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Luis Miguel Malo Macaya (Santander, 1953) es, además de poeta, un ferviente militante en el bando de la poesía desde los ya lejanos tiempos de la revista 'Cuévano', pese a que sus publicaciones son algo más que guadianescas: tres libros en casi cuarenta años: 'Solo ... de amor' (1979), 'Nominación a tientas' (1993) y, el más reciente, 'A mi indebido tiempo' (2017), título este último que hace mención a uno de sus temas preferidos, el de la escritura a destiempo, una escritura –la poesía–― que, en lugar de afirmarse a medida que se escribe, parece negarse, quizá porque, como escribe el filósofo francés Jean-Luc Nancy, «La poesía [que] no coincide consigo misma: puede ser que esa no coincidencia, esa impropiedad insustancial, constituya, propiamente la poesía'.
La publicación de 'En papel', su nuevo libro, resulta, ciertamente, inusual. El editor y poeta Francisco Caro ha reunido una colección de poemas de Malo Macaya buceando en su página de Facebook, red social en la que nuestro autor descarga habitualmente sus poemas de tal forma que el poeta apenas ha participado en la confección y estructura del libro, libro, también, formalmente misceláneo que semeja lo que Ezra Pound llamó opus incertum. Una técnica similar es la que emplea en la escritura Malo Macaya, porque, aunque en sus poemas podemos rastrear la huella más visible de nuestra tradición lírica, –alternancia de heptasílabos, endecasílabos, alejandrinos y otros metros más versátiles, con frecuentes encabalgamientos versales–, en muchos casos no se atienen rigurosamente a esos patrones canónicos y, sin embargo, como ocurre con los muros romanos, la solidez del poema es indiscutible. Tendemos a pensar que únicamente la fidelidad rítmica proporciona al poema su andamiaje, como si este fuera solo una destilación sonora del pensamiento y de la idea y esto, con ser en gran parte cierto, no lo es del todo, porque la forma carecerá de vida si no percibimos detrás de ella el espíritu que la anima.
Autor Luis Miguel Malo Macaya
Editorial Mahalta Ediciones
Precio 14 euros
Obviamente, la situación ideal se produce cuando ambas circunstancias se complementan, y eso ocurre principalmente en los sonetos. Leamos, por ejemplo, la primera estrofa del titulado 'Esta voz': «Esta voz que ha de ser correspondida / a tu atención, y en ti no publicada, / ha de ser algún día a ti debida / y en Salinas dos veces escuchada», estrofa que nos ofrece dos guiños intertextuales; por una parte, hace alusión al verso «la voz a ti debida» de Garcilaso de la vega y, por otro, a Pedro Salinas, quien titulo con ese verso el primero de los libros su trilogía amorosa. No son los únicos autores que merodean por estos poemas. El lector avisado encontrará en este libro innumerables referencias a otros poetas, unos con sus nombres: Vallejo, Blas de Otero, Borge, Gerardo Diego, su predilecto Vallejo o Neruda, y otros mencionados indiciariamente, como Gil de Biedma, Pere Gimferrer o nuestros poetas áureos, de quienes ha aprendido a utilizar las estrofas clásicas, cárcel, camisa de fuerza para algunos poetas, campo abierto para otros, como el mismo Malo Macaya. Continuamente el poeta hace alusión a lo no publicado, a lo que continúa siendo fruto de una dedicación casi secreta, por más que difunda sus versos en las redes.
Da la sensación de que Luis solo considera edito, acaso por el carácter volandero y coyuntural de las redes, aquello que está 'En papel', de ahí el acierto que ha supuesto la publicación de este libro. Así lo percibimos en versos como estos: «Si le encierra un libro para nadie, / a todo el mundo se abre en esta página» o estos otros: «Hambre y sed de poema nunca / capaz de escribirlo: hambre / de nombre, sed de no sé / qué beberme al publicarme» y, en el supuesto de que «logren imprimirse un día, / [pero] no tendrán nunca merecidas lecturas / en los ojos capaces de unas críticas buenas». Como vemos, el poeta mantiene con su obra un tira y afloja en la que esta parece tener voz propia y rebelarse contra las intenciones de su creador. En la segunda parte, 'De mí, de ti', estos temas no desaparecen del todo, pero la columna vertebral de esta sección reside en los poemas emocionalmente más comprometidos, aquellos que buscan en el amor su origen, como el dedicado a su madre muerta, en los que la intimidad más acuciante queda al descubierto, eso sí, sin rozar la llamada falacia patética: «Renace / con mi llanto su vida / que es la mía; en mis ojos / ella sigue mirándome, / viva está en el poema / que le escribo aquí» o el soneto 'Escrito para ti y por ti', una declaración amorosa a Ana: «Nombre en que vive mi pasión más sana». El libro finaliza con la sección 'Palabra y tiempo' («La poesía es la palabra esencial en el tiempo», escribió don Antonio Machado), en la que hace referencia a esa escritura que ha ido quedando traspapelada en cuadernos que han dado de fe de, como decía Joan Vinyoli, la medida de un hombre. Ojalá en ellos encuentre el lector su propia medida, su propia condición.
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