Teoría de la visión
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Jenny Xie escribe su experiencia de una forma subjetiva que, lejos de ponernos a cubierto, nos incita, como lectores, a mirar a través de sus ojosSecciones
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Jenny Xie escribe su experiencia de una forma subjetiva que, lejos de ponernos a cubierto, nos incita, como lectores, a mirar a través de sus ojosEl número de poetas de origen asiático en Estados Unidos que han adquirido cierta influencia en el ámbito poético es especialmente significativo. Estoy pensando en nombres como Nellie Wong, Ocean Voung, Jenny Zhang, Victoria Chang o Li-Young Lee, por citar solo algunos. En nuestro país, sin embargo, no ocurre lo mismo por razones obvias: la inmigración que proviene de estos países es relativamente reciente y solo los inmigrantes de segunda o tercera generación han tenido acceso a nuestro idioma y a nuestra cultura, como le ocurre a Paloma Chan (Valencia, 1977), por ejemplo, quien expresa en su poesía de la pérdida de identidad, del racismo, de feminismo o del abismo cultural que la separa de sus ancestros, algo de lo que también escriben los poetas citados más arriba, pero ya desde una óptica más arraigada en las costumbres adquiridas.
Dentro de este contexto, aparece una nueva voz, Jenny Xie ―nacida en China pero criada en Nueva Jersey y licenciada en las universidades de Princenton y Nueva York―, que, con su primer libro, 'A nivel del ojo' ha obtenido el prestigioso premio Walt Whitman de ... la Academia de Poetas Norteamericanos. El libro comienza precisamente con un poema que habla sobre la identidad, 'Desarraigo', que trasmite esa sensación de sentirse de ningún lugar porque en cada uno de sus muchos viajes va dejando un reguero de pérdidas y acaba afirmado: «¿Yo? Aquí estoy con mis ropas de viaje, probándome la talla de cada pueblo que pasa». Lugares tan dispares como Phnom Penh, Hanoi, Nueva York―–Chinatown o el East River– o Corfú son el escenario de estos poemas. Otro poema, el titulado 'Desplazamiento', incide en la cuestión identitaria: «El dolor con solidez nos desplaza. La alegría de mudar la piel, / de ser una desconocida para una misma», por no mencionar 'Exilio', que comienza, no sin deje irónico, con estos versos: «Brindo por el nuevo país: / descarado y sin centro», un nuevo país donde echar raíces, donde ubicar ese yo disperso, aunque afirme que «mudarme aquí fue una forma de huida». Jenny Xie atiende a sus percepciones visuales buscando una forma de permanencia, la comprensión de una realidad que necesita ser pensada para ser asimilada: «A veces considero que una mente despejada / es la única condición para la delicadeza // o que la memoria se adhiere como un cartílago / a la carne de aquellos que tienen más palabras». La vida cotidiana es analizada desde la humildad de quien necesita ser acogida en ese nuevo mundo aún por descubrir, sobre el que mantiene vigorosas y profundas reticencias: «Me quedo atrás. / El tiempo presente se acerca, pero no penetra en mí».
'A nivel del ojo' es una especie de Bildungsroman poético que da cuenta de los avatares que van determinando su existencia, una existencia que intenta desmenuzar a través de las palabras, única herramienta para verbalizar sus reflexiones, sus incertidumbres, pero también para experimentar el deseo de atarse a un lugar, a un modo de ser y de sentir que siente ajenos: «Dejé a todo el que entraba en mi vida que entrase a través de mí. / Exigí un amor sin sentido y cuerpos resonantes», escribe en 'Historia de los orígenes'.
Autora Jenny Xie. Edición bilingüe.
Traducción Marta del Pozo Ortea
Editorial Vaso Roto, 2023
Páginas 166
Precio 22 euros
Dentro de la enriquecedora variedad formal del libro nos encontramos con poemas en prosa, acaso la forma más adecuada para instrumentalizar una teoría de visión como la que se expresa en este fragmento: «Las seducciones del ver nos cercioran de que existe aquello que permanece invisible. Evadir la visibilidad es su sino. Si, contemplar es poseer, ser observado es ser acoplado a la visión de otro, estática e inmutable». Como no podía ser de otra forma, en un libro cuyo núcleo es el aspecto visual no escasean las imágenes poderosas, seductoras en las que prevalecen la contemplación desde una quietud que se contrapone a la movilidad inicial: «Hielo, pasteles eternos de hielo. / Cuervos que se alimentan de arena», pero el sujeto que percibe aún no ha conseguido asentarse y ensaya diferentes modos de apropiación del presente, disolviendo el yo, cerrando, pudiéramos decir, los ojos: «Viajando y viajando, / pero tanto interior / sin ser escogido por los ojos». No especifica Xie de quién son esos ojos que ignoran aparentemente lo que hay a su alrededor, pero, a tenor de lo que sugieren ciertos versos, podrían pertenecer al otro yo, ese que recopila la información subyacente casi de forma documental, la que no registra el observador en la superficie, por eso la autora reflexiona reiteradamente en estos poemas sobre la mirada, la propia y la ajena, sobre la toma de conciencia que supone sentirse objeto de los ojos de otro, de un, por ejemplo, nativo, cuyo punto de vista difiere mayoritariamente del suyo. ¿Qué realidad es la verdadera?, puede preguntarse Jenny Xey. Para responder a esa pregunta ha escrito este magnífico libro en que la subjetividad de su experiencia, lejos de ponernos a cubierto, nos incita, como lectores, a mirar a través de sus ojos, a ser observador y observado, acaso porque lo visible es lo más difícil de ver.
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