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La misteriosa luz de la belleza

La misteriosa luz de la belleza

Poesía ·

Es 'Pájaro en la luz', del madrileño César Rodríguez de Sepúlveda, un libro de excelente factura y riquísimo referencialmente

Sábado, 13 de enero 2024, 08:01

Descubrí la poesía de César Rodríguez de Sepúlveda (Madrid, 1968) gracias a la publicación de 'Oscuro vuelo' (2022). Antes había publicado otros dos títulos que no llegué a conocer por su escasa distribución. Este primer contacto me produjo una agradable sorpresa. Estaba frente a una poesía elaborada con un rigor y una sabiduría propias de quien acarrea un bagaje muy amplio tanto del ejercicio puramente poético como de lo que alimenta ese ejercicio, es decir, de conocimiento, de experiencia vital, pero también libresca. Todo eso se reproduce con mayor intensidad, si cabe, en 'Pájaro en la luz', su nuevo libro. Como escribe Samuel Serrano en el prólogo, sus poemas están llenos «de sus vivencias, de sus sueños, de la contemplación y la lectura, de las paráfrasis y glosas que determinados mitos o las vidas de algunos artistas le sugieren». Nada más cierto, pues por estos poemas ahítos de referencias culturales pululan toda clase de personajes vinculados a una tradición, y no solo literaria, perceptible esta en numerosos versos, calco o glosa de versos precedentes.

El poema 'Hermosa catástrofe' es una especie de pórtico justificativo de lo que el lector encontrará en los poemas siguientes. Es el amor esa hermosa catástrofe, un amor de carne y hueso, nada que ver con el amor cortés –«No venía del cielo, venía de ... la carne, / seísmo misterioso que traía tu nombre, / tu cuerpo dibujado con fantasiosos trazos»– que, pese a sus perniciosos efectos, nos encanta hasta tal punto que no podemos vivir sin él, de ahí el oxímoron del título. Después de este poema, el libro está integrado por dos secciones casi idénticas en su número de versos: 'Nociones de vuelo' y 'Lectura de las sombras'. El milagro de la luz, que da forma y belleza a los cuerpos, a los objetos, origina las reflexiones iniciales, aunque pronto la tradición mitológica y religiosa sirve a Rodríguez de Sepúlveda para trascender a categoría de símbolo la actividad cotidiana. Así, para hablar de las incertidumbres y deberes, a veces, dolorosos, humillantes que lleva aparejada la paternidad se apoya en Dédalo e Ícaro porque «Un padre nunca sabe si su angustia, / su dedicación, / sus consejos, / su amor, le servirán / de algo a su hijo / cuando levante el vuelo, mal armado / contra el viento y el sol y la desgracia» y en el relato bíblico de Abraham y su hijo Isaac. Este relato íntimo da paso a uno contraépico –aunque la construcción formal, en su mayoría hexámetros, es similar en ambos casos–, pues en lugar de cantar hazañas heroicas, defiende la vulgaridad y la cobardía, la vida por encima del honor, los barcos en lugar de la honra: «Abandona, espartano, tira al suelo tu escudo / y corre como un gamo hasta ponerte a salvo […] / sé una ruin sabandija, pero salva tu vida». El poema 'El mágico prodigioso', es una defensa poética de la lentitud creativa: «Fruto de la paciencia es el milagro / de la palabra nueva», escribe, y en 'Impureza', de una manera simbólica contrapone el poema que goza de inspiración divina con el que nace del esfuerzo, de la perseverancia del poeta.

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