosa, pero, a lo largo de los poemas de la segunda parte del libro, en los que se enumeran una larga lista de amantes, se va haciendo más diáfana. Los no amados, título también de la primera sección del volumen, son aquellos que se sienten abandonados, desubicados, sin capacidad de discernir: «Un día / llega la vida / y tú no estás», escribe Cobos Wilkins, que reincide en la misma idea en otro poema cuando escribe: «Haz memoria. / Alguien llega a tu vida y tú no estás». Pero si no estás allí, podemos preguntarnos, dónde estás. Quizá sí estés presente, pero desprevenido, en soledad porque ahora no hay nadie con quien compartir tu incertidumbre, tu desamparo, tal vez como te ocurría en la infancia, en la cual el dolor no surge de no sentirse amado, sino del amor mismo: «Recuerda esa primera carta de amor o desamor / ―–de amor y desamor–― / oculta en el plumier donde también guardabas / las libélulas y los remordimientos. / Y hoy, / que reviven los tics del solitario, […] los versos son ya polvo en esta página / y van lentos los días y los años fugaces / y más en tu no amor es siempre menos / porque el amor si logras descifrarlo es que no fue…».

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