Pensamientos metapoéticos
Poesía. ·
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Javier Sánchez Menéndez ofrece en su nueva obra muchas reflexiones acerca de la creación, de la función de las palabras y de su entornoJavier Sánchez Menéndez (Puerto real, 1964) nos ofrece en 'Sobre la naturaleza' ―un título que nos remite directamente al filósofo romano Lucrecio y su 'De Rerum Natura', un anclaje, como veremos, nada circunstancial― una nueva entrega de su proyecto llamado 'Fábula' integrado por diez libros, del que este último volumen séptimo. Antes lo precedieron 'La vida alrededor' (2010), 'Teoría de las inclinaciones' (2012), 'Libro de la tormenta' (2013), 'Mediodía en Kensington Park' (2015), 'Confuso laberinto' (2016) y 'De cuna y sepultura' (2018) en los que trata de desvelar la imbricación entre poesía y vida ―–«Mientras llega la vida florece la poesía»– a través de la experiencia del autor, pero también siguiendo el curso de las reflexiones que sobre este espinoso asunto han escrito autores de la talla de Platón, Heráclito, el propio Lucrecio, Virgilio, Dante, Rilke y un sinfín de poetas y filósofos que pululan por estas páginas de forma aleatoria, pero siempre sosteniendo el armazón teórico de Sánchez Menéndez, embarcado, como decimos, en un proyecto de largo aliento que abarca no solo su particular 'modus vivendi', sino la relación del poeta con su entorno, con los acontecimientos cotidianos, a los que analiza con rigor, no exento de lirismo, como podemos comprobar en los artículos que regularmente publica en 'Huelva información', artículos que, pese a su perentoriedad no están lejos de las reflexiones más sosegadas que integran este y los sucesivos libros de 'Fábula'.
Aunque ya había referenciado en 'Naturaleza' alguno de sus 'poemas en prosa' es, sin duda, en este libro donde culmina, al menos hasta el momento, una relación que se quiere sustancial para el desarrollo del ser humano porque «La naturaleza permite estar y ser, pero ... también no ser. Es su grandeza. Su indeterminación, la gran perplejidad». Sin embargo, este tipo de afirmaciones tan contundentes―–y en algunos casos contradictorias. Véase «Lo grande es proporción, es arbitrario, humilde» o «La tierra es anterior y es posterior»–, en ocasiones crean en el lector una sensación de desconcierto porque carecen de una apoyatura retórica, acaso necesaria para percibir en su extensión el alcance de tales pensamientos, aunque, por otra parte, al hurtar ese desarrollo perifrástico si se quiere, lo que se pretende en generar duda ―–«Que la duda es agravio es una afirmación sorprendente y razonable, pero la eterna duda es como lo justo y lo injusto en Arquelao, su existencia se muestra por convicción, no por naturaleza»–― y carecer de certezas, ser «el reflejo del ángel de las certezas».
Autor Javier Sánchez
Editorial El Bardo. Colección de Poesía.
Páginas 88
Precio 12 euros
Junto a estas disquisiciones de carácter ontológico encontramos en estos textos muchas reflexiones acerca de la creación, de la poesía, de la función de las palabras. Una teoría poética que aboga por la razón y parece desdeñar el componente irracional que la integra, como resulta evidente en muchos de los poetas que Sánchez Menéndez menciona en estas páginas, es la que defiende en textos como este, titulado 'El verso es equilibrio': «La razón y la palabra determina la estructura del poema, retornará también a la naturaleza aquello que es constitutivo. La distancia, la esencia, la música. Todo el arte es un mundo matemático. Las ecuaciones de la vida son el pasaje del origen […] El vacío es importancia. La duda reconocimiento. Del mucho miedo, el preciso. Hacer poesía es razón y es palabra. Planetas, estrellas, mundos. Bajo la forma clara el verso es asequible». Como vemos, nuestro autor defiende la dicción clara, la formulación poética de lo cotidiano (como la reconstrucción de un cenicero, por ejemplo), aunque, para captar la naturaleza trascendente de toda existencia quizá no esté de más evitar lo elusivo y seguir la senda de la razón poética, no de la razón, stricto sensu.
Otro de los asuntos, quizá el principal, que se examina en este libro es el concepto de tiempo. Sánchez Menéndez parece compartir la idea de Agustín de Hipona sobre la arquitectura del pasado, del presente y del futuro, algo que reinterpretó posteriormente Eliot y que ahora nuestro autor lo expone con sus propias palabras adscribiéndolo al efecto poético: «No hay futuro pasado en la poesía verdadera ―recordemos que también es un sensitivo poeta―, pero sí hay un instante que resulta infinito. El perpetuo presente, el cauce temporal de la razón y de la palabra […] Vivir en ese presente único hace desfallecer, agota nuestras fuerzas». La poesía, además, es intemporal y, por tanto, debe mantener una relación fraternal con la Naturaleza. Compuestos de forma aforística («La poesía es plenitud si hay reflejo. La poesía es reminiscencia si hay alimento»), estos textos buscan desentrañar el origen de la palabra –«la palabra es una sinfonía, es verdad, la única certeza»– poética, porque en ella se encuentra la verdad vital, el germen que propicia una existencia digna, una existencia en la que la inocencia y la contemplación sigan teniendo un espacio imprescindible. Nos quedan aún tres volúmenes de este faraónico proyecto. Estaremos atentos.
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