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El VIII cartulario de Santo Toribio, con las primeras palabras en romance, procede del monasterio . María Gil
Compañeros y vaca preñada
Episodios regionales

Compañeros y vaca preñada

Si la historia académica diese algún día validez a las tesis sobre la inauguración escrita del castellano en Santo Toribio (palabras), Piasca (frases) y Santoña (texto), este sería uno de los más inesperados y significativos episodios de la historia de Cantabria

Viernes, 5 de abril 2024, 07:20

La creación de una lengua es algo que se va produciendo a lo largo de varias generaciones. Por eso, un episodio tal como «ese día nació el idioma equis» no cabe en una historia del lenguaje. Hay sí, lenguas artificiales que podemos datar, por ejemplo el esperanto cuando en 1887 el médico polaco Zamenhof publicó la primera gramática. Pero no podemos decir una fecha exacta para el italiano, el alemán o la lengua española, de soltera castellana. Lo que sí se puede fechar, con un poco más de aproximación al hoyo 18 de la historiografía, son los testimonios escritos de dichas lenguas. Y de ahí la búsqueda del texto superviviente más veterano.

Por ejemplo, el código de leyes del rey Ethelberto de Kent es el más antiguo resto de prosa en inglés. Data de en torno al inicio del siglo VII, cuando en España reinaban los visigodos. En Francia, parecen ser los llamados 'Juramentos de Estrasburgo', versión romance a mediados del siglo IX de la promesa de dos hijos de Carlomagno. En alemán, el texto más antiguo conservado es el 'Códex Abrogans', una especie de diccionario alemán-latín que se escribió en 780 dC. Estos son textos completos, pero hay algunas muestras sueltas anteriores, como el inglés rúnico en vasijas. En italiano, el documento más anciano es el 'Placito capuano', que data de 960 y consiste en una declaración jurada sobre propiedades monásticas benedictinas. No necesitamos tampoco la precisión del relojero suizo. Se ve claramente cómo desde finales del VI hasta finales del IX se van esbozando evoluciones que mucho después configurarán, debidamente estandarizadas por imprentas, academias, escuelas y periódicos, las lenguas actuales.

Los benedictinos fueron también la orden que gestionó el monasterio de Santo Toribio de Liébana desde el siglo VI hasta el primer tercio del siglo XIX. Mil trescientos años de tradición. Y el caso es que una nueva teoría, a cargo del investigador Ramón Grande, sostiene (acaba de publicarse en forma de libro en Santander) que las primeras palabras escritas en romance castellano que conservamos constan en un diploma de finales del siglo VIII del cartulario de Santo Toribio, cuya copia posterior, en la baja Edad Media, nos ha llegado al presente. Estas palabras son 'gasalianes' (compañeros) y 'baca vitulata' (vaca preñada). El autor considera haber identificado más palabras romances en otros diplomas de este mismo cartulario que datarían del siglo IX, amén de algunas menciones en copias de los comentarios de Beato de Liébana al 'Apocalipsis' de San Juan (de finales del VIII también).

«La tesis elaborada por Grande tras su lectura de una serie de cartularios confiere prioridad temporal a Liébana sobre Valpuesta y San Millán de la Cogolla como episodio monástico de escritura del romance»

Esta tesis, que se complementa con las muestras de frases romances en el cartulario lebaniego de Santa María de Piasca y con un primer texto completo en Santa María del Puerto en Santoña (ambas categorías, de finales del XII), suscitará sin duda viva polémica, y acaso fuerce algún reexamen por los expertos de toda la documentación disponible, para determinar si estos argumentos son tan convincentes como sensacionales.

Como no soy medievalista, tampoco me veo capacitado para estimar si esas copias posteriores de diplomas son fidedignas en sus alusiones a fechas o en las palabras que los copistas escribían a partir de los diplomas originales. Quienes hemos estudiado filosofía encontramos, al tratar con los clásicos grecorromanos, no pocas disquisiciones sobre si Platón o Aristóteles dijeron tal o cual, a partir de las desviaciones de los copistas antiguos y medievales en la transmisión de los textos y en las copias de copias. El monje francés Jean Mabillon se hizo un nombre en el siglo XVII creando las ciencias de la Diplomática (cómo autentificar y datar un documento) y la Paleografía (cómo descifrar y clasificar los textos antiguos), que fueron esenciales para la constitución de la historia como una ciencia de nivel académico y no como una simple rama de la literatura.

Pero, en todo caso, la tesis elaborada por Ramón Grande tras su lectura de una serie de cartularios confiere prioridad temporal a Liébana sobre Valpuesta y San Millán de la Cogolla como episodio monástico de escritura del romance. Una gran resistencia desde Castilla y Rioja es, por tanto, previsible, por razones científicas o de campanario. Las palabras del cartulario lebaniense se refieren esencialmente a propiedades: casas, caballos, molinos, vacas, hórreos, pumares. Se trata de documentos mercantiles, importantes por su valor jurídico, y por tanto hay que suponer que elegían esos nombres 'nuevos' para que no hubiera dudas sobre el bien en cuestión, es decir, porque el uso era ya general. Esto llevaría a pensar que el romance hablado sería algo anterior.

Grande sugiere que se formó en el crisol de gentes que se agrupó en el norte tras la imparable campaña islámica de conquista. Que el castellano venga de los cántabros ya sería motivador, pero que naciera gracias a los norteafricanos sería un ejemplo del carácter esencialmente paradójico de la historia humana, que ya Tocqueville proclamó sin que nadie se lo haya podido censurar seriamente.

En la hipótesis de que los expertos verificasen esta nueva lectura, Cantabria se convertiría en la cuna del castellano escrito, bien entendido que el 'castellano' como tal, lengua de cierta configuración y calidad literaria, apenas puede identificarse antes de Alfonso X el Sabio y de sus grandes empresas editoriales (como las historias de España y la universal).

Añadir a la reliquia del Lignum Crucis la reliquia semiótica de aquella vaca preñada, que ahora salta a sus quince minutos de fama, introduciría en la historia de Cantabria uno de sus episodios más significantes e inesperados: las primeras palabras escritas en una lengua de proyección universal.

Más que episodio regional, pues, lo dejaremos provisionalmente en 'candidato a episodio'. Es de tanto alcance el envite… No se duda hoy de que la lengua castellana temprana surgió en la zona de intersección del romance navarro-aragonés (influido por hablas vasconas) y del romance astur-leonés (cercano al gallego): una zona que va desde Rioja-Álava por oriente hasta el alto Pisuerga por el oeste, y hacia el litoral norte de esta franja. En esa amplia geografía se alzaban los monasterios implicados en esta determinación de orígenes, así que hay discusión para rato.

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